Reafirman la confianza de Fidel en los jóvenes para continuar y defender la Revolución

Creación de la UJC

Para varias generaciones de jóvenes a lo largo de los 62 años de creación de la Unión de Jóvenes Comunistas, este 4 de abril será siempre el día en que el Comandante en Jefe Fidel Castro llamó a creer en los jóvenes y les encomendó la histórica tarea de continuar y defender la obra revolucionaria.
“A nosotros nos ha correspondido el privilegio o el derecho de empezar a hacer esta Revolución, a nosotros nos ha correspondido la oportunidad de comenzar.  A ustedes sí que les corresponderá el privilegio de llevarla adelante.  A nosotros nos han correspondido tal vez los momentos más duros, los más difíciles; nos ha tocado el momento de la Revolución en que las ideas tienen que abrirse paso por entre el bosque de los prejuicios, de los hábitos, de las costumbres y de las ideas de la sociedad vieja” dijo Fidel en la clausura del Primer Congreso de la Asociación de Jóvenes Rebeldes donde la organización juvenil decidió cambiar su nombre a Unión de Jóvenes Comunistas.
Reunidos desde varios días antes en el Salón Libertad, antiguo Salón de Embajadores del emblemático Hotel Habana Libre, los 596 delegados de las seis provincias de entonces encabezados por su presidente Joel Iglesias (fallecido en 2011), el más joven comandante del Ejército Rebelde, aprobaron 13 resoluciones que marcaron el rumbo a seguir para el trabajo con los jóvenes en todos los sectores.
Los resultados más importantes del Congreso fueron la adopción del nombre de Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), organización de carácter marxista–leninista, y la aprobación de sus primeros Estatutos como la organización juvenil del entonces Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba, aunque sería orgánicamente independiente y estaría dirigida por los propios jóvenes.
La UJC se definió como comunista por sus objetivos, educativa por sus métodos, clasista por su naturaleza, y orgánicamente independiente, con una estructura territorial entonces con niveles de dirección desde el Congreso y el Comité Nacional hasta las provincias, regiones, municipios, seccionales y como estructura fundamental los Comités de Base.
En la clausura de este histórico Congreso el 4 de abril de 1962 en el Estadio Latinoamericano Fidel resumió la misión de la UJC, con tanta fuerza, vigencia y llamado a la acción, que ha mantenido e incrementado su vigencia en estos 62 años cuando convocó a todos a creer en la juventud.
“¿Por qué miramos con admiración a los jóvenes?, ¿por qué miramos con cariño a los jóvenes?  Miramos con admiración y con cariño a los jóvenes porque los jóvenes han hecho mucho por esta Revolución nuestra, porque los jóvenes han escrito páginas de heroísmo muy grandes en esta Revolución nuestra; porque los jóvenes nos han dado sobradas razones en todos los órdenes para tener fe en los jóvenes.  Por todo lo que han hecho los jóvenes, por todo lo que han hecho en la historia de nuestra patria, por todo lo que han hecho en la historia de nuestra Revolución, es por lo que nosotros creemos en los jóvenes, creemos en los jóvenes, creemos en los jóvenes —y lo repito— porque creer en los jóvenes significa una actitud, creer en los jóvenes significa un pensamiento”, proclamó Fidel ante un estadio repleto convertido en ovación.
Y amplió ese concepto al agregar: “Creer en los jóvenes determina una conducta, y la conducta de nosotros, dirigentes revolucionarios, no sería la misma; si no tuviésemos fe en los jóvenes, si no creyésemos en los jóvenes, nuestra conducta y nuestra actitud sería distinta; nuestro trabajo con los jóvenes sería distinto y los resultados, de no creer o de creer, serían también muy distintos. Es necesario que creamos en los jóvenes.  Creer en los jóvenes no es ver en los jóvenes a la parte del pueblo simplemente entusiasta; no es ver en los jóvenes a aquella parte del pueblo entusiasta pero irreflexiva; llena de energía, pero incapaz, sin experiencia.  Creer en los jóvenes no es ver a los jóvenes simplemente con ese desdén con que muchas veces las personas adultas miran hacia la juventud”.
“Creer en los jóvenes, subrayó Fidel, es ver en ellos además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la patria, fe en la patria!, ¡amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos!, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas. Creer en la juventud es ver en la juventud la mejor materia prima de la patria, la mejor materia prima de la juventud, de la Revolución; creer en la juventud es mirar todo lo que nuestra juventud puede hacer; es ver en esa juventud los dignos continuadores de la obra revolucionaria; es ver en la juventud a mejores continuadores o constructores de la obra revolucionaria mejores todavía que nosotros mismos”.
Años después, en su discurso en la clausura del I Congreso de los Pioneros, efectuada en el Palacio de las Convenciones el 1 de noviembre de 1991, Fidel alertaba que “La invasión cultural, destructora de nuestras identidades, arma nuclear del siglo XXI para el dominio del mundo, como ha sido calificada, es un problema real que sufren ya en grado muy alto los pueblos de nuestro idioma y nuestra sangre, afectando a todos: niños, jóvenes y adultos”. Y afirmaba que “Con inteligencia y con valor saldremos adelante, con inteligencia y con valor somos sencillamente invencibles, y algún día tendrán que apearse de esa nube nuestros enemigos; y aquellos que creen que la Revolución se cae, nada que esté erigido sobre pilares de acero podrá caerse jamás, y todo el que viva encaramado en una nube se caerá siempre”.
En uno de sus últimos encuentros con estudiantes universitarios, el 23 de junio de 2007 a nueve años de su fallecimiento en el 2016, Fidel recordaba a Martí cuando dijo “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra” y afirmaba que “nunca antes esta (la sociedad) se vio tan amenazada por la combinación del subdesarrollo político de la sociedad y las creaciones de la tecnología, que parecen no tener límites y se van más allá de toda racionalidad en su capacidad de autodestrucción.  Guerras de exterminio, cambios de clima, hambre, sed, desigualdades, nos rodean por todas partes”.
“Ser o no ser” —creo que dijo Shakespeare en uno de sus dramas. Esa es la alternativa de los jóvenes. Cualquier otra cosa sería vivir en el más idílico de los mundos algunas decenas de años, que en la historia del tiempo no serían más que unos segundos” y finalizaba reiterando su confianza en los jóvenes, al afirmar que “si los jóvenes fallan, todo fallará. Es mi más profunda convicción que la juventud cubana luchará por impedirlo. Creo en ustedes”.

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