Inició la tiranía batistiana su Ofensiva de Verano que concluyó en derrota

Fidel Castro
La dictadura de Fulgencio Batista para eliminar a Fidel Castro y su Ejército Rebelde en la Comandancia de La Plata, inició el 24 de mayo de 1958, hace 65 años, su Ofensiva de Verano con varios batallones y compañías diseñadas para subir a la montaña y bloquear las diferentes vías de acceso posibles. La proeza militar en que 220 rebeldes, que llegaron a unos 300 al final de la ofensiva, vencieran a más de 10 000 soldados y oficiales de una dictadura envalentonada por el fracaso de la huelga general del 9 de abril de 1958, fue reconocida por militares y estrategas de diferentes países del mundo. La Comandancia General rebelde, concentrada en el Primer Frente, elaboró su estrategia de lucha encaminada a ofrecer una mayor resistencia al enemigo a medida que se produjera el repliegue a lugares estratégicos, mantener en el aire Radio Rebelde, así como disponer de un territorio básico donde funcionaran hospitales, talleres y escuelas. Esto significó un cambio en la táctica de combate de la guerrilla, que pasó a la guerra de posiciones y a la lucha por el control de un territorio mediante una resistencia que decidiría su futuro, tras el inicio de la Ofensiva de Verano en el poblado de las Mercedes, la más avanzada posición rebelde en ese momento. En su libro testimonial “La victoria estratégica” el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz analiza la situación en la Sierra Maestra y en el país en mayo de 1958, cuando se desató la gran ofensiva que el enemigo consideró como la batalla definitiva que liquidaría de una vez por todas la amenaza rebelde. “Durante los meses iniciales de 1958, al tiempo que se consolidaba la lucha guerrillera y tenía lugar un cambio cualitativo de la guerra, se mantenía en ascenso el clima insurreccional en el resto del país, relata Fidel. El decisivo estímulo aportado por las sostenidas victorias rebeldes, el progresivo fortalecimiento de los mecanismos organizativos y funcionales del aparato clandestino del Movimiento 26 de Julio, la participación en la lucha contra la tiranía de sectores cada vez más amplios de la población en todo el país y la escalada en la brutalidad represiva del régimen, contribuían a crear condiciones muy propicias para el desarrollo del enfrentamiento popular en todas sus modalidades”. “Este auge de la lucha popular creó en la dirección del Movimiento en el llano la apreciación de que las condiciones eran favorables en el país para el desencadenamiento de la huelga general revolucionaria, que había sido siempre -como expliqué- el objetivo estratégico final para lograr el derrocamiento de la tiranía. En diciembre de 1958, con 3 000 combatientes victoriosos y el llamado a la huelga general revolucionaria, frustramos todas las maniobras contrarrevolucionarias, y controlamos las 100 000 armas en poder de las fuerzas armadas al servicio del régimen en 72 horas”. “El Ejército Rebelde, después de 76 días de incesante batallar en el frente número Uno de la Sierra Maestra, rechazó y destruyó virtualmente a la flor y nata de las fuerzas de la tiranía ocasionándole uno de los mayores desastres que pueda haber sufrido un ejército moderno”, concluye Fidel en su análisis. “Infortunadamente, explica el Jefe de la Revolución, existen muy pocos documentos sobre los planes de operaciones del Ejército batistiano para destruir el pequeño Ejército Rebelde cuando comenzó a dar nuevamente señales de vida, después de su segunda liquidación, esta vez en los altos de Espinosa, cuando un pequeño grupo de 24 hombres estuvo a punto de ser totalmente liquidado con todos sus futuros comandantes: Raúl (Castro), jefe del Segundo Frente Oriental; el Che (Guevara), jefe del frente al este del Turquino y de la Columna Invasora Ciro Redondo; Camilo Cienfuegos, jefe de la vanguardia de nuestra columna; Efigenio Ameijeiras, de la retaguardia de la misma, que dirigidos por mí, con el resto de los expedicionarios del Granma, asestamos los primeros golpes al enemigo, causándoles numerosas bajas a los paracaidistas de Mosquera y a las tropas de Casillas, sin sufrir una sola baja. Conmigo, en los altos de Espinosa, el enemigo estuvo a punto de eliminarnos a todos por la traición de Eutimio Guerra”. “En los primeros días de marzo de 1958 partieron de La Mesa, en la Sierra Maestra, dos nuevas columnas rebeldes designadas con los números 6 y 3, al mando de dos nuevos comandantes, Raúl Castro Ruz y Juan Almeida Bosque, ambos combatientes del Moncada y expedicionarios del Granma, recién ascendidos. Uno llevaba la misión de crear el Segundo Frente Oriental Frank País, y otro, el Tercer Frente Mario Muñoz Monroy, en las proximidades de Santiago de Cuba. Entre ambos llevaban casi 100 combatientes de la Columna 1, buenos pelotones y escuadras, y buenas armas. El Ejército Rebelde crecía en hombres, experiencia y calidad. Como ave Fénix había resucitado de sus cenizas”. “En el Granma no venía ni el 5 porciento de las armas automáticas que considerábamos necesarias para una lucha exitosa, apelábamos por ello a los fusiles de precisión y otras armas asequibles para derrotar a las fuerzas de los institutos militares al servicio de Batista. Al fin y al cabo, nos vimos obligados a partir de cero, después del ataque sorpresivo enemigo en Alegría de Pío. Nuestro proyecto había recibido de nuevo un rudo golpe. No podíamos exigirle a otros que creyeran en nuestra victoria militar, había primero que demostrarla. Hoy, enfatiza Fidel en el citado libro, no albergo la menor duda de que sin la victoria del Ejército Rebelde, la Revolución no habría podido sostenerse”. La Ofensiva, llamada por el gobierno también como FF o Fin de Fidel, terminó en un rotundo fracaso militar que abrió el camino del triunfo del 1 de enero de 1959.
Compartir:

Añadir nuevo comentario