
A principios de julio de 1968, hace 56 años, comenzó a circular en Cuba el Diario del Che en Bolivia, provocando una explosión editorial mundial al conocerse el testamento histórico del pequeño grupo guerrillero encabezado por el Comandante Ernesto (Che) Guevara en el altiplano boliviano.
Escrito por el Guerrillero Heroico durante la contienda desarrollada en ese país desde noviembre de 1966 hasta octubre de 1967, el esperado diario salió de las imprentas de la Editora Política a inicios de julio de 1968, con Una Introducción Necesaria escrita por el Comandante en Jefe Fidel Castro, y fue publicado luego en numerosos países del mundo.
Escrito para la posteridad, aun sin proponérselo, esas páginas forman parte de la gran gesta libertaria de la América Nuestra. La edición fue revisada y cotejada la difícil escritura del Che por su viuda, Aleida March, e incluye, un prefacio de su hijo mayor, Camilo, así como mapas y fotos de la gesta boliviana.
Fidel aclaró en su introducción que “era costumbre del Che en su vida guerrillera anotar cuidadosamente en un diario personal sus observaciones de cada día. En las largas marchas por terrenos abruptos y difíciles, en medio de los bosques húmedos, cuando las filas de los hombres, siempre encorvados por el peso de las mochilas, las municiones y las armas, se detenían un instante a descansar, o la columna recibía la orden de alto para acampar al final de fatigosa jornada, se veía al Che, como cariñosamente lo bautizaron desde el principio los cubanos, extraer una pequeña libreta y con su letra menuda y casi ilegible de médico, escribir sus notas.”
“Contiene todas las notas que escribió desde el 7 de noviembre de 1966, día en que el Che llegó a Ñancahuasú, hasta el 7 de octubre de 1967, vísperas del combate de la Quebrada del Yuro. Cuando se recibe el Diario faltaban sólo unas pocas páginas, pero que por corresponder a fechas en que no tuvieron lugar hechos de importancia, no altera en absoluto el contenido del mismo.”
El líder de la Revolución Cubana aclara que “se ha podido precisar que el Che estuvo combatiendo herido hasta que el cañón de su fusil M-2 fue destruido por un disparo, inutilizándolo totalmente. La pistola que portaba estaba sin balas. Estas increíbles circunstancias explican que lo hubiesen podido capturar vivo. Las heridas de las piernas le impedían caminar sin ayuda, pero no eran mortales.”
Respecto a la autenticidad del texto reveló Fidel que "la forma en que llegó a nuestras manos este Diario no puede ser ahora divulgada". Posteriormente se conoció que en 1968 un grupo de hombres, incluyendo un empleado de la CIA en Bolivia, hicieron lo imposible: transgredir la seguridad "inquebrantable" de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y enviar a Cuba los facsímiles de cada página.
“Aunque el documento por sí mismo no ofrecía la menor duda acerca de su autenticidad, recalca Fidel, todas las copias fotostáticas fueron sometidas a un riguroso examen a fin de comprobar no sólo dicha autenticidad sino incluso cualquier posible alteración, por pequeña que fuese. Los datos fueron además cotejados con el Diario de unos de los guerrilleros sobrevivientes, coincidiendo ambos documentos en todos los aspectos.”
"Ahora que he cumplido 80 años, pretendo revelar toda la injerencia que cometía la CIA", así expresó el boliviano Ricardo Aneyba, exjefe del departamento técnico de dicha agencia de inteligencia estadounidense en Bolivia y uno de los protagonistas de esta historia. En octubre de 2017, el rostro de Aneyba se mostró por primera vez al mundo por los escritores e investigadores cubanos Froilán González y Adys Cupull -- autores del libro “La CIA contra el Che” -- en el acto por el 50 aniversario del asesinato del Che, en Vallegrande, Bolivia, donde se conserva en exposición el diario original.
En 1968 las fuerzas de izquierda iban germinando incluso dentro del propio gobierno boliviano, uno de cuyos ministros, Antonio Arguedas, fundador del Partido Comunista de ese país en la década del 50 y 15 años después aliado a la CIA, desde su posición de ministro del Interior, abrió las puertas para su conocimiento público.
El ademán que hizo Arguedas a Aneyba dio luz verde para iniciar la acción, conocida luego como “Operación Gaveta” de donde salieron del país las piezas fílmicas camufladas en una cobertura de música. Primero a Chile, donde jugaron un importante papel los periodistas Hernán Uribe, editor de la revista Punto Final, su director general, Manuel Cabieses, y el diplomático Luis Fernández Oña, quien fue el primero en autenticar la letra.
El periodista chileno Mario Díaz fue el encargado de cruzar las fronteras y llevarlo a La Habana para entregarlo en las propias manos de Fidel. En Cuba se realizaron rápidamente las comprobaciones y en julio de 1968 un millón de ejemplares del Diario se repartieron gratuitamente al pueblo cubano.
Cuba fue la primera en el mundo en publicar el Diario, desbaratando así el plan concebido para desacreditar a la Revolución Cubana y su máximo líder. La filtración del documento y de las 13 páginas extraídas por el gobierno boliviano sacudió allí la jefatura del Ministerio del Interior e hizo a Arguedas abandonar el país y someterse a la justicia ordinaria y al tribunal de los militares.
Permanece aún sin aclarar el confuso accidente que causó posteriormente la muerte de Arguedas. Han pasado 56 años, y el Diario del Che en Bolivia continúa publicándose.