
La batalla naval ocurrida el 3 de julio de 1898, hace 126 años, entre la escuadra española concentrada en la bahía santiaguera y una poderosa flota de guerra estadounidense puso fin al dominio colonial español en territorio cubano y en toda América debido a la contundente victoria estadounidense.
La escuadra española al mando del Almirante Pascual Cervera y Topete con la flota norteamericana bajo la guía del Almirante William Thomas Sampson y el Comodoro Winfield Scott Schley se enfrentaron durante el conflicto armado conocido como Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, primera acción bélica del naciente imperialismo estadounidense.
Cervera, hombre de una vasta experiencia en operaciones navales, había sido enviado a Santiago de Cuba el 29 de abril de 1898 para frenar cualquier intento de toma del oriente cubano por parte de las fuerzas estadounidenses tras el fracaso ocurrido en la Batalla de Cavite, Filipinas, donde Estados Unidos, con inferioridad numérica derrotaron a las fuerzas españolas.
Para esta misión el Almirante Cervera contaba con cuatro cruceros acorazados y dos contratorpederos. El buque insignia del Almirante Cervera era el crucero acorazado Infanta María Teresa, el cual iba al frente de los también cruceros acorazados Almirante Oquendo, Vizcaya y Cristóbal Colón.
Las fuerzas navales estadounidenses estaban compuestas por cuatro acorazados modernos (USS Texas, USS Iowa, USS Indiana y USS Oregon, estos dos últimos de la misma clase), dos nuevos cruceros acorazados (USS Brooklyn y USS New York; este último llegó justo a tiempo para participar en el final de la batalla), un torpedero (USS Ericsson) y tres cruceros auxiliares (USS Gloucester, USS Resolute y USS Vixen; el primero fue anteriormente el yate de J. P. Morgan conocido como Corsair, el segundo era un mercante reconvertido, y el tercero, un yate armado que fue propiedad de un financiero.
El USS New York era el buque insignia del Almirante William Thomas Sampson y a su vez el navío insignia de la fuerte escuadra estadounidense. Este crucero acorazado era único de su clase y su construcción había sido autorizada por el Congreso de Estados Unidos en 1888 y ya el 2 de diciembre de 1891 estaba siendo botado al agua por los astilleros William Cramp and Sons. Este poderoso navío poseía un desplazamiento de 8.150 toneladas, con un blindaje de 101 mm. en el cinturón y 150 mm. en la cubierta. Su armamento estaba compuesto por 6 cañones de 203 mm., 12 cañones de 102 mm., 8 cañones de 6 libras, 4 cañones de 1 libra y 3 tubos lanzatorpedos de 360 mm. Su velocidad era de 21 nudos. Toda una joya entonces de la Armada de los Estados Unidos.
Cervera, que ve su salida de la boca del puerto de Santiago de Cuba como un acto suicida, estima que lo mejor es defender la ciudad con sus dotaciones reforzando a las tropas en tierra, y hundiendo, si es necesario, los barcos para que no cayera en manos del enemigo. Pero, otra era la idea del gobierno de Madrid que le ordena salir a sacrificar sus buques, en nombre del honor español.
Los estadounidenses presionaban cada vez más para que los navíos españoles se le enfrentaran en un combate naval. El alto mando militar estadounidense ordeno el hundimiento del vapor Merrimac, cargado de carbón y con un cinturón de barriles llenos de pólvora para cerrarle el paso a los buques ibéricos. El buque fue descubierto por los centinelas españoles y el fuego comenzó de inmediato desde la batería de Punta Gorda, mientras al mismo tiempo, se dispararon dos torpedos desde los cazatorpederos, provocando el hundimiento del navío sin que llegaran a detonar los barriles de pólvora. El barco quedó hundido cerca de Cayo Smith y la entrada de Santiago continuó libre.
El día 2 de julio de 1898 el capitán general Ramón Blanco ordenó desde La Habana a Cervera abandonar el puerto de Santiago ante la inminente ocupación de la ciudad por las fuerzas terrestres estadounidenses y el consiguiente peligro de captura de los barcos. Cervera, convencido de la imposibilidad de lograrlo y de que el intento constituiría un verdadero suicidio, apeló sin éxito al ministro de Marina Segismundo Bermejo:
El 3 de julio en las aguas próximas a la bahía de Santiago de Cuba, se libró el fatal combate entre la escuadra española del Almirante Cervera con 28 980 toneladas y la norteña de Sampson con 57 252 toneladas. El almirante Cervera optó por precipitar el desenlace de lo que ya se sabía que iba camino de convertirse en tragedia. La salida de la escuadra se haría a las 09:30 horas de la mañana, a plena luz del día, siendo ventajoso para los estadounidenses ya que podían ubicar bien a los buques españoles. La salida del puerto se produjo de uno en uno dado lo estrecho de la boca de la bahía.
En algo más de cuatro horas, la escuadra española del Atlántico quedó aniquilada por el poderío naval estadounidense. Si esta se hubiera quedado en la ciudad hubiese brindado mayor apoyo a la defensa artillera con sus piezas navales. El mero hecho de estar en el puerto significaba un aliento moral para los defensores, quienes confiaban en el poderío de su endeble escuadra, aunque era considerada en esa época la sexta mejor del mundo.
Las bajas de la escuadra española fueron cuantiosas: 332 muertos, 197 heridos y 1 670 prisioneros. Por parte americana, tan sólo 1 muerto y 3 heridos. Las primeras noticias del desastre llegarían a través de un grupo de marineros supervivientes de uno de los buques, uno de los cuales se negó a entregarse a los americanos. Jamás se había visto algo parecido en la historia naval.
Sin el apoyo de los 131 cañones de la artillería de los buques, la ciudad de Santiago de Cuba fue bombardeada el día 11 de julio. El Ejército Libertador Cubano por su parte llegó hasta el Cementerio Santa Ifigenia combatiendo. Cayeron los barrios Gascón, El Cobre, Dos Pedritos. El día 14 la ciudad se rendía por completo ante las tropas norteamericanas.