
Wifredo Oscar de la Concepción Lam y Castilla es el más universal de los pintores cubanos, y murió en París a los 80 años el 11 de septiembre de 1982, tras ocupar lugares cimeros en grandes galerías del mundo con una obra integradora de elementos de origen africano y chino presentes en Cuba.
Sus pinturas tienen un lugar permanente en los principales museos de Europa, Estados Unidos y otros países del mundo. Entre sus principales creaciones destacan La jungla, La silla, Malembo, Canto a Camosis, Arpas cardinales, Presente eterno, Escalopendre, Flor luna, Luz de arcilla, y Rumor de tierra.
Sus principales exposiciones personales están en el First Papers of Surrealism en Nueva York, las de surrealismo en París, Praga, Milán, en Cuba y en el Instituto de Arte Moderno de Chicago, entre otros centros culturales del mundo.
Lam nació el 8 de diciembre de 1902 en un barrio humilde de Sagua la Grande, provincia de Villa Clara, hijo de un comerciante y escribano chino y una mulata criolla, por lo que llevaba en su sangre una mezcla africana, española, china y aborigen.
Desde sus primeros años demostró inclinación hacia el dibujo y la pintura y el Museo de Historia de su localidad natal atesora algunas de sus pinturas en edad temprana.
En 1920 matriculó en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura San Alejandro, en La Habana, donde estudió hasta 1923. Los retratos y paisajes que realizó allí le abrieron de inmediato las puertas de la Asociación de Pintores y Escultores de La Habana y de sus Salones de Bellas Artes.
En 1923 viajó a España para estudiar pintura como becario del ayuntamiento de Sagua la Grande. Estudió en la Academia de San Fernando de Madrid, recorrió diferentes sitios de la geografía peninsular y construyó un vocabulario visual que evolucionó de los retratos y el paisaje de corte académico hacia los temas y lenguajes del arte moderno.
Participó en la defensa de la República Española. Integró las brigadas artísticas internacionales y el sindicato de pintores de la Unión General de Trabajadores (UGT), para el cual realizó carteles de propaganda durante la contienda. Pintó en 1937 una gran tela titulada La guerra civil, inspirada en el drama bélico, que está en una colección privada en Caracas.
En 1938 se trasladó a vivir en París, Francia, donde conoció al artista español Pablo Picasso con quien sostuvo estrecha amistad. Este lo introdujo en el mundo artístico parisino, en el que intimó con André Breton --ideólogo del surrealismo--, Benjamín Péret, Pierre Loeb y reconocidos poetas y escritores europeos. Su gracia personal le permitió insertarse en los círculos más selectos de las vanguardias artísticas de la primera mitad del siglo XX, y su lenguaje plástico evolucionó con celeridad hacia un estilo muy sobrio, de simplicidad compositiva y esquematismo formal deudores del cubismo.
Pintó series de figuras aisladas, parejas, maternidades y familias, y entre ellas sobresalieron El desastre, de 1938 (colección privada, Miami), y Dolor de España, de 1938 (colección privada, París). El 30 de junio de 1939 inauguró su primera exposición personal de importancia en la Galería Pierre de la capital francesa. Meses después expuso en Gouaches by Picasso y luego en Drawings by Wifredo Lam, en la Perls Galleries de Nueva York.
Cuando estalla la II Guerra Mundial, Lam se traslada a Marsella e ilustra un poema de André Breton que aparece en el libro Fata Morgana (1940). Se embarca en el buque Pont de Merle con los escritores André Breton, Claude Levi Strauss, Víctor Serge y unos 300 intelectuales. Es hecho prisionero en la isla Martinica y lo internan por 40 días en un campo de concentración.
Los años posteriores a su regreso a Cuba en 1941 representaron el período decisivo en su carrera. “Imprimió ciertos giros a la tradición pictórica euroccidental dentro de la cual se había formado, al crear nociones híbridas hasta entonces inéditas en la historia del arte. Las visiones y vivencias de su infancia, el mítico paisaje insular, la incorporación de contenidos e iconografías procedentes de los sistemas mágico-religiosos de origen africano extendidos en el Caribe y en Cuba, intervinieron en la definición de su arte”, señalan autorizados expertos.
En ese período pintó una extensa serie de óleos y temperas. Entre ellas, La silla (Colección del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana), La Jungla (Colección del MoMA de Nueva York) y La mañana verde, todas de 1943. En particular, La Jungla ha sido interpretada como la síntesis de un ciclo antillano, en virtud del espacio barroco dominante y la atmósfera creada por la asociación de lo humano, lo animal, lo vegetal y lo divino.
Lam pasa el período comprendido entre 1947 y 1952 entre Cuba, New York y París. Viajero incansable, en 1952 retornó a Europa, desde donde articuló conexiones con el resto del mundo a través de viajes y exposiciones y proyectó con mayor fuerza la universalidad de su obra. En 1955 expone en la Universidad de La Habana, en gesto solidario con los estudiantes que se oponen a la dictadura de Fulgencio Batista.
En sus continuas visitas a la Isla exhibió pinturas, dibujos y grabados en galerías y museos entre 1962, 1963, 1966 y 1977. En 1967 fue uno de los artífices del traslado del Salón de Mayo de París a La Habana. Una selección de su imaginario está permanente en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, y su obra ha inspirado más de 20 monografías, poemas, cientos de ensayos, artículos, reseñas, documentales, programas de radio y de televisión.
Falleció en 1982 en París a los 80 años. El año anterior le había sido impuesta la Orden Félix Varela, la más alta distinción que en la cultura confiere el Estado cubano. Por voluntad expresa, sus restos fueron trasladados a Cuba, donde recibe el homenaje eterno de su pueblo al que tanto amó