
Un 22 de abril, pero de 1870 hace 155 años, nació en Simbirsk, Rusia, Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), cuya obra y aportes al marxismo lo sitúan como un paradigma imprescindible para comprender la evolución de la sociedad y desbrozar el camino para la revolución y la construcción del socialismo.
Lenin, como se le conoce universalmente, inició la carrera de abogado en 1892 en la Universidad de Kazán y se licenció en la Universidad de San Petersburgo donde examinó por la libre, debido a estar dedicado ya a la lucha revolucionaria contra el zarismo. Fue encarcelado y desde la prisión sacó, a través de su hermana y de su novia Nadeszha Krúpskaya, los manuscritos de su primer libro “El desarrollo del capitalismo en Rusia” publicado en 1889.
Desterrado a Siberia en 1897 se casó allí con su novia en 1898 y escribió parte de sus obras. Al iniciar 1900, con 30 años de edad y casi calvo, comenzó su primer exilio en Suiza donde puso en marcha su viejo proyecto de publicar un periódico de alcance nacional para Rusia, el cual llamó Iskra (La Chispa) que vio la luz el 21 de diciembre de ese año con un editorial suyo. A partir de otro artículo publicado en la Revista Zaria en diciembre de 1901 comenzó a firmar como “Lenin”.
La aparición del libro ¿Qué hacer?” en marzo de 1902, una de sus obras más importantes, lo identifica como el líder de los marxistas rusos. Esta obra desató la polémica en torno a cómo estructurar el Partido dentro del Segundo Congreso de los socialdemócratas rusos, donde se consumó la ruptura entre los seguidores de Lenin, llamados bolcheviques y que eran mayoritarios, y los mencheviques reducidos a una minoría.
Lenin regresó a Rusia en 1905 para incorporarse a la espontanea revolución que había estallado y tras la derrota de ésta se vio obligado a exilarse de nuevo, etapa que aprovechó para forjar un partido revolucionario marxista. En 1916 publicó “Imperialismo, fase superior del capitalismo”, donde argumenta frente a otras tesis que la revolución socialista es posible también en países atrasados y con rezagos feudales como Rusia.
Volvió a su patria en abril de 1917, en la clandestinidad al existir una orden de captura en su contra, y el 23 de octubre (según el calendario ruso) el Comité Central del Partido Bolchevique acepta su propuesta de insurrección.
Una vez llegados al poder, Lenin y los bolcheviques promulgaron tres decretos: el de la tierra que prescribía la propiedad terrateniente y entregaba la tierra a los campesinos; el de la paz, mediante el cual Rusia salía de la guerra imperialista iniciada en 1914; y el de las nacionalidades, que otorgaba a las antiguas naciones subyugadas por el zarismo la opción de independencia o integrar la República Socialista Federativa de Rusia.
Durante años, con más intensidad entre 1918 y 1920, las fuerzas contrarrevolucionarias comandadas por antiguos generales zaristas intentaron derrocar el Estado soviético con el apoyo de Francia y Estados Unidos, pero fueron derrotados por el Ejército Rojo, integrado por campesinos y obreros.
El país quedó devastado tras la guerra y el hambre reinó en amplias regiones, lo cual Lenin se propuso enfrentar de inmediato con la reconstrucción económica de Rusia, comenzando a edificar la superpotencia que llegó a ser en pocos años.
El 30 de agosto de 1918 Lenin fue objeto de un atentado por un socialista moderado, del cual resultó herido, pero quedó con vida y tras lo cual comenzó una depuración de las filas revolucionarias. El 2 de marzo de 1919, pese a las dificultades de la guerra civil y basado en sus principios internacionalistas, inauguró en Moscú el Primer Congreso de la III Internacional con los movimientos obreros y comunistas del mundo, y los de liberación nacional de los pueblos sometidos al colonialismo y al neocolonialismo en Asia.
En marzo de 1922 Lenin asistió por última vez a un congreso del Partido, un mes después se le intervenía quirúrgicamente para extraerle las balas que continuaban alojadas en su cuerpo desde el atentado en 1918. Pese a su delicado estado de salud, el 30 de diciembre de 1922 Lenin proclamó la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y dictó la carta considerada su testamento donde expresa su temor ante la lucha por el poder entablada entre León Trotsky y Iósif Stalin en el seno del Partido.
El 21 de enero de 1924 una hemorragia cerebral acabó con su vida a los 54 años, dejando el legado de su vida y obra, en la que hizo realidad su frase de que “No hay teoría revolucionaria sin práctica revolucionaria y viceversa”.
"Lenin es de esos casos humanos realmente excepcionales. La simple lectura de su vida, de su historia y de su obra, el análisis más objetivo de la forma en que se desenvolvió su pensamiento y su actividad a lo largo de su vida, lo hacen en realidad ante los ojos de todos los humanos un hombre verdaderamente —repito— excepcional", afirmó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto por el centenario de su natalicio el 22 de abril de 1970.