
Ursinio Rojas Santiesteban, fue el legendario dirigente sindical azucarero que sustituyó a Jesús Menéndez luego de su asesinato, organizador de la huelga del 9 de abril de 1958, encarcelado 37 veces, y luego del triunfo revolucionario miembro 25 años del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC).
El 9 de noviembre de 1913 nació este líder obrero en un humilde hogar en la finca el Mamey de Tacajó, perteneciente entonces al municipio Banes, hijo de padre carretero y madre que lavaba ropa hasta altas horas de la noche para sobrevivir, ambos analfabetos y con siete hijos que mantener. Por ser Ursinio el mayor tuvo que trabajar desde niño y ayudar en el cuidado de los animales, sin tiempo para ir a la escuela. A los siete años una vecina instaló una pequeña escuelita al lado de su casa, la maestra se interesó por enseñarle las vocales y se mantuvo hasta el segundo grado, por una cuota que debía pagar su padre a la maestra.
Inició siendo un niño su vida laboral, que comenzaba en tareas agrícolas a las cinco de la mañana y terminaba pasadas las seis de la tarde, por lo cual enfermó. Después de recuperarse lo colocaron en una farmacia, donde fregaba pomos y limpiaba los pisos, laboraba durante de 10 a 12 horas diarias y le pagaban nueve pesos mensuales.
Más tarde trabajó repartiendo periódicos, revistas y las cartas que llegaban al correo, todos los días caminaba varios kilómetros, recorría el batey y varias colonias percibiendo 12 pesos mensuales. No pudo seguir en la escuela.
Comenzó a trabajar en el central azucarero a los 16 años en la zafra de 1929, en labores de limpieza durante 12 horas seguidas, por las cuales ganaba un peso veinte centavos diarios. Después de la violenta represión a las luchas obreras azucareras en 1934, se incorporó al corte de caña, hasta que, en la zafra de 1937, comenzó a trabajar en la casa de bagazo que era uno de los trabajos más duros del ingenio y donde se pagaba sólo el salario mínimo. Esto le ayudaría a forjar su temple de luchador sindical, su carácter clasista, y formaría sus ideas de comunista y antiimperialista.
Desde enero de 1939 trabajó junto a Lázaro Peña y a mediados de 1940 se le promovió a Secretario Organizador de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en la provincia de Oriente. Comenzó a visitar centrales para organizar a los obreros y en 1941 dirige la huelga de Niquero que dura 15 días y asume proporciones heroicas, en reclamo del pago del descanso retribuido siendo el primer ingenio en que se logra cobrar tan importante reivindicación.
En 1946 dirige y gana la poderosa huelga de los centrales Preston y Boston, hecho que conmueve a todo el proletariado nacional. A Ursinio le correspondió el gran mérito de sustituir a Jesús Menéndez en la dirección nacional de los obreros azucareros, tras ser asesinado en la estación de ferrocarril de Manzanillo el 22 de enero de 1948. En ese cargo mantuvo una posición combativa y militante hasta el año 1951.
Desde 1951 hasta 1955 fue Secretario General del Comité Provincial del Partido Socialista Popular (PSP) en Camagüey, y a partir de 1955 hasta 1959 es promovido a responsable nacional del trabajo sindical en el PSP. Durante estos años fue miembro del Buró Político del Partido y organizó los Comité de Defensa de las Demandas y los Derechos de los Trabajadores.
En octubre de 1957 viaja a la Sierra Maestra en nombre de la dirección nacional del Partido Socialista Popular para entrevistarse con el Comandante Fidel Castro, en aras de organizar la huelga general en abril del año siguiente, y poco después el PSP comenzaría a brindar autorización a sus militantes para integrar las filas del Ejército Rebelde. En 1958 cumpliendo las orientaciones del líder de la Revolución ayuda en la creación del Frente Obrero Nacional del Movimiento 26 de Julio, para lo cual estuvo cinco semanas en la Sierra Maestra coordinando con Fidel la constitución del Frente Obrero Nacional Unido.
El 10 de noviembre de 1958, participó en la fundación de la Federación Obrera Nacional Unida (FONU) y dirigió la creación de los Comités de Unidad en los centros de trabajo. El 16 de diciembre de 1958, salió de Santa Clara hacia Placetas y se encontró con la tropa de Camilo Cienfuegos. Ursinio le planteó a Camilo la proposición del Che Guevara de celebrar el congreso obrero en su territorio, este lo acogió con gran entusiasmo y se celebró en el poblado ya liberado de Yaguajay durante los días 20 y 21 de diciembre de 1958.
Al triunfar la Revolución fue elegido dirigente de la CTC nacional, ocupando posteriormente el cargo de secretario general del Sindicato Agrícola y del Azucarero desde 1961 hasta 1968.
En marzo de 1970, junto al Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque y Armando Hart Dávalos, pasa a dirigir el Partido en las provincias orientales y atiende todos los centrales azucareros en esta región, radicando en Santiago de Cuba.
En 1976 se traslada con su familia para La Habana cuando el Partido le propone dirigir la Unión Internacional de Sindicatos de la Alimentación con sede en Bulgaria, de la cual será su Secretario General a partir de agosto de 1977. Por su meritorio trabajo fue condecorado con el Sello Dorado de los Sindicatos Búlgaros a su regreso al país en 1981, y le entregó al Comandante en Jefe Fidel Castro los ahorros acumulados de su salario en los cinco años (12 000 dólares) para que fueran utilizados en las Milicias en la defensa de la patria.
Meses después regresa a su provincia natal, donde comienza a trabajar como Asesor Político del primer Secretario del PCC en Holguín. En el XV Congreso de la CTC, en solemne ceremonia Ursinio, recibió de manos del Comandante en Jefe Fidel Castro la orden Lázaro Peña de Primer Grado.
En el tercer Congreso del PCC efectuado en diciembre de 1985 es liberado de su cargo como miembro del Comité Central, por razones de edad, y posteriormente, en junio de 1986, de sus labores en el PCC provincial a causa de una aguda enfermedad. En 1993 es hospitalizado en varias oportunidades por una neumonía avanzada, hasta que fallece el 18 de enero de 1994, a los 81 años. Concluye así la vida de un líder obrero y destacado revolucionario, cuyo ejemplo perdurará por siempre en los dirigentes sindicales.