“Sin Eduardo Chibás no hubiese sido posible la Revolución Cubana”, Fidel Castro

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“Sin Eduardo Chibás no hubiese sido posible la Revolución Cubana. Eduardo Chibás estaba con el pueblo, estaba presente, su obra estaba latente en el pueblo, y sobre esa base se edificó la Revolución triunfante”, bastaría esa afirmación de Fidel Castro para definir su influencia en la Generación del Centenario.
Su último aldabonazo lo dio Chibás al dispararse un tiro en el abdomen el 5 de agosto de 1951, ante los micrófonos de la emisora CMQ durante su escuchado programa de denuncia a la corrupción del gobierno de Carlos Prío, y falleció tras larga agonía el 16 de agosto, hace 73 años y poco antes de cumplir 44 años.
Su entierro fue la mayor manifestación de duelo popular registrada hasta entonces en el país y las palabras de homenaje en su tumba en el Cementerio de Colon fue una de las primeras acciones del triunfante jefe del Ejército Rebelde el 16 de enero de 1959, nueve días después de su entrada en la capital.
“Junto a esta tumba, que está llena de recuerdos para todos nosotros y que hoy no simboliza sólo a aquel gran paladín que cayera cuando más lo necesitábamos, sino también a aquellos que cayeron en la lucha y que tanto los necesitamos hoy:  Eduardo Chibás, Pelayo Cuervo Navarro y Juan Manuel Márquez. Ningún homenaje, pues, más sincero, más ferviente y más espontáneo”, dijo Fidel.
Y recalcó ese legado al afirmar que “sin la prédica de Eduardo Chibás, sin lo que Eduardo Chibás hizo, sin el civismo y la rebeldía que despertó en la juventud cubana, el 26 de julio no hubiera sido posible… El 26 de julio fue, pues, la continuación de la obra de Chibás, el cultivo de la semilla que él sembró en nuestro pueblo… Tu causa, tu ideal, dejó de ser la causa y la idea de un Partido, para convertirse en la causa, en la idea y en la ilusión de todo un pueblo”.
Chibás encarnaba entonces la honradez, la honestidad, y había acusado públicamente en 1950 al ministro de Educación del gobierno de Prío del robo de grandes sumas de dinero del presupuesto nacional, pero como no pudo obtener pruebas de su denuncia, acudió al suicidio para lavar su honor.
La referencia a Chibás estuvo presente en el célebre documento dirigido a la nación, conocido como el Manifiesto del Moncada, escrito por el poeta de la Generación del Centenario Raúl Gómez García, donde proclamaba: “se levanta el espíritu nacional desde lo más recóndito del alma de los hombres libres. Se levanta para proseguir la revolución inacabada de Céspedes en 1868, que continuó Martí en 1895, y actualizaron Guiteras y Chibás en la época republicana. En la vergüenza de los hombres de Cuba se asienta el triunfo de la Revolución Cubana. La Revolución que no ha triunfado todavía. Por la dignidad y el decoro de los hombres de Cuba, esta Revolución triunfará”.
Eduardo Chibás nació en Santiago de Cuba el 26 de agosto de 1907. A los 17 años matriculó la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana y fue miembro del Directorio Estudiantil Universitario. Con 18 años participó en la manifestación del 17 de diciembre de 1925 para exigir la libertad de Julio Antonio Mella y, al ser detenidos por la fuerza pública en el Parque Central se enfrenta a los uniformados gritándoles “¡Una Constitución escrita con la sangre de Maceo y Martí debe ser respetada!”.
Fue expulsado de la Universidad por sus actividades contra la prórroga de poderes impuesta por Machado. Luego de la caída del dictador tuvo gran influencia en la Comisión Ejecutiva y el Gobierno de los Cien Días. Fue delegado a la Constituyente y Representante a la Cámara en 1940, fustigó al gobierno de Fulgencio Batista por prestarse al agiotismo, la bolsa negra y los asesinatos políticos y lo calificó de “una catástrofe nacional de gigantescas proporciones”.
Ingresó al Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) y fue de los más firmes defensores del gobierno del presidente Ramón Grau San Martín (1944-1948), pero desengañado del autenticismo por la inmoralidad pública y la corrupción fundó el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) bajo la consigna “Vergüenza contra Dinero” y creó la hora radial dominical La Voz de las Antillas, en defensa del pueblo.
“El día que Chibás, cuyo cadáver fue velado en la Universidad de La Habana, iba a ser enterrado, propuse a la dirección ortodoxa dirigir aquella enorme masa hacia el Palacio Presidencial y tomarlo… Había un gobierno desorganizado y lleno de pánico, un ejército desmoralizado y sin ánimos para reprimir a aquella masa. Nadie habría resistido”, escribió Fidel el 25 agosto 2007 al cumplirse 100 años de su natalicio, pero hubo que esperar al 1 de enero de 1959 para que su último aldabonazo resonara por fin.

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