
En una cuna adinerada de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, nació Salvador Cisneros Betancourt el 10 de febrero de 1828, con el título de Marqués de Santa Lucía concedido a su familia por el Rey de España, y el cual dedicó su fortuna y vida a la independencia de Cuba.
Según su propio testimonio, estuvo involucrado en la conspiración que condujo al alzamiento de Joaquín de Agüero y Agüero en 1851, y en 1868 fue uno de los principales líderes de la Junta Revolucionaria de Camagüey. Su firme decisión de no permitir que los españoles concentraran todo el poderío contra los patriotas orientales, determinó el alzamiento de los camagüeyanos el 4 de noviembre de 1968 en Las Clavellinas.
Su actitud contribuyó a que no prevalecieran las gestiones conciliadoras y traidoras de algunos que confiaban obtener mejoras de la metrópoli. En la reunión de Las Minas, la noche del 26 y madrugada del 27 de noviembre, antes de que Ignacio Agramonte llamara a arrancarle a España mediante las armas la libertad de la patria y decidiera que los patriotas se pronunciasen por la revolución, Cisneros ya se había pronunciado por la guerra libertadora.
Un día después, fue el combate de Bonilla, bautizo de fuego de los camagüeyanos para detener el tren de Puerto Príncipe a Nuevitas con fuerzas del Conde de Valmaseda en tránsito hacia Oriente. Allí estaba Cisneros, de pie sobre la línea del ferrocarril, sin armas y alentando a los patriotas.
La Guerra Grande fue una dura prueba para la familia del Marqués. Hombres y mujeres acostumbrados a una vida de lujos vieron sus existencias transmutadas en incertidumbre, hambre y muerte. Penalidades, confiscación de sus bienes y, lo más preciado, la muerte de su esposa y de varios de sus siete hijos en la manigua fue el costo del sacrificio, pero nada lo debilitó.
Cisneros Betancourt participó en el combate de Arenillas y presidió el Comité Revolucionario de Camagüey. Fue delegado por Camagüey a la Asamblea Constituyente de Guáimaro y, al proclamarse allí la República de Cuba en Armas, es nombrado Presidente de la Cámara de Representantes. Investido de tan alta representación participa en numerosos combates, dando siempre en ellos pruebas de valor y serenidad.
Es nombrado Presidente de la República en Armas el 27 de noviembre de 1873 cuando fue depuesto Carlos Manuel de Céspedes por decisión de la Asamblea, pues desde el 13 de abril de 1872 se había acordado que, en caso de quedar vacante la más alta magistratura encontrándose ausente el vicepresidente, el encargado de asumir el cargo sería el presidente de la Cámara.
Fue herido en un brazo durante el ataque a la Torre Óptica de Colón, y junto con los miembros de su gobierno acompañó a la columna invasora, bajo el mando del mayor general Antonio Maceo, desde Mangos de Baraguá hasta Ciego de Potrero, en Sancti Spíritus, desde donde regresó a Oriente.
Cuando la Guerra Grande tambaleaba por la actitud claudicante de muchos de los oficiales del Ejército Libertador, Cisneros no aceptó el Pacto del Zanjón y protestó los acuerdos al mismo capitán general español, Arsenio Martínez Campos. Al comprender Cisneros que la independencia en esa oportunidad no se podría obtener por la división reinante en las filas mambisas, le reclama a España, infructuosamente que, al menos, ponga fin a la esclavitud.
Después del pacto claudicante Cisneros viaja a Estados Unidos, de donde regresó en 1884. Al comenzar la Guerra de 1895 se alza el 5 de junio de ese año, al frente de 12 camagüeyanos, en Las Guásimas de Montalbán, y se sumó al mayor general Máximo Gómez en Sabanilla del Junco.
Presidió luego la Asamblea Constituyente de Jimaguayú donde resultó electo Presidente de la República en Armas, convirtiéndose en el único cubano que ocupó ese cargo en dos ocasiones. Después de concluido su gobierno en 1897, no ocupó cargo alguno manteniéndose con su escolta y ayudantes hasta el final de la guerra y votó en contra de la destitución del mayor general Máximo Gómez como General en Jefe del Ejército Libertador.
Cuando se produjo la intervención de Estados Unidos en la guerra de los cubanos contra España, Cisneros fue uno de los pocos en las filas de los mambises que desconfió de la ayuda del vecino yanqui. Llegó incluso a predecir qué tal intervención amenazaba la independencia de Cuba.
Posteriormente fue elegido delegado por Camagüey a la Asamblea Constituyente de 1901, y senador por Camagüey para el primer Congreso de la República en mayo de 1902. Se opuso firmemente a la aprobación de la Enmienda Platt por el gobierno de Tomás Estrada Palma y el 2 de agosto de 1907 inició un movimiento para enfrentar la corriente anexionista, que en la segunda intervención militar norteamericana pretendía convertir a Cuba en un protectorado norteamericano.
Fundó, el 10 de octubre de ese año, la Junta Patriótica de La Habana. El 26 de marzo de 1913 resultó proclamado presidente del Comité Pro Abolición de la Enmienda Platt y fue reelegido en el senado por el pueblo camagüeyano.
El luchador que dedicó su vida a la independencia de Cuba, Salvador Cisneros Betancourt, marqués de Santa Lucía, murió en una modesta vivienda en la Ciudad de La Habana, el 28 de febrero de 1914. Una de las principales calles de su natal Camagüey lleva su nombre y su pueblo siempre le rinde homenaje.