
José Quintino Bandera Betancourt, conocido en la historia de Cuba como Quintín Bandera, cumpliría este 30 de octubre el 190 aniversario de su nacimiento. Este general de división del Ejército Libertador participó en las tres guerras de independencia y fue mandado a asesinar en 1906 por Tomás Estrada Palma con la guardia rural durante la llamada Guerrita de Agosto, por oponerse a la intervención de Estados Unidos y la Enmienda Platt.
Un 30 de octubre de 1834 nace Quintín en una modesta vivienda muy cerca del barrio Los Hoyos en Santiago de Cuba, en el seno de padre y madre negros libres que vivían en la mayor pobreza. Desde niño aprendió a trabajar en disímiles oficios, sin soñar con poder asistir a una de las nueve escuelitas para niños negros que había en todo el país en esa fecha.
En su juventud conoció a varios jóvenes con quienes se encontraría años después como mambises en las guerras por la independencia de Cuba. Entre ellos los hermanos Maceo, Flor Crombet, Guillermón Moncada y otros. Desde muy joven, en 1850 cuando solo tenía 16 años, comenzó a involucrarse en conspiraciones contra el dominio español, y el 1 de enero de 1869, ya con 35 años, se incorporó a las fuerzas del general Donato Mármol en Palma Soriano.
Tuvo su primer ascenso a cabo, en tan solo los primeros ocho días de combate, y llegó en su vida a alcanzar los grados de General de División, ganados machete a machete, con sus famosas cargas al machete, hasta 1895.
Su mayor éxito político fue el de estar con su “compadre”, el general Antonio Maceo, en la Protesta de Baraguá. En cuanto a lo militar, tuvo participación en las tres guerras con cientos de combates, y en la última guerra, estuvo Quintín a cargo de la principal fuerza del Cuerpo de Infantería del Ejército Libertador, constituyendo la médula de la Invasión a Occidente.
Figuró entre los organizadores de la Guerra del 95 en la región de Santiago de Cuba, donde se alzó el 24 de febrero de1895 con el mismo grado de teniente coronel con que terminó la Guerra del 68. Participó en cientos de combates y en su trayectoria se incluye la destitución del mando por Maceo al haber confundido la misión trasmitida a través de un ayudante, y aún arrestado continúo combatiendo en cinco acciones. Luego fue felicitado por el propio Maceo por el exitoso ataque a San Cristóbal a la que siguieron numerosos combates. Durante la invasión también recibió una sanción del general Máximo Gómez por detener el avance de las tropas a su mando en reclamo de pertrechos que consideraba necesarios. Después siguió combatiendo.
Después de la guerra, cuando los yankis escamotearon la victoria de los mambises, Quintín comprendió que entregaban nuestra Isla a los Estados Unidos, y se indignó por las carboneras y el apéndice bochornoso de la Enmienda Platt, marchando en 1906 de nuevo a la manigua para seguir la Guerra necesaria de José Martí contra el gobierno entreguista.
Desengañado de ese movimiento, se refugió en la finca El Garro, entre Arroyo Arenas y El Cano, propiedad de un simpatizante de los sublevados. Guiados por un trabajador de la finca las fuerzas militares del gobierno de Estrada Palma rodearon el sitio. Al escuchar Quintín la orden de darle muerte se encaró con los asesinos y les recordó que venía luchando por la independencia de Cuba desde 1851. De nada sirvió, los soldados lo mataron de cuatro disparos y lo cubrieron de machetazos. El general de las tres guerras fue asesinado el 23 de agosto de 2006, a los 73 años, por orden del entonces presidente, Tomás Estrada Palma, siguiendo las ordenes de Washington.
El presidente Estrada Palma prohibió enterrarlo en tumba propia y ordenó arrojarlo en una fosa común, lo que fue violado por un sacerdote que lo enterró en una fosa con su propio nombre y le comunicó a la viuda para que sus hijos pudieran recordar siempre a este patriota.