
Pablo de la Torriente Brau murió en combate a los 35 años por liberar a España del fascismo, y su rica trayectoria revolucionaria, literaria e internacionalista está íntimamente vinculada a Cuba, aunque nació en Puerto Rico un 12 de diciembre hace 122 años.
La intensa vida de este destacado revolucionario, escritor y periodista, comenzó en San Juan, Puerto Rico, donde nació el 12 de diciembre de 1901 y fue llevado de niño por sus padres a Cuba.
En 1909 realiza estudios primarios en las Escuelas Internacionales de El Cristo, en Santiago de Cuba, donde continúa la segunda enseñanza en 1915 en el Colegio Cuba y luego en el Instituto de esa ciudad. Posteriormente en la Universidad de La Habana desarrolló sus luchas contra las dictaduras de Gerardo Machado y la primera de Fulgencio Batista.
Se inició en el mundo periodístico en el periódico El Nuevo Mundo y en la Revista El Veterano en 1920, como redactor, cobrador, repartidor y agente de publicaciones. Luego en la Revista Alma Máter y Revista de la Habana, en el año 1930, mantuvo un activo trabajo periodístico. Tuvo una importante participación periodística en el periódico Ahora, desde donde cubrió importantes eventos como el proceso de depuración de la Universidad en el año 1934, además de dar a conocer el asesinato de Ivo Fernández y Rodolfo Fernández, escrito por el cual posteriormente tiene que exiliarse.
Pablo integró el Directorio Estudiantil Universitario creado en 1930 para luchar contra el tirano Gerardo Machado. Participó de los esfuerzos para exigir la libertad de Julio Antonio Mella cuando su famosa huelga de hambre y resultó herido en la manifestación del 30 de septiembre. Dos meses después, el 30 de noviembre, participó en otra manifestación, en la cual fue hecho prisionero y varios días encarcelado, lo que lo obligó a pasar a la clandestinidad. En enero de 1931 fue detenido junto a los principales dirigentes del Directorio Estudiantil durante más de tres meses. Posteriormente pasaría alrededor de un año en el llamado Presidio Modelo de Isla de Pinos. De esa primera experiencia publicó su reportaje titulado “105 días preso”, y de la segunda en el Presidio Modelo “La Isla de los 500 asesinatos”.
En estos años cultivó una estrecha amistad con Rubén Martínez Villena; denunció desde las páginas del periódico Ahora la explotación sufrida por los campesinos del Realengo 18 y, desde el exilio en México, condenó el asesinato por la dictadura de Batista de Antonio Guiteras y Carlos Aponte.
Fue un cronista imaginativo e incesante de los múltiples y cruciales acontecimientos históricos por los cuales transcurrió su vida en Cuba, Estados Unidos y España. A través de sus crónicas, reportajes y entrevistas renovó el lenguaje de los medios de comunicación donde escribía. Es considerado el mayor cronista de su época y el padre del género testimonio en Cuba. Su epistolario, publicado luego como libros, constituyen verdaderas joyas de la literatura revolucionaria y conservan frescura y fuerza a pesar de los años.
La obra narrativa no testimonial de Pablo —novela, cuento— es representativa de la vanguardia cubana, e incorporó a ella la riqueza del habla popular y la agudeza del humor para reflejar vigorosos y trascendentes temas humanos.
La última etapa de su trabajo periodístico transcurrió en la Guerra Civil Española, a la cual se incorporó en septiembre de 1936 como corresponsal de varias publicaciones de América Latina y Estados Unidos. En ella escribió las crónicas recogidas posteriormente bajo el título “Peleando con los milicianos”.
En la guerra contra el fascismo, fue comisario político de las Brigadas internacionales en un batallón y así murió combatiendo en Majadahonda, España, el 19 de diciembre de 1936, durante la heroica defensa de Madrid.
En la defensa de la República Española Pablo realizó una tarea multifacética como periodista, comisario político y combatiente y dejó un legado histórico para las nuevas generaciones.
A su intensa obra escrita pertenecen los títulos siguientes. En Testimonio: “La isla de los 500 asesinatos” (que escribe en el Presidio Modelo y publica en el periódico Ahora en una serie de 13 artículos,); “Presidio Modelo” y “105 días preso” (antecedente del periodismo testimonial en Latinoamérica); “Peleando con los milicianos” (crónicas y testimonio); y “Realengo 18”.
Sus crónicas más conocidas son: “Reivindicación de Emilio Salgari”; “Hombres de la revolución”; “Cuatro muchachas” y “En el parapeto”. Sus cuentos fueron: “El héroe” (1928, publicado el 14 de julio de 1929, en el Suplemento Literario del Diario de la Marina); “Batey” (1930) y “Asesinato en la casa de huéspedes”.
Su único ensayo conocido fue: “Álgebra y política”, y su novela es “Aventuras del soldado desconocido cubano”. A su obra se unen poesías, en especial el libro “Motivos del viaje bajo la noche lunar” (1929).
En su numeroso epistolario destacan los libros “Cartas cruzadas”, donde reúne el formidable epistolario de su exilio y “Cartas y Crónicas de España”, que reúne, por primera vez, las versiones originales de sus trabajos escritos en España, y fue publicado por el Centro Cultural que lleva su nombre en La Habana, en la colección Palabra de Pablo, de sus Ediciones La Memoria.