
El 23 de julio de 1958 muere el Capitán del Ejército Rebelde, Osvaldo Herrera González, después de sufrir largas y horribles torturas al ser capturado por una delación en cumplimiento de una importante misión encomendada por su jefe, el Comandante Camilo Cienfuegos, quien lo consideraba el compañero insustituible.
Dos meses antes, el 30 de mayo, Camilo tomó la importante decisión de nombrarlo para dirigir la reorganización del Movimiento 26 de Julio en las ciudades de Bayamo, Holguín y Victoria de Las Tunas, por la ineficiencia demostrada allí, y pocos días después se despide de su jefe. Sería la última vez que Camilo vería a su valeroso y querido lugarteniente, y según relata el combatiente, escritor y periodista William Gálvez ambos se despidieron con un fuerte abrazo.
La actividad de Osvaldo en dichas ciudades fue breve, pero intensa, describe el libro Señor de la Vanguardia. Adopta el pseudónimo de Orlando Leyva y se mueve con celeridad de un lugar a otro. En carta a Raúl Castro, Camilo valora altamente su trabajo: “En estas direcciones de Holguín y Bayamo tengo un hombre, el Capitán Osvaldo Herrera, como coordinador de las 4 ciudades, está trabajando muy bien y si te puede ser útil escríbele o mándale algún hombre de confianza, el nombre que usa es Orlando”.
En uno de sus viajes a Bayamo, un «chivato» lo reconoce, lo detienen y comienzan las horribles torturas. Muy duros debieron ser los últimos minutos del Capitán Osvaldo Herrera en las mazmorras de la tiranía. Como segundo de la tropa de Camilo Cienfuegos en los llanos del Cauto y capitán auditor había llevado el Diario de Campaña y conocía al detalle todo lo relacionado con la guerrilla. También su más reciente condición de coordinador del M-26-7 en las ciudades de Bayamo, Manzanillo, Holguín y Victoria de Las Tunas lo hacían dueño de secretos sumamente codiciados por el enemigo. Sometido a salvajes torturas en el cuartel de Bayamo, no sabía hasta dónde podría resistir y temía tener un minuto de flaqueza.
Era el 23 de julio de 1958, y tan solo dos días después cumpliría 25 años. De sus labios no saldría ninguna palabra comprometedora pese a estar en un estado crítico por las crueles torturas. La muerte era preferible a la delación y decidió ahorcarse, poniendo el cinto en su cuello, amarrándolo de la colombina y dejándose caer.
Osvaldo Herrera nació en la ciudad de Santa Clara el 25 de julio del año 1933. Cursó sus primeros estudios en su lugar de nacimiento, luego estudia bachillerato. Al producirse el Golpe de Estado del 10 de marzo fue expulsado del instituto por su actitud y manifestaciones revolucionarias. En la capital, matricula Derecho en la Universidad de La Habana y continúa su labor conspirativa. Perseguido con saña sube a la Sierra Maestra, y se incorpora a la Columna Uno José Martí, comandada por el Comandante en Jefe. De ahí pasará a las órdenes del entonces capitán Camilo Cienfuegos quien pronto lo nombra teniente auditor y juntos planean un ataque a Bayamo, que incluye varios puntos clave y es ascendido a capitán por su capacidad y valor, y Camilo le asigna la tarea de llevar el diario de Campaña. Después de las sucesos de la huelga de abril toma el mando de una de las guerrillas y le asignan esta última importante misión.
La muerte del bravo capitán le causa un profundo dolor a su jefe y amigo, el ya Comandante Camilo, quien al conocer que ha sido designado por Fidel Castro para dirigir una columna invasora que llevaría la Revolución hasta Pinar del Río, le propone al máximo líder que se llame Osvaldo Herrera, en homenaje al valiente santaclareño, inmolado en la flor de su vida. “Fidel le explicó que ya se había escogido el nombre de "Antonio Maceo", y Camilo comprendió que al tratar de reeditar la página más gloriosa de la Guerra del 95, el más adecuado, sin duda, era el del genial táctico y estratega mambí.”
No obstante, en la orden firmada por Fidel asignándole a Camilo Cienfuegos la misión de la invasión, está el mayor y mejor reconocimiento al revolucionario santaclareño: “Para premiar, destacar y estimular los actos de heroísmo en los soldados y oficiales de la columna invasora no. 2 Antonio Maceo, se crea la medalla del valor Osvaldo Herrera, capitán de dicha columna, que se arrancó la vida en las prisiones de Bayamo después de gallarda y heroica actitud de resistencia frente a las torturas de los esbirros de la tiranía.”
Varios centros e instituciones docentes y productivas de su ciudad natal, de Villa Clara y del país se honran con llevar el nombre de Osvaldo Herrera, incluido el barrio que le viera crecer como hombre y revolucionario, y el pueblo cubano rinde homenaje a la memoria de este héroe que prefirió la muerte a rendirse.