
Abril de 1967, mes muy duro para la guerrilla del Comandante Ernesto Che Guevara en Bolivia. Al conocer el día 25 la muerte del capitán Eliseo Reyes Rodríguez, cuyo nombre de guerra era Rolando o San Luis, el Che lo calificó en su diario de campaña como Día Negro.
“Hemos perdido el mejor hombre de la guerrilla y, naturalmente, uno de sus pilares, compañero mío desde que, siendo casi un niño, fue mensajero de la Columna 4, hasta la invasión y esta nueva aventura revolucionaria; de su muerte sólo cabe decir, para un hipotético futuro que pudiera cristalizar: Tu cadáver pequeño de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma”, escribió el Che.
Eliseo Reyes nació el 27 de abril de 1940, en una finca del barrio rural Chamarreta, municipio San Luis, provincia de Santiago de Cuba, en el seno de una familia muy humilde y con la miseria como único futuro en aquel sistema de oprobio. En Caridad de Bucuey de ese municipio sus padres, en unión de sus 11 hijos, echaron raíces y criaron a su extensa prole.
Tuvo que trabajar desde muy pequeño y esforzarse doblemente para poder vencer sus estudios, pues se sabía dotado de inteligencia y deseos de superación, pero nunca pudo continuarlos por falta de recursos y negarse a recibir “recomendaciones” de politiqueros a cambio de votos.
Fue un combatiente cubano que participó en la lucha contra el dictador Fulgencio Batista. Firme y valiente, fiel y decidido cuando las circunstancias lo exigieron, es un ejemplo de combatividad revolucionaria para las nuevas generaciones de cubanos y latinoamericanos.
Cuando se produce el desembarco del yate Granma, en diciembre de 1956, Eliseo y sus hermanos ya integraban una célula del Movimiento 26 de Julio y a principios de agosto de 1957, junto a un grupo de 50 campesinos, se interna en las montañas de la Sierra Maestra. La ruta emprendida lo lleva al campamento del comandante Ernesto Che Guevara, en las inmediaciones del Hombrito, quien, al verlo a sus 17 años con el cuerpo delgado de casi un niño, duda que resistiera los rigores de la lucha. Fue su tesón, seriedad y disciplina los que hacen que se integrara a tareas muy necesarias, primero como mensajero y en otras misiones importantes, hasta convertirse en un soldado de vanguardia.
Sus compañeros de armas lo bautizaron con el nombre de su terruño natal y, a partir de ese momento, es conocido por todos como San Luis. De esa forma, lo sorprende la orden del Comandante en Jefe Fidel Castro de crear una columna invasora dirigida por el Che para operar en la antigua provincia de Las Villas y que fuera seleccionado para participar de la misma. Difíciles fueron el trayecto, la persecución y los combates hasta que finalmente llegan al territorio asignado en octubre de 1958.
En la Campaña de Las Villas sobresale por su coraje al mando de un pelotón en las acciones más riesgosas, hasta que definitivamente llega al triunfo revolucionario de 1959 con grados de capitán. Desde los primeros momentos asumió importantes responsabilidades. Fue jefe de la Fortaleza Militar de La Cabaña, participó en los combates de Playa Girón en abril de 1961, en la lucha contra bandidos (1959-1965), y luego pasa a formar parte del grupo de fundadores del Ministerio del Interior (MININT), del cual fue su delegado en la provincia de Pinar del Río.
Por su trayectoria y firme postura revolucionaria, Eliseo Reyes es elegido miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC). En julio de 1966 recibe la noticia de que había sido seleccionado para formar parte de un grupo de combatientes internacionalistas, sin saber aun quién sería su jefe.
Marcha junto al Che hacia Bolivia, con el nombre de "Rolando", donde es parte del grupo de jefatura, en funciones de comisario político, nombrado por el Che.
El día de su muerte cumplió la orden de poner una emboscada para contener el inminente encuentro con tropas del ejército boliviano y, como era habitual en él, asumió allí la posición de mayor riesgo para intentar abatir una ametralladora que los contenía. Cayó en combate el 25 de abril de 1967, hace 58 años, cuando contaba con solo 27 años de edad, pero con una intensa vida ejemplar.
Sus restos reposan en el Mausoleo de Santa Clara, junto a los de su jefe el Comandante Che Guevara y sus compañeros de lucha en tierras bolivianas, donde recibe el homenaje eterno de su pueblo.