
Para unir y dar coherencia a la acción de todas las fuerzas revolucionarias por lograr y defender la independencia de la Patria, José Martí creó en abril de 1892 el Partido Revolucionario Cubano (PRC), cuyas raíces e ideales retomó en diciembre de 1975 el Partido Comunista de Cuba en su Primer Congreso.
Hace 133 años, con su visión anticipadora, Martí proclamó a la emigración cubana la necesidad de crear un órgano que proporcionara una línea programática a la nueva guerra en preparación, y diera coherencia y unidad a los dispersos esfuerzos independentistas bajo un mismo programa de acción.
Constituía entonces una necesidad lograr la superación de las principales causas que mantenían desunidos a los patriotas y era impostergable crear un espacio político donde se juntaran cuantos estuvieran dispuestos a la acción revolucionaria, sin limitación alguna por color de la piel, sexo, nacionalidad, posición social, criterios sobre el ordenamiento social, la ubicación dentro o fuera de la patria, y la participación o no en las anteriores contiendas.
Sólo mediante una organización que uniera en su programa los intereses y características de los diferentes grupos de emigrados y los integrantes de la sociedad cubana, afirmaba Martí entonces, sería posible crear una República sin predominio de clase social alguna y de carácter popular, con el apoyo de las grandes mayorías, y venciendo los históricos temores y prevenciones.
A la vez, agregaba, debían transformarse los métodos de dirección y superar las contradicciones principales entre militares y civiles, cubanos radicados en la Isla y en el exilio, patriotas veteranos y de la nueva generación, ricos y pobres, patronos y obreros, habitantes de las provincias occidentales y orientales, cubanos y españoles, negros y blancos.
La unidad de pensamiento es sin duda condición indispensable del éxito de todo programa político, puntualizaba Martí al fundar el PRC, máxima expresión de su genio político, en el que demostró su capacidad para aunar al pueblo y dirigirlo hacia el logro de los más altos propósitos y fue su primer Delegado. Así concluyó el proceso que había comenzado algo más de tres meses antes cuando se habían aprobado las bases y estatutos secretos de la organización, en Cayo Hueso.
Recién concluido aquel momento histórico del Primer Congreso en 1975, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz expresaba ante más de un millón de personas congregadas en La Habana: “Si allí en el (teatro) Carlos Marx se reunió el Congreso del Partido (Comunista de Cuba), aquí en la Plaza de la Revolución se reúne el Congreso del Pueblo para expresar su apoyo a los acuerdos del Congreso. Pero si allí votamos, aquí debemos votar también. Si allí discutimos y aprobamos todas las tesis, aquí, en representación de todo el pueblo, debemos también votar, y preguntarle a nuestro pueblo si apoya o no apoya los acuerdos del Congreso”.
Incomparable ejemplo de democracia, las tesis aprobadas por el naciente Partido Comunista de Cuba para trazar el rumbo de Cuba para los años futuros fueron aprobadas de manera libre y entusiasta por el pueblo de la capital y en las provincias, porque como recalcó Fidel nuestro pueblo se siente representado en el Partido.
“Pero, además –enfatizó Fidel, es el mismo método martiano con el que surgió el PRC, las tesis más importantes fueron discutidas con todo el pueblo, el pueblo participó en la elaboración de esas tesis y en la elaboración de la política de los años futuros. ¡Y por eso sabe que las tesis y los acuerdos del Congreso son sus tesis y son sus acuerdos!”
Los principales desafíos de las luchas independentistas se parecen mucho a los principales desafíos de hoy. Entonces Cuba luchaba contra el colonialismo español y Martí advertía con anticipación el interés del naciente imperialismo norteamericano por apropiarse de la Isla. Hoy y durante más de seis décadas, el pueblo cubano ha sabido resistir el bloqueo más cruel, calificado internacionalmente como genocida, impuesto por los gobiernos de Estados Unidos desde los primeros años de la Revolución triunfante en la Isla y acrecentados hasta el extremo, de manera coincidente con la pandemia de la Covid-19 desde marzo de 2020, con el mismo interés de asfixiar al pueblo que usaron los españoles con la reconcentración decretada por Valeriano Weyler en 1896.
Una nueva etapa de la Revolución se inicia con este Congreso, afirmó entonces Fidel. “El camino hasta aquí no ha sido fácil, pero lo hemos andado. El camino futuro tampoco será fácil, pero lo andaremos mejor todavía”, dijo Fidel en la clausura pública del Primer Congreso del PCC y hoy la vigencia de esa confianza resuena fuerte en los oídos del pueblo cubano al enfrentar las crecientes agresiones, carencias y dificultades, conscientes de que la única solución para salir adelante es mantener la unidad del pueblo y enfrentar de manera decidida el combate a la ineficiencia, las ilegalidades, las indisciplinas, la desatención a las demandas del pueblo y la corrupción.