
La primera Marcha de las Antorchas de los estudiantes universitarios bajó la escalinata hasta la Fragua Martiana la medianoche del 27 de enero de 1953 para esperar el advenimiento del centenario del natalicio del Apóstol, y dentro de ella venía una columna de 300 hombres comandados por Fidel Castro.
En el libro “Fidel Castro Ruz Guerrillero del Tiempo”, el líder de la Revolución Cubana relata a la periodista y escritora Katiuska Blanco que decidieron movilizar esa noche, hace 72 años, a 300 hombres de los 1200 que habían reclutado y una selección de los cuales serían ese año los asaltantes al Cuartel Moncada y al cuartel de Bayamo.
“Allí los organizamos en grupos de tres, conformando una columna larga que llegó desde el primer peldaño hasta arriba. Íbamos sin armas, pero bien estructurados en una columna sólida, decidida. Era la única fuerza organizada esa noche allí. Aquel día se produjo una demostración de pujanza necesaria, incluso para nuestra propia gente, que apreciaron su propia fuerza”, relató Fidel.
De esa noche han pasado 72 años y la Generación del Centenario rindió meses después el mayor homenaje a nuestro José Martí con las acciones del 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba y Bayamo, embrión de lo que luego serían el desembarco del Granma y el Ejército Rebelde.
Coincidía entonces el centenario del natalicio del Héroe Nacional con una de las etapas más dramáticas de la vida cubana. Los crímenes cometidos por la tiranía y la persecución a los jóvenes que estaban dispuestos a cambiar el rumbo político de la Isla se hacía cada vez más insoportable.
Frente a las injusticias de la tiranía, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y otras organizaciones sociales comenzaron a crear condiciones para rendir tributo a un hombre que supo entregar su vida en las maniguas por la libertad de Cuba. Es entonces que un grupo de jóvenes dirigentes estudiantiles, entre los que se encontraban Flavio Bravo, Léster Rodríguez, Conchita Portela y Alfredo Guevara, organizan sus ideas para esperar el 28 de enero.
Alfredo Guevara sugirió que podía ser un desfile con antorchas desde la Universidad hasta la Fragua Martiana. La iniciativa prendió enseguida en el grupo, la discutieron con más amplitud, y Alfredo opinó que la proposición debía hacerla una mujer para darle un sentido más emotivo. Conchita Portela era vicepresidenta de la Escuela de Pedagogía y fue la indicada para hacerla en la reunión del Ejecutivo de la FEU, presidido en esos momentos por Joaquín Peláez. Cuando se planteó la idea fue unánimemente aceptada.
La tiranía de Batista se negó a concederles el permiso a los jóvenes para que efectuaran la actividad. Sin embargo, la negación no logró que se acobardaran, sino que siguieron con sus propósitos y convirtieron las antorchas también en armas de defensa, colocándoles clavos, por si eran agredidos por los esbirros batistianos. El desfile en honor al Maestro no fue interrumpido por los soldados del Ejército y todos los medios tuvieron que reconocer el gran homenaje.
Ese 27 de enero partió la imponente Marcha de las antorchas desde la escalinata hacia la Fragua Martiana, bajaron por San Lázaro hasta las calles 27 y Hospital. A la cabeza del desfile, una bandera cubana llevada por mujeres universitarias y de la segunda enseñanza. Detrás de la bandera, el ejecutivo en pleno de la FEU. Las mujeres iban cogidas de brazo al frente de una multitud iluminada por las antorchas. Pero, lo impactante era el grupo de 300 jóvenes perfectamente formados que iban detrás de Fidel. Su disciplina era impecable.
Cuando comenzaron a corear los gritos de: ¡Revolución!, ¡Revolución!, sobresalían las voces del grupo que seguía a Fidel como un torrente atronador que hizo vibrar la calle e impresionar a un pueblo que a ambos lados también con tristeza rendían tributo en su centenario al hombre de La Edad de Oro.
El resumen lo hizo el Presidente de la FEU, quien se refirió a la significación del acto con que comenzaba la celebración del Centenario Martiano, y terminó su arenga pronunciando “...por esto resulta lógico que el estudiantado, la juventud toda, combata con todas sus fuerzas a la dictadura que nos oprime...”.
Desde entonces, cada año los jóvenes universitarios realizan el patriótico ritual que hace más de siete décadas comenzó la Generación Histórica para no permitir que el apóstol muriese en el año de su centenario. Cada aniversario de la Marcha de las Antorchas constituye una muestra del apoyo del estudiantado a la Revolución. El natalicio de José Martí es recordado por todos los cubanos que, frente a las dificultades acrecentadas por el férreo bloqueo impuesto por Estados Unidos hace más de seis décadas y frente al odio recrudecido de la nueva administración estadounidense, continúan la batalla por convertir en realidad los sueños revolucionarios martianos y fidelistas.