
El histórico alegato de Fidel Castro en su juicio en 1953 por el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, convirtió a los acusados en acusadores y dio a conocer al mundo el programa estratégico que cumpliría posteriormente la Revolución Cubana.
Conocido por la frase final del alegato “Condenadme no importa, la historia me absolverá”, este discurso improvisado y editado posteriormente desde la cárcel con versiones de amigos, analizó además del problema de la tierra y la industrialización, el desempleo, la crisis de la vivienda, la educación y la salud.
Para el líder revolucionario “tan grave o peor (respecto a la industrialización y el desempleo) es la tragedia de la vivienda” y explicaba que en la fecha de su alegato “hay en Cuba 200 mil bohíos y chozas; 400 mil familias del campo y de la ciudad viven hacinadas en barracones, cuarterías y solares sin las más elementales condiciones de higiene y salud; dos millones 200 mil personas de nuestra población urbana pagan alquileres que absorben entre un quinto y un tercio de sus ingresos; y dos millones 800 mil de nuestra población rural y suburbana carecen de luz eléctrica”, y subrayaba que. “el Estado se cruza de brazos y el pueblo sigue sin casas y sin luz”.
Un gobierno revolucionario, decía Fidel en 1953, “financiaría la construcción de viviendas en toda la Isla en escala nunca vista, bajo el criterio de que, si lo ideal en el campo es que cada familia posea su propia parcela, lo ideal en la ciudad es que cada familia viva en su propia casa o apartamento”. La Revolución triunfante en 1959 dio la posibilidad a todos los inquilinos de ser propietarios y desarrolla desde entonces un programa de vivienda en cada municipio orientado a cubrir el enorme déficit acumulado al duplicarse la población, concentrada en las últimas décadas y en más de un 76 por ciento en ciudades.
En 1959 nuestro país recibió un fondo habitacional estimado de un millón 256 mil 524 viviendas, una gran parte en condiciones casi inhabitables. Luego del triunfo revolucionario y hasta inicios del siglo XXI se han construido más de dos millones 568 mil viviendas y el fondo habitacional asciende a más de tres millones 800 mil, pero aún existía en esa fecha un déficit creciente de 929 mil 695 viviendas, de las cuales hay que construir nuevas unas 527 mil y rehabilitar otras 402 mil, más las nuevas necesidades.
Sobre este principio, se formaron microbrigadas con los propios trabajadores para construir edificios multifamiliares y aplicó una Política de la Vivienda que incluyó la entrega de créditos bancarios para asumir los costos de materiales, transportación de los mismos y mano de obra a núcleos familiares que estén en disposición de solucionar su problema habitacional por esfuerzo propio, y evitar estancamientos burocráticos.
“Nuestro sistema de enseñanza, analizaba Fidel en su juicio, se complementa perfectamente con todo lo anterior: ¿En un campo donde el guajiro no es dueño de la tierra para qué se quieren escuelas agrícolas?, ¿En una ciudad donde no hay industrias para qué se quieren escuelas técnicas o industriales? Todo está dentro de la misma lógica absurda: no hay ni una cosa ni otra”, y agregaba que “a las escuelitas públicas del campo asisten descalzos, semidesnudos y desnutridos, menos de la mitad de los niños en edad escolar, y muchas veces es el maestro quien tiene que adquirir con su propio sueldo el material necesario. ¿Es así como puede hacerse una patria grande?”.
Anticipaba que “un gobierno revolucionario procedería a la reforma integral de nuestra enseñanza”, reclamaba que “el campamento de Columbia debe convertirse en una escuela e instalar allí, en vez de soldados, diez mil niños huérfanos”, lo que ocurrió recién el triunfo en 1959, y consideraba inconcebible “que el 30 por ciento de nuestros campesinos no sepan firmar, el 99 por ciento no sepa historia de Cuba”, y que la mayoría de las familias de nuestros campos estén viviendo en peores condiciones que los indios que encontró Colón.
El tercer año de la Revolución fue decisivo para la historia del pueblo cubano. A la proclamación del carácter socialista de la Revolución, la victoria de Playa Girón y otros importantes acontecimientos se le sumó la Campaña de Alfabetización. El 22 de diciembre de 1961 Cuba fue proclamada Territorio Libre de Analfabetismo, al ser alfabetizados 707 mil cubanos y reducir el índice de analfabetismo al 3,9 por ciento de su población total.
Luego continuaron la campaña por llevar al sexto grado de escolaridad a toda la población, un gigantesco plan de becas y la educación gratuita a todos los niveles, lo que permite a Cuba tener casi el 50 por ciento de su población con un título de educación superior en alguna de sus 50 universidades con 113 especialidades y un pujante desarrollo en las ciencias y la tecnología.
Respecto a la salud Fidel denunciaba al mundo en 1953 que “el 90 por ciento de los niños del campo eran devorados por los parásitos”, en tanto el 63 por ciento de las familias campesinas vivían con las mínimas condiciones de higiene, mientras el 91 por ciento no contaba con baños ni letrinas sanitarias.
“El acceso a los hospitales del Estado, siempre repletos, sólo es posible mediante la recomendación de un magnate político que le exigirá al desdichado su voto y el de toda su familia para que Cuba siga siempre igual o peor”, decía.
El sueño del Moncada de un sistema de salud pública universal y gratuito comenzó a aplicarse desde el mismo triunfo y su eficiente estructura médica y epidemiológica permitió al país vencer la pandemia mundial de la COVID-19 en poco más de 100 días, con la participación activa de los centros asistenciales y científicos, con su personal altamente calificado que produjo sus propias vacunas, de todos los órganos del gobierno, organizaciones sociales, políticas y militares, así como de la población mediante una eficiente información diaria.
“La política cubana en América, anticipaba Fidel lo que ocurriría con un gobierno revolucionario, sería de estrecha solidaridad con los pueblos democráticos del continente y los perseguidos políticos de las sangrientas tiranías que oprimen a las naciones hermanas, encontrarían en la patria de Martí, no como hoy, persecución, hambre y traición, sino asilo generoso, hermandad y pan”. Así ha sido Cuba para todo el mundo desde 1959.
“A los que me llaman por esto soñador, decía Fidel entonces, les digo como Martí: El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber… porque el que haya puesto los ojos en las entrañas universales y visto hervir los pueblos, llameantes y ensangrentados, en la artesa de los siglos, sabe que el porvenir, sin una sola excepción, está del lado del deber.”