La Guerra Chiquita, intento que allanó el camino a la Guerra Necesaria

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Duró menos de un año, de 1879 a 1880, pero la experiencia de la Guerra Chiquita allanó el camino al inicio, 15 años después, de la Guerra Necesaria organizada por José Martí, quien inició en esa contienda bélica sus primeros pasos como dirigente del movimiento independentista cubano. El 24 de agosto de 1879 se inicia la llamada Guerra Chiquita, dirigida por el mayor general Calixto García y otros patriotas, como una clara indicación de que la Paz del Zanjón no había sido el último capítulo de la lucha de los cubanos por liberarse del colonialismo español. Fue un movimiento armado provocado por la manera en que terminó la Guerra de los Diez Años (1868-1878), y las consecuencias políticas y económicas de esta que dejaron descontentos a quienes habían luchado heroicamente por la libertad de Cuba durante diez largos años. No llegó a alcanzar carácter nacional y constituyó la suma de varios alzamientos en determinadas zonas de Oriente y Las Villas, sin un plan único ni vínculos entre sí. Este movimiento armado fracasó por la influencia de factores adversos, tales como la falta de un liderazgo político y militar unificado, existencia de prejuicios raciales, posición reaccionaria de los partidos políticos burgueses existentes en Cuba, y la efectividad de las acciones políticas y militares desarrolladas por las autoridades coloniales durante su etapa de preparación y realización. El 9 de junio de 1878, había sido puesto en libertad, en virtud de los acuerdos del Zanjón, el mayor general Calixto García Iñíguez, quien se encontraba preso en la península. Inmediatamente después de organizar sus asuntos privados, este se incorporó de lleno a las actividades conspirativas. Algo después, se sumó en Estados Unidos el mayor general Carlos Roloff, quien había dejado una red conspirativa organizada en el occidente de Cuba. En un gesto de sumo desinterés patriótico, los miembros del Comité de los Cinco, creado por la emigración el 17 de marzo de 1878, declinaron la dirección de la conspiración a favor de Calixto García, y el Comité pasó a llamarse Comité Revolucionario Cubano, ya que incluiría en él a los patriotas de Cuba. A pesar de sus logros organizativos, los intentos por crear un movimiento de carácter nacional y un mando militar único el Comité no logró superar adecuadamente divisiones tan importantes como las regionales y las raciales, ni las que habían tenido su origen en la oposición entre los llamados «militares» y los llamados «civiles» durante la contienda de los Diez Años. Detenciones por los españoles de varios de los organizadores dieron la alarma a los revolucionarios, que se vieron obligados a comenzar la guerra con los pocos recursos con que contaban. El 24 de agosto de 1879 se levantó en armas el brigadier Belisario Grave de Peralta, secundado por el teniente coronel Cornelio Rojas, los comandantes Remigio Almaguer y Luis Hechavarría, y unos 200 hombres, en el lugar conocido por San Lorenzo, cerca del río La Rioja (provincia de Holguín), donde se pronunció el Grito de Independencia o Muerte. El alzamiento principal se produjo en la Plaza La Yerba, en Santiago de Cuba, donde el 26 de agosto de 1879 con unos 400 hombres al mando del general José Guillermo (Guillermón) Moncada, los coroneles José Maceo y Quintín Bandera, el teniente coronel Rafael Maceo y otros jefes y oficiales, quienes salieron de la ciudad a ocupar las regiones previstas, independientemente de que no pudieron cumplir el plan inicial del levantamiento. El 27 de agosto de 1879 se levantaron Ángel Guerra en Holguín, Esteban Varona en Las Tunas y Luis de Feria en Alcalá. El 23 de septiembre de 1879 se levantó el coronel Limbano Sánchez en Baracoa al frente de 200 hombres, y el 5 de octubre de 1879, Mariano Torres y Jesús Rabí lideraron los levantamientos de Bayamo, Jiguaní y Baire. A partir del 9 de noviembre de 1879 se levantaron los grupos comprometidos en Las Villas, al frente de los cuales estaba el coronel Francisco Carrillo. En Remedios se alzó el brigadier Ángel Maestre; en Sancti Spíritus el general de brigada Serafín Sánchez, en Arroyo Blanco Francisco Jiménez, Cecilio González en Ciénaga de Zapata, y Emilio Núñez en Sagua. La región de Matanzas no llegó a levantarse y en el occidente, el 17 de septiembre de 1879 fueron detenidos José Martí, Juan Gualberto Gómez, José Antonio Aguilera y Anita Pando, con lo cual se frustró el alzamiento de Güines. El mayor general Calixto García, máximo dirigente de esta contienda, realizó varios intentos para llevar su expedición a Cuba y solo lo logró el 7 de mayo de 1880. Después de sostener encuentros con los españoles, sufrir grandes bajas, no poder contactar con los demás jefes alzados y confrontar serias dificultades de abastecimiento, se vio obligado a aceptar la capitulación el 3 de agosto de 1880 y fue conducido prisionero a La Habana y posteriormente a España. Por su parte, el mayor general Antonio Maceo también intentó organizar una expedición independiente que lo llevara a Cuba, la cual estuvo a punto de lograr desde Haití en septiembre de 1879, desde Santo Domingo en febrero de 1880 y, finalmente, desde Islas Turcas en junio de 1880, pero fueron intentos frustrados debido a la persecución que sobre él ejercían las autoridades españolas, los atentados y las delaciones que sufrió. Factores adversos condujeron a la deposición de las armas en los diferentes territorios alzados. Fue significativo el Pacto de Confluente, firmado el 29 de mayo de 1880, mediante el cual capitularon el mayor general Guillermón Moncada y el general de brigada José Maceo. Por su parte, el coronel Emilio Núñez permaneció combatiendo hasta el 3 de diciembre de 1880, cuando depuso las armas, con lo que finalizó la Guerra Chiquita.
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