La batalla de Santo Domingo en 1958 inició la contraofensiva rebelde

Ejército Rebelde

Hace 67 años, el 29 de junio de 1958 comenzó una histórica batalla de 10 días en que las fuerzas rebeldes, al mando directo del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, detuvieron la ofensiva del ejército batistiano en la Sierra Maestra y abrieron el camino para la expansión de la guerra a todo el país.
Desde el 19 de junio de ese año el Batallón 11 de la tiranía, compuesto por más de 350 hombres, logró penetrar en la zona de Santo Domingo, en la Sierra Maestra, desde la dirección del Cacao no sin antes caer en una emboscada rebelde donde resultó liquidada la vanguardia enemiga. 
Ante la abrumadora superioridad numérica del enemigo, la decena de combatientes rebeldes se vieron obligados a retirarse y ocupar nuevas posiciones de contención en la subida del Naranjo. El jefe del Batallón 11 desplegó y atrincheró sus hombres alrededor de la casa del campesino Lucas Castillo donde estableció su puesto de mando. 
En días posteriores a su llegada al lugar el enemigo concentró su actividad en desatar una criminal represión contra la población de la zona, y al menos siete campesinos fueron asesinados en esos días.
El 28 de julio entró en el estratégico caserío de Santo Domingo un nuevo batallón de refuerzo del ejército gubernamental, el número 22, al que el teniente coronel Ángel Sánchez Mosquera ordenó seguir río arriba hacia Pueblo Nuevo. Allí chocó con una escuadra rebelde, la cual con la ayuda de un pequeño refuerzo que llegó esa noche al mando de Andrés Cuevas y con apoyo de una ametralladora 50, operada por Braulio Coroneaux, y las demás fuerzas rebeldes en el firme del Naranjo destrozaron la compañía de vanguardia y ocuparon gran cantidad de armas y parques.
Cumpliendo la orden de Fidel Castro, Camilo Cienfuegos Gorriarán llegó con 40 hombres a La Plata y ocupó posiciones en el lugar conocido por Casa de Piedra, en espera de la tropa enemiga que debía salir por el río Yara a sacar a los heridos de Pueblo Nuevo y buscar suministros.
Tal como se había previsto, el 29 de junio se produce el combate en el que se le hacen nuevas bajas al enemigo y se capturan otras armas. En esta ocasión participó también una escuadra rebelde al mando de Félix Duque y murió el combatiente Wilfredo Lara de la tropa de Camilo Cienfuegos.
Las tropas batistianas son sorprendidas con una emboscada entre El Salto y Casa de Piedra por fuerzas rebeldes al mando del comandante René Ramos Latour y del capitán Eddy Suñol, y junto con las fuerzas al mando de Hugo del Río y William Gálvez le obligan a retirarse.
Ante el empuje de la contraofensiva rebelde, el mando militar de Fulgencio Batista decide, retirar las tropas de esta zona en la Sierra Maestra. Ordena la salida del batallón 17 situado en Minas del Frío y el repliegue a Providencia del resto de los batallones 11 y 22 que se hallan en Santo Domingo y de otras unidades que se encuentran en Las Vegas de Jibacoa y en Las Mercedes, las cuales deberán retirarse tan pronto se les presente el momento oportuno.
Fuertes y sangrientos combates se producen con el paso de los días por el sector norte. Las fuerzas del batallón 11 rompen por el alto de La Ceiba y al día siguiente cruzan por las faldas de la loma de El Brazón, donde resulta gravemente herido el jefe del batallón, el sanguinario teniente coronel Sánchez Mosquera.
Las fuerzas rebeldes, al mando de los comandantes Guillermo García Frías y Eduardo Sardiñas, luchan tenazmente durante tres días, apoyados por los pelotones del teniente Vilo Acuña y del comandante René Ramos Latour. El último combate en esta zona, se efectúa en Providencia. Allí mueren heroicamente el 28 de julio el comandante Ramón Paz Borroto y su ayudante Fernando Chávez, en lucha contra dos compañías de infantería que apoyan la fuga de los batallones cercados.
El combate se generaliza, cada vez más intenso. Ante esta situación y encontrándose las tropas gubernamentales copadas entre dos fuegos comienzan a retirarse por el firme montañoso en dirección a Palma Criolla, a orillas del arroyo Providencia. Al final del día los soldados, que hace más de dos días vienen huyendo desde Santo Domingo, logran forzar con el apoyo de refuerzos las posiciones rebeldes ocupadas improvisadamente.
Con la salida en un helicóptero del jefe del batallón 11, el teniente coronel Sánchez Mosquera, herido gravemente, y la desbandada del resto de su tropa, dejan en su precipitada fuga 46 soldados muertos, 30 heridos y 24 prisioneros. Así termina el 29 de junio de 1958 la decisiva batalla de Santo Domingo.
La importancia estratégica del pequeño poblado de Santo Domingo radicaba en su posición como antesala de la Comandancia General en la Plata y sus instalaciones, entre ellas la emisora Radio Rebelde, cuya ocupación constituía un objetivo primordial de la ofensiva enemiga. La famosa campaña de verano, y la esperanza del tirano Fulgencio Batista en su gran ofensiva, empieza a ser derrotada y comienza así la impetuosa Contraofensiva Rebelde.
 

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