
El 16 de febrero de 1903 el entonces Presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, traicionó las ideas de José Martí y del Partido Revolucionario Cubano que ayudó a fundar, al firmar la cesión del territorio de Caimanera a Estados Unidos para implantar allí una Base Naval en contra de la voluntad nacional.
De esa manera, el Gobierno de Estrada Palma cedió para la Base Naval de Guantánamo un área de 117,6 kilómetros cuadrados del territorio nacional de Cuba, que permanece ocupada desde hace 122 años pese a las demandas de la Revolución Cubana con amplio respaldo internacional por eliminarla.
El injerencista “Convenio para las Estaciones Carboneras y Navales” surgió a partir de la imposición de una enmienda constitucional para Cuba aprobada por el Congreso de Estados Unidos y firmada por el Presidente William McKinley en marzo de 1901, la que se conoció como Enmienda Platt, mientras el territorio cubano estaba ocupado por el ejército de Estados Unidos.
La Enmienda Platt fue un apéndice de ocho artículos al proyecto de Ley de los Presupuestos del Ejército aprobado por el Congreso de Estados Unidos, e impuesto a la primera Constitución de la República de Cuba elaborada por la Asamblea Constituyente de 1901, bajo la amenaza de que, si no la aceptaban, Cuba seguiría ocupada militarmente.
El Artículo VII de esta Enmienda establecía la cesión de porciones de suelo cubano para ubicar estaciones navales norteamericanas “para poner en condiciones a los Estados Unidos de mantener la Independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa”.
Más insultante aún era el Artículo III, que “concedía a Estados Unidos el derecho de intervenir militarmente en la Isla cuando peligraran (a su juicio) la vida, la propiedad o las libertades individuales”. Y advertía al Gobierno de Cuba que “los Estados Unidos pueden ejercer el derecho de intervenir para la conservación de la Independencia cubana, el mantenimiento de un Gobierno adecuado para la protección de vidas, propiedad y libertad individual y para cumplir las obligaciones que con respecto a Cuba han sido impuestas a los Estados Unidos por el tratado de París y que deben ahora ser asumidas y cumplidas por el Gobierno de Cuba”.
También, en su Artículo VI se aprovecharon del error geográfico en el Tratado de Paris de referirse a Cuba como una isla y no un archipiélago para disponer que el status de Isla de Pinos (actual Isla de la Juventud) sería determinado en un futuro acuerdo con Estados Unidos.
Estrada Palma luego de la muerte en combate de Martí había quedado como Delegado del Partido Revolucionario Cubano (PRC), y luego fue nombrado agente en el exterior de la República en Armas en la Asamblea de Jimaguayú y permaneció en Estados Unidos hasta mucho después de ocupada la Isla por el ejército norteamericano. En este período una de sus pocas acciones públicas fue la decisión unilateral, irresponsable e inconsulta de disolver el PRC en diciembre de 1898, al considerar cumplidos los objetivos que dieron lugar a su creación.
En complicidad abierta con los estadounidenses durante la ocupación, Estrada le recomendó al General en Jefe Máximo Gómez la disolución inmediata y sin compensación monetaria del Ejército Libertador y le dijo que sus gestiones para obtener el reconocimiento de los haberes de los militares ante el presidente McKinley habían resultado inútiles.
Sugería entonces Estrada que los mambises se emplearan como obreros en los ingenios, solución para la cual estaba ya en trato con los hacendados de Cuba. Máximo Gómez se negó rotundamente a disolver el ejército sin una compensación monetaria y le respondió en una carta: “Razones de orden público, de alta política, de moralidad, me decidieron a oponerme y a seguir oponiéndome a que nuestros soldados que tantas pruebas de abnegación han venido dando, regresen a sus hogares destruidos, a sus campos yermos, sin un centavo en el bolsillo (…)”
Estrada Palma se convirtió en candidato a las primeras elecciones cubanas en las cuales tuvo como oponente al Mayor General del Ejército Libertador cubano y último presidente de la República en Armas, Bartolomé Masó, quien se retiró finalmente por falta de garantías electorales y así ganó Estrada sin contrario.
Tomás Estrada Palma fue presidente de la República de Cuba de 1902 a 1906, resultando electo en las primeras elecciones celebradas en la República bajo supervisión norteamericana y gobernó con austeridad extrema, pero con absoluto servilismo hacia los intereses norteamericanos.
Próximo a concluir su mandato decidió aspirar a la reelección, para lo cual se valió de la fuerza del poder y del fraude, lo cual motivó que los seguidores del opositor Partido Liberal se alzaran en armas. Cuando se percató de que la revuelta popular amenazaba con derrocarlo del poder, prefirió solicitar al gobierno norteamericano la intervención militar. Poco después renunció a la presidencia para facilitar la entrega de los destinos del país a los norteamericanos, quienes ocuparon Cuba por segunda ocasión.
La devolución de los terrenos que ocupa la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo ha sido un reclamo permanente de la Revolución Cubana desde 1959 y cuenta con el respaldo no sólo del pueblo cubano sino de la comunidad internacional. Es una espina clavada en el corazón de la Patria, que utiliza ahora el gobierno del mandatario estadounidense Donald Trump para construir en ella un campo de concentración de emigrantes deportados, y mantiene allí un centro de torturas desde hace dos décadas para prisioneros acusados de terrorismo, pero sin ninguna condena legal para ello.