Juan Tomás Roig, botánico revolucionario orgullo de la ciencia cubana

Juan Tomás Roig

En vísperas del Día de la Ciencia Cubana el 15 de enero y cuando el próximo 20 de febrero se cumplirán 54 años de la muerte en 1971 de Juan Tomás Roig y Mesa rendimos homenaje a este eminente botánico revolucionario, pionero del papel de la ciencia en el desarrollo independiente y sustentable de nuestro país.
Nacido en Santiago de las Vegas un 31 de mayo de 1877, Juan Tomás se distinguió en sus 93 años de vida por su labor en las ciencias naturales, tanto en la investigación como en la docencia, que lo ubica como uno de los más eminentes botánicos de Cuba, reconocido así por instituciones cubanas y extranjeras. 
Su mayor aporte a la ciencia lo constituyen sus estudios acerca de las plantas medicinales, su aplicación en el tratamiento de algunas patologías con carácter preventivo y en la protección y desarrollo de la agricultura nacional.
Estuvo identificado siempre con la Revolución Cubana, apoyó la Campaña de Alfabetización en 1961 a pesar de contar entonces con 84 años e ingreso al Partido Comunista de Cuba en 1967, ya con 90 años y en el cual militó hasta su muerte.
De muy niño fue aprendiz de tabaquero, y en 1894 partió hacia Cayo Hueso, Estados Unidos, donde se vinculó junto a los cubanos emigrados, al Partido Revolucionario Cubano que había creado José Martí. En 1898 regresó a Cuba, retornando a la tabaquería, por poco tiempo pues comenzó a prepararse para maestro. Así, concurrió a una Escuela de Verano, donde obtuvo el certificado de maestro de primer grado en 1901 y comenzó a ejercer de inmediato.
En 1902 asistió al curso de maestros de inglés en la Universidad de Harvard, y en el propio año ocupó la plaza de maestro de inglés en La Habana. Se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, en 1906, ya con 29 años. Cuatro años más tarde obtuvo el título de Doctor en Farmacia y Perito Agrónomo en la Universidad de La Habana.
Se graduó de Doctor en Ciencias Naturales, en 1912, con su Tesis de Grado sobre “Las cactáceas de la flora cubana”. Entre 1906 y 1912 publicó en la revista El Estímulo su primer trabajo botánico: “Calendario botánico”. En 1912 obtuvo el Doctorado en Ciencias Físico-Químicas.
Su mayor trabajo investigativo lo realizó en la Estación Experimental Agronómica de Santiago de las Vegas, donde fue designado desde 1913 como jefe del Departamento de Botánica. Desde allí inició sus exploraciones por toda Cuba, entre las que amerita mencionar la realizada acerca de la depuración para la reconstrucción de la variedad cubana de tabaco “Havanensis”.
En 1917 obtuvo por oposición la Cátedra de Cosmología, Biología e Historia Natural en el Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río. En 1932 regresó a prestar servicios en la Estación de Santiago de las Vegas, hasta 1940, fecha en que fue designado jefe de la Sección de Investigaciones del Departamento de Química, cargo que desempeñó junto con la Cátedra de Botánica de la Escuela Forestal.
Juan Tomás estudió y clasificó ejemplares de plantas maderables de Cuba y luchó por evitar la destrucción de los montes cubanos. Redactó un proyecto de legislación forestal y parques nacionales, y realizó un detallado estudio sobre las especies y variedades de malangas cultivadas en Cuba.
Clasificó decenas de las plantas medicinales. Estudió la aclimatación de muchas de ellas y desarrolló trabajos con vistas a la industrialización de productos farmacéuticos elaborados con ellas, con la aspiración de crear una verdadera industria químico-farmacéutica en Cuba.
Dentro de dichos estudios destacan el realizado con la albahaca morada, así como con la manzanilla, entre otras, en la Sección de Plantas Medicinales de la referida Estación, desde 1939, y en la Comisión Nacional de Plantas Medicinales, la cual presidía.
Falleció en La Habana el 20 de febrero de 1971 y junto a su sepultura se sembró un guaicán, árbol que él había estudiado detenidamente, para cumplir el deseo de que su cuerpo lo alimentara: “Quiero vivir en la belleza de su tronco, de sus ramas y de sus flores”.
Este pionero de la biotecnología cubana recibió numerosas distinciones nacionales y extranjeras, incluyendo la de Socio de Mérito de la Sociedad Cubana de Botánica, en julio de 1946; Comendador del Mérito Agrícola e Industrial de Cuba, en septiembre de 1957; y el Título de Ingeniero Agrónomo Honoris Causa, por la Universidad de La Habana en 1962.
Representó a su país en numerosos eventos internacionales de Botánica, Farmacia y Ciencias Naturales, anticipándose en sus sueños y obra a la proyección del Comandante en Jefe Fidel Castro cuando afirmó el 15 de enero de 1960 que “el futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia”, en un histórico discurso en el Paraninfo de la Academia de Ciencias.
Juan Tomás sonreiría satisfecho al ver en Cuba multiplicados sus estudios científicos, y a su país colocado en la vanguardia de los países en vías de desarrollo en el campo de la biotecnología y la farmacéutica, demostrado en la creación de vacunas contra la pandemia mundial de la Covid-19.
 

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