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Un 3 de julio, hace 108 años, nació el segundo jefe de la expedición del Granma, un joven revolucionario de acción y pensamiento, con larga trayectoria de lucha, asesinado por la dictadura tras agotar sus balas combatiendo en el desembarco: Juan Manuel Márquez Rodríguez.
Si sólo el hecho de ser el segundo del Comandante Fidel Castro Ruz en el entrenamiento en México al grupo de revolucionarios y en el desembarco del yate Granma no fueran suficientes para saber quién era Juan Manuel, bastaría entonces una rápida mirada a su vida para calibrar debidamente sus méritos.
Nació al oeste de La Habana, en Santa Fe, el 3 de julio de 1915. Desde muy joven conoció la vergonzosa realidad que sufría el pueblo de Cuba. Sus padres contribuyeron a formar sus convicciones patrióticas y cívicas que lo llevarían a ser uno de los más activos combatientes por transformar aquella realidad.
Graduado de Bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto de La Habana, es en la municipalidad de Marianao donde desarrolla una buena parte de su vida política, aunque su obra trasciende los límites locales y alcanza dimensión nacional en la lucha contra la tiranía batistiana y por la liberación nacional.
Con solo 16 años de edad, se incorpora al movimiento insurgente contra la tiranía machadista. Tras el fracaso de la insurrección armada, las fuerzas represivas del régimen allanan la casa de Juan Manuel quien, junto a su padre, es conducido a prisión por primera vez.
A finales de 1931, en Marianao se crea el Sector Radical Estudiantil, organización antimachadista integrada solo por adolescentes. Juan Manuel es uno de sus miembros más destacados. Funda y dirige el periódico Radical, publicación que tiene una vida efímera pues fue ocupado por la policía.
Por sus labores conspirativas, el 8 de abril de 1932, es detenido y conducido al presidio de Isla de Pinos. Con solo 17 años, era el más joven de todos los presos políticos, en el mal llamado Presidio Modelo. El rigor de la cárcel hace crecer su rebeldía y madurez política y es liberado cuando ya era inminente la caída de Machado.
Después de la caída del tirano, la reacción interna, en contubernio con el imperialismo yanqui, trata de frustrar el impulso revolucionario del pueblo cubano. Juan Manuel Márquez, con apenas 18 años de vida, no se deja frenar y asume la secretaría general del Sector Radical Estudiantil.
Conocedor de la importancia de la prensa, crea otro periódico: Catapulta, donde expone y transmite su pensamiento político. En el primer número, en noviembre de 1933, escribe: “No abandonaremos nuestra pluma mientras no obtengamos la realización del programa revolucionario que nos impusimos al principio de la lucha, a no ser que la esterilidad de la misma nos demuestre la necesidad de medios de acción más radicales”.
Antes de cumplir los 20 años, comprende que la justicia social y la verdadera democracia solo se alcanzarán con la toma del poder. Estas definiciones determinan su incorporación al Ala Izquierda Estudiantil.
El 13 de marzo de 1936, es arrestado nuevamente y sentenciado a ocho años de reclusión en el presidio de Isla de Pinos. Es la segunda vez que las rejas del llamado Presidio Modelo se cierran tras su paso. Las fuerzas revolucionarias marianenses desatan una fuerte lucha por su libertad y aunque no logran su absolución, al menos hacen que la condena sea reducida a la mitad. En virtud de una ley de amnistía, Juan Manuel Márquez sale de presidio en los últimos días de diciembre de 1937.
En la búsqueda de nuevas trincheras de combate, Juan Manuel se afilia al Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), creyendo que la plataforma programática de ese partido coincidían con sus convicciones.
En las elecciones de junio de 1944, los sectores más radicales del partido y los marianenses con sentimientos progresistas presentan a Juan Manuel como candidato a concejal. Cuando es elegido, sus primeras palabras fueron para ratificar su condición de luchador revolucionario.
El Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) en el poder, defrauda las esperanzas que depositara en él una buena parte del electorado cubano. Juan Manuel Márquez, al percatarse de que Grau San Martín había incumplido con sus promesas al pueblo, renuncia a seguir militando en sus filas y hace públicas las causas de su abandono.
Siempre buscando métodos más radicales de lucha, Juan Manuel apoya los planes elaborados por el Movimiento Nacional Revolucionario, liderado por el profesor Rafael García Bárcena, para atacar y tomar la mayor fortaleza militar de Cuba, el “Campamento de Columbia”, enclavado en Marianao. La acción estaba prevista para el domingo 5 de abril de 1953, y ya desde el sábado 4 de abril, Juan Manuel tenía 250 combatientes situados en distintos lugares del municipio. Todos en espera de la orden para entrar en acción. Al fallar los planes de García Bárcenas para asaltar el Cuartel Columbia prosigue en sus trajines conspirativos.
Así, en declaraciones públicas del 12 de junio de 1953, expresa su decisión de acudir a la lucha armada para enfrentar a la dictadura militar. A partir del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953, se hace más encarnizada su persecución, a pesar de que éste no estuvo entre los asaltantes. Su casa es allanada muchas veces, sin que esto limitara sus actividades conspirativas porque para él, "la revolución era ya la única alternativa para conquistar la libertad".
El 5 de junio, en horas de la noche, Juan Manuel es apresado por los sicarios del régimen que le propinan una brutal golpiza. Como consecuencia de las lesiones es ingresado en la Clínica Santa Emilia.
Fidel Castro, desde las páginas del Diario La Calle, denuncia el atropello: “Me duele en la propia carne los golpes que le dieron a Juan Manuel Márquez, porque como dijo Martí: en la mejilla de todo hombre honrado se ha de sentir la bofetada que recibe cualquier mejilla de hombre”.
La tarde del 7 de junio de 1955, en la clínica donde estaba hospitalizado, Juan Manuel recibe la visita de Fidel Castro, después de ser recientemente excarcelado por la presión popular. Cuentan testigos que Fidel, después de condenar el hecho e intercambiar impresiones con los presentes, pidió que los dejaran hablar a solas. Pleno fue el entendimiento entre los dos revolucionarios. Tanto, que el 12 de junio, al crearse la Dirección Nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, Juan Manuel Márquez es nombrado como segundo jefe de la organización.
Entre los días 21 y 23 de julio de 1956, a causa de una delación, la policía federal mexicana realiza un operativo para detener a Fidel Castro. Los agentes policiales allanan casi todas las casas que guardaban armas. Solo Juan Manuel Márquez, Raúl Castro y Héctor Almada logran escapar de la redada Los planes para la expedición se aceleran, aunque aún los revolucionarios han de enfrentar serios obstáculos antes de que el Granma pueda zarpar de Tuxpan para cumplir la palabra empeñada. Juan Manuel exclama entonces: “¡Qué difícil se hace para nosotros ir a morir por Cuba!”
El 2 de diciembre de 1956, el Granma toca suelo cubano. Los 82 expedicionarios, exhaustos por la larga travesía y el mal tiempo, tienen ante sí las dificultades del desembarco en una zona de pantanos y manglares. Resulta muy difícil la marcha para llegar a la tierra firme. Al hacerse el recuento del personal, faltan Juan Manuel y otros siete revolucionarios quienes se reúnen con el resto de la expedición hasta dos días después.
Juan Manuel convenció a Fidel de que debían retirarse y comenzaron a marchar hacia un monte que había cerca. A partir de ese momento y luego de haber disparado todas sus balas para cubrir la retirada de sus compañeros, el segundo al mando deambula por inhóspitos parajes, acosado por el hambre y la sed, pero no logra hallar el camino hacia la Sierra Maestra.
Perseguido con saña por las huestes del dictador, Juan Manuel Márquez es detectado y asesinado el 15 de diciembre de 1956. Su nombre pasó para siempre a la historia de los próceres de Cuba.