
Jesús Menéndez, el líder de los trabajadores azucareros cubanos, el “General de las Cañas” como lo calificó el poeta nacional Nicolás Guillén, cayó asesinado un 22 de enero de 1948 por sicarios pagados por los terratenientes y magnates industriales de la época a quienes siempre se enfrentó.
Aunque murió en Manzanillo hace 76 años, el militante comunista y combativo líder en la defensa de los intereses de los trabajadores azucareros atesoró una rica trayectoria revolucionaria en sus 36 años de vida y su sepelio constituyó una impresionante demostración de duelo popular.
El niño Jesús Menéndez Larrondo, que nació el 14 de diciembre de 1911 en una típica vivienda rural cubana, hecha de tabla de palma y techo de guano en el poblado de Encrucijada, antigua provincia de Las Villas, en el seno de una humilde familia de trabajadores descendientes de combatientes mambises, se convertiría en un enemigo de la burguesía dominante y del imperialismo.
En 1932, con 21 años, Menéndez crea el Sindicato Nacional Obrero de la Industria Azucarera (SNOIA), se vincula al proceso de radicalización de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), y en 1934 participa en el IV Congreso Obrero, también llamado de Unidad Sindical, que da una estructura vertical de dirección al Movimiento Obrero Cubano.
En 1936, a sus 25 años, funda junto a Lázaro Peña la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), y en 1939 crea la Federación Nacional de Obreros Azucareros, cuando ya era el líder de ese sector en todo el país.
Por su labor al frente de los obreros azucareros, es designado el 15 de noviembre de 1939, delegado a la Asamblea Constituyente y en 1940, con 29 años, es electo Representante a la Cámara por el Partido Unión Revolucionaria Comunista, convirtiendo su labor en un enfrentamiento constante a la burguesía y al imperialismo.
En la década de 1940 fue reelecto una y otra vez secretario general de la Federación Nacional de Obreros Azucareros siendo decisiva su contribución a la unidad y organización de los mismos en defensa de sus derechos y a la formación de su conciencia revolucionaria.
En solo siete años, de 1940 a 1947, gracias a su gestión se logró arrancarle a la oligarquía dominante, un total de 631 millones de dólares en favor de los trabajadores de la industria azucarera. Sus conquistas más significativas fueron el Diferencial Azucarero, la Caja de Retiro Azucarero y la Cláusula de Garantía, beneficiosas para la economía cubana y para el ingreso familiar de los trabajadores. También logró el pago de horas extras para los trabajadores, la elevación del salario a los trabajadores azucareros, su inclusión en el retiro, la higienización de los bateyes y otras medidas de carácter social.
Se rebeló igualmente Menéndez contra las posiciones serviles y entreguistas que se inclinaban ante los poderosos conquistadores extranjeros que habían hecho aprobar en el Congreso norteamericano una ley reduciendo la cuota azucarera cubana. Eso significaba una agresión a la economía de Cuba y una afrenta a la dignidad de la Patria, y él proclamó que los cubanos no aceptarían nunca esa humillación y se debía unir a todo el pueblo contra aquella ofensa.
Conocedor del carácter indomable, inclaudicable y antimperialista de Menéndez en defensa de los obreros, el gobierno del Partido Auténtico de Ramón Grau San Martín decidió eliminar al líder azucarero, de lo cual se encargó el tristemente célebre Joaquín Casillas Lumpuy, entonces capitán de la Guardia Rural.
El 22 de enero de 1948 el capitán Casillas subió en Manzanillo al tren en el que viajaba Menéndez con la intención de detenerlo. Debido a su inmunidad como parlamentario, éste rechazó la orden por ilegal y se negó a seguir al militar, dándole la espalda. Casillas entonces le disparó tres veces dándole muerte.
El capitán Casillas fue enjuiciado y encontrado culpable del asesinato en la causa 91 de 1948, donde el acusador por la familia fue el abogado Carlos Rafael Rodríguez. Sin embargo, pronto quedaría en libertad. En 1958 fue ajusticiado luego de ser capturado en la Batalla de Santa Clara y juzgado por un tribunal revolucionario.
El sepelio de Jesús Menéndez hace 76 años constituyó una impresionante demostración de duelo popular. Las ideas sociales y políticas por las que luchó y murió se hicieron realidad en la obra de la Revolución triunfante en 1959 y en la pujante Central de Trabajadores de Cuba y en sus sindicatos.