Invasión de Estados Unidos a Panamá, un genocidio encubierto

Invasión Panamá

La noticia pese a las conocidas amenazas sorprendió al mundo cuando tropas del ejército de Estados Unidos invadió la República de Panamá al amanecer del 20 de diciembre de 1989, desatando uno de los episodios más desgarradores y traumáticos en la historia del istmo centroamericano.
Historiadores comparan esta masacre hace 36 años con los horrores de la conquista hispana, la Guerra de los Mil Días entre conservadores y liberales a fines del siglo XIX e inicios del XX y la matanza de estudiantes por estadounidenses acantonados en la zona del Canal de Panamá el 9 de enero de 1964.
Las justificaciones del Presidente George H. W. Bush (padre) para la invasión fueron “proteger la vida de los ciudadanos estadounidenses que residían en Panamá, defender la democracia y los derechos humanos de los panameños, detener al general Manuel Antonio Noriega para combatir el tráfico de drogas, y defender el tratado Torrijos-Carter sobre el canal”.
La llamada Operación Causa Justa inició con el lanzamiento de 422 bombas en pocas horas, lo que equivale a una bomba cada dos minutos. Según el control sismológico de la Universidad de Panamá hubo bombas de mil y dos mil libras, detectadas por los sismógrafos como un temblor de tierra de cinco grados de intensidad en la escala Richter. Trece horas estuvo funcionando el sismógrafo hasta que, debido a la violencia de los bombardeos, se averió.
Esta invasión incluyó el ataque al mismo tiempo en el país a 27 objetivos, incluyendo la base militar de Río Hato, a 75 kilómetros de la capital, y a Colón, a una hora de distancia en ómnibus de la ciudad de Panamá. El objetivo era anular toda posible respuesta del ejército panameño al invadirlo unos 26 mil soldados de infantería.
El bombardeo destruyó aeropuertos y bases militares como el Aeropuerto de Punta Paitilla, el Cuartel Central en el barrio de El Chorrillo, el Cuartel de Tinajitas, el Cuartel de Panamá Viejo, el Cuartel de Los Pumas, la base militar de Río Hato y la Base Naval de Coco Solo. 
El Gobierno estadounidense utilizó para esta invasión armamentos de última generación en ese momento, como los aviones bombarderos Stealth F-117, misiles Hell Five, Helicópteros y lanzamisiles Blackhawk, Apache AH-64 y Cobra, aviones de asalto A-37, cañones de fuego rápido de 30 mm, vehículos Hummer con ametralladoras de alto calibre y fusiles M-16 con mirilla infrarroja.
A pesar de la alta tecnología del armamento estadounidense, se produjeron numerosas muertes civiles al ser alcanzados muchos edificios no militares y asesinados cientos de civiles en las calles. La invasión duró pocos días ante la superioridad del ejército ocupante y quedar ocupada militarmente Panamá.
El barrio obrero de San Miguelito, opuso tenaz resistencia al ocupante desde el inicio de la invasión, en otros puntos de la capital y el país los focos populares causaron bajas a los intervencionistas, quienes habían sido persuadidos por sus jefes de que sería un episodio de puro trámite donde los pobladores los recibirían con banderitas y flores. 
El asedio a las embajadas y organismos internacionales acreditados fue también intenso para evitar que seguidores del Gobierno depuesto o simplemente el pueblo recibieran refugio. Las sedes de Cuba, Nicaragua, Perú y Venezuela, entre otras, fueron hostigadas, colocados los famosos “check point”, en violación de las más elementales normas del derecho internacional para protegía a los funcionarios diplomáticos y sus familiares.
No hubo ninguna previa declaración de guerra y la acción fue condenada por la Asamblea General de la ONU y la Organización de Estados Americanos (OEA), pero sin ninguna consecuencia práctica. La resistencia popular obligó a la prolongación de las operaciones militares, que fueron particularmente sangrientas contra los civiles.
Como es sabido, el Gobierno de Estados Unidos le arrebató Panamá a Colombia en 1903, colonizó la zona del canal y llenó esa área de bases militares para que nadie, ni siquiera el pueblo panameño, pudiera sacarlos. Después de la Segunda Guerra Mundial instaló allí Southcom, el centro de su comando de espionaje y contrainsurgencia para toda Latinoamérica.
Ante la derrota en la Guerra de Vietnam y la rivalidad con la Unión Soviética, la cúpula dominante estadounidense decidió cambiar el control colonial directo del canal a un control neocolonial, a través de un Gobierno panameño impuesto por ellos. Como ya no tenían confianza de que Noriega pudiera seguir siendo su capataz, Estados Unidos invadió el país apenas 10 días antes del traspaso del canal programado para el 1 de enero de 1990 y sacó a Noriega.
Durante 72 horas el barrio de El Chorrillo permaneció incomunicado, relató el periodista Ricaute Soler. “Los estadounidenses pagaban 6 dólares por cadáver entregado. Un testigo dice haber acarreado 200 cadáveres para que le pagaran. En bolsas de plásticas fueron lanzados cadáveres al mar con bombas de inmersión y tres camiones refrigerados de 40 pies entraron a El Chorrillo para recoger cadáveres”.
La invasión de Estados Unidos a Panamá dejó una marca profunda en las entrañas de esa nación. Aún los panameños no conocen la verdad sobre la invasión y el número total de muertos civiles que se estiman en miles. Son precisamente los autores de la invasión y medios cómplices quienes la ocultan, y paradójicamente señalan a las víctimas como responsables del genocidio.
El actual gobierno estadounidense de Donald Trump intenta ahora repetir ese bochornoso crimen, esta vez contra el estado y pueblo de Venezuela, en un descarado intento de apoderase de sus riquezas petroleras y minerales, desconociendo el rechazo mundial a ese intento de resucitar la Doctrina Monroe de América para los norteamericanos.

Compartir:

Añadir nuevo comentario