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Aun cuando la jefatura del Ejército Rebelde se oponía a acciones precipitadas en las ciudades y el llamado a una huelga sin el apoyo armado necesario, en aras de la unidad de acción contra la tiranía y dado el criterio de los dirigentes de la lucha clandestina en las ciudades, se convocó la huelga general.
Desde la Sierra Maestra la Radio Rebelde transmitía desde el 12 de marzo un llamado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz al pueblo convocando a la huelga general y dando órdenes a los nuevos frentes guerrilleros para desplegar acciones de apoyo a la huelga.
En La Habana, bajo la dirección del luego comandante Faustino Pérez, se destacaron acciones como el asalto a una armería en La Habana Vieja y a varias emisoras nacionales de radio y la transmisión por ellas del llamamiento a la huelga general revolucionaria. También sabotajes eléctricos y enfrentamientos en Guanabacoa, voladura de registros de electricidad, quema de gasolineras y vehículos, paros y sabotajes en varias terminales de transporte del país, e interrupción del tránsito de entrada y salida de la capital.
En Sagua la Grande, antigua provincia de Las Villas, los rebeldes tomaron el control de la ciudad por 24 horas, mientras la antigua provincia de Oriente fue completamente paralizada por la acción combinada de las fuerzas guerrilleras y de la clandestinidad, incluido el ataque al Cuartel de Boniato por las milicias de Santiago de Cuba dirigidas por René Ramos Latour, "Daniel", sustituto de Frank País en la Jefatura Nacional de Acción, quien después cayo heroicamente en combate contra la tiranía.
Dos nuevas columnas rebeldes, la número 6, comandada por Raúl Castro Ruz, y la 3, bajo el mando del comandante Juan Almeida Bosque, ya operaban en dos nuevos frentes guerrilleros en la Sierra Cristal y en las montañas que rodean a Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país y cuna del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 que inició la etapa de lucha insurreccional.
Ese día de la huelga se destacaron igualmente el asalto dirigido por Enrique Hart Dávalos a la emisora de radio de Matanzas, el descarrilamiento de trenes en Jovellanos, ataque al cuartel de Quemado de Güines, interrupción de la carretera central en Manacas, acciones en Santa Clara.
Se luchó y murió en toda Cuba. Al mediodía la huelga fue decreciendo y faltas de coordinación impidieron que el paro del transporte fuera unánime. Pese a que la huelga general no logró los objetivos propuestos, sacudió el país y costó valiosas vidas como la del joven líder Marcelo Salado.
La frustración de la huelga fue uno de los reveses más serios de la lucha insurreccional y la tiranía desató una feroz represión desde La Habana hasta la Sierra Maestra.
Tras el fracaso de la huelga general, se realizó una importante reunión el 3 de mayo de ese propio año, en el lugar conocido por Altos de Mompié, en la Sierra Maestra. En el encuentro se analizó cuidadosamente el resultado de la huelga del 9 de abril y para el posterior desarrollo de la guerra revolucionaria quedó establecida una dirección única del M-26-7 en el Llano y la Sierra, cuyo máximo conductor político y militar fue el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Aunque la huelga no logró su objetivo inmediato, su legado fue crucial: demostró la capacidad de resistencia popular, expuso la crueldad del régimen y sirvió de aprendizaje para la huelga general de enero de 1959, que facilitó el triunfo revolucionario tras frustrar el intento de la tiranía de dejar instalado un gobierno títere al producirse la precipitada huida de Batista y la cúpula de su gobierno.
“El duro revés del 9 de abril no es una excepción de esa regla de nuestras luchas centenarias, sino que se inscribe entre los momentos críticos en que, con el espíritu de lucha de nuestro pueblo, el heroísmo de los combatientes y la certera conducción del Comandante en Jefe, transformaron una vez más la derrota en victoria”, escribió luego el Comandante Faustino Pérez.
Fidel Castro reconoció este episodio como uno de los momentos más difíciles de la Revolución, pero destacó que el sacrificio fortaleció la moral y la unidad revolucionaria. La huelga del 9 de abril simboliza el heroísmo de jóvenes y obreros que, pese a la derrota táctica, mantuvieron viva la lucha contra la dictadura y fortalecieron la movilización y unidad del pueblo para hacer posible la victoria.