
Emilio Bacardí Moreau fue un historiador, divulgador de la cultura, novelista, dramaturgo y patriota cubano, cuya obra trasciende el conocimiento al mundo de su natal Santiago de Cuba lo cual se encargó de preservar la creación del museo municipal que lleva actualmente el nombre de su viuda, Elvira Cape.
Las nuevas generaciones no lo conocen lo suficiente, incluso en Santiago de Cuba donde nació un 5 de junio de 1844, y a la cual dedicó sus diez tomos de Crónicas de Santiago de Cuba, que integran una recopilación insustituible de documentos e informaciones desde la fundación de la villa por Diego Velázquez en 1515.
A temprana edad sus padres lo enviaron a España, pese a lo cual el joven Bacardí era un cubano de fervoroso espíritu revolucionario e independentista. En diciembre de 1868, todavía en los albores de la Guerra de los Diez Años. (1868-1878), estuvo involucrado en un fracasado intento de deponer al gobernador del departamento oriental para instaurar en su lugar una junta democrática de gobierno, por lo cual conoció la dureza del presidio en las islas Chafarinas, archipiélago español en el mar Mediterráneo.
Durante la Guerra Necesaria iniciada en febrero de 1895 de nuevo soportó los sinsabores de la cárcel, esta vez en la ciudad autónoma española de Ceuta, en la orilla africana del Estrecho de Gibraltar, como castigo impuesto por sus nexos con las fuerzas independentistas.
Su trayectoria de lucha por la independencia de Cuba le mereció un justo prestigio entre sus conciudadanos, por lo cual al cese de la dominación española fue nombrado alcalde de Santiago de Cuba. En el desempeño de tales funciones creó e inauguró, el 12 de febrero de 1899, el museo que hoy lleva su nombre y que tuvo por sede inicial los números 25 y 27 de la calle Santo Tomás (Félix Pena) para preservar el legado histórico de los luchadores por Cuba libre
En 1902 ocupó de nuevo la alcaldía, ahora por votación popular, prosiguiendo su obra en favor de la cultura con la apertura de una biblioteca —anexa al museo— y de la Academia Municipal de Bellas Artes. Bacardí no medró, como tantos hicieron, en su relevante cargo. Tampoco cejó en su empeño de defender la soberanía y, como senador de la República trató en vano de evitar la intervención norteamericana de 1906.
Caracterizado por su espíritu liberal y progresista, Bacardí estableció la concesión de empleos en el ayuntamiento a las mujeres, sobre todo a aquellas cuyos familiares murieron en la contienda por la independencia. Y siendo alcalde instituyó, por iniciativa del santiaguero Ángel Moya y Portuondo "Chichí", la tradicional Fiesta de la Bandera.
Como teatrista fue autor del drama realista “Al abismo”, y en su arista de novelista reconstruyó con brochazos firmes la gesta libertadora de los diez años en “Vía Crucis” (publicada en Barcelona en 1914), y se adentró en el campo de la novela histórica con “Doña Guiomar” (publicada en Barcelona en 1916) que se desarrolla en el primera mitad del siglo XVI.
Pero es como historiador que alcanza su mayor trascendencia, con sus diez tomos de “Crónicas de Santiago de Cuba”. Valioso igualmente es su libro “Florencio Villanova y Pío Rosado” (1920) por el tema biográfico. Posterior a su muerte se publicaron “La condesa de Merlín” (1924) y “Cuentos de todas las noches”, (narraciones para niños, en 1950).
Muere a los 78 años ,el 28 de agosto de 1922 en Santiago de Cuba, cuando ya era miembro de la Academia de Historia y de la Academia de Artes y Letras de Cuba. Un hecho curioso es que el mismo día de su muerte llegó a su ciudad natal desde La Habana una comisión de la Agrupación Patria, para proponerle su candidatura a la presidencia de la República. Acompañado de su pueblo fue enterrado en una tumba piramidal cargada de simbolismos en el cementerio Santa Ifigenia.
El 29 de agosto de ese año, el Diario de Cuba titulaba en mayúsculas “Ha muerto un grande de la Patria” y El Cubano Libre proclamaba a página completa que “Emilio Bacardí será inmortal en el corazón de sus compatriotas”. La prensa habanera y de otras provincias se hizo eco de los honores.
La obra de promoción cultural iniciada por Emilio Bacardí la prosiguió su viuda, Elvira Cape, cuyo nombre lleva la biblioteca municipal. Fue ella quien hizo entrega oficial al ayuntamiento de la ciudad del majestuoso edificio del museo Emilio Bacardí, reinaugurado en su sede actual el 20 de mayo de 1928.