
En el mundo basta decir un nombre para que las personas identifiquen a Cuba, porque sólo decir Fidel representa la proeza inédita de una pequeña isla del Caribe, cuyo pueblo derrotó con pocas armas una cruel dictadura y resiste por más de 60 años el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos.
Fidel Alejandro Castro Ruz, más conocido como Fidel Castro, nació en el pequeño poblado de Birán, en Holguín, un 13 de agosto de 1926, pero no murió el 25 de noviembre de 2016 en La Habana a los 90 años, pues millones de cubanos gritaron en la isla “Yo soy Fidel” y se empeñan en demostrarlo.
El legado del líder indiscutible de la Revolución Cubana no puede resumirse en cientos de cuartillas ni en colecciones de libros, pues su inconfundible voz fue escuchada cada día, muchas veces por varias horas, y sus Reflexiones leídas por generaciones que aprendieron de él a valorar el orgullo de ser cubanos.
Como bien dijo el inolvidable comandante Ernesto Che Guevara, su fiel compañero de luchas, en la famosa carta de despedida a Fidel: “Sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios”.
Hablar de Fidel es hablar de disímiles frentes y del ejemplo de su vida, desde su incorporación a la fracasada expedición de Cayo Confites para liberar a República Dominicana, su participación en el Bogotazo con 22 años en representación del estudiantado cubano, y del asalto al Cuartel Moncada con su alegato en el juicio, conocido como La Historia me Absolverá, donde trazó el programa de la Revolución cuando entonces parecía un sueño.
Es el Fidel de la prisión fecunda, del exilio y del desembarco del Granma, en cuya travesía puso en riesgo la operación para buscar hasta rescatar a un expedicionario caído al agua y enseñarnos a todos que la Revolución jamás abandona a ningún combatiente, el que doblegó desde la Sierra Maestra a las tropas de la tiranía batistiana armadas y entrenadas por Estados Unidos.
El que dio a las mujeres su merecido lugar en el combate, creando el pelotón Mariana Grajales y, posterior al triunfo, la Federación de Mujeres Cubanas. El que promulgó desde la comandancia rebelde en La Plata, a pocos días del triunfo de enero de 1959, la primera Ley de Reforma Agraria para darle tierras a los campesinos, a quienes luego organizó en la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños. Quien supo ser también el líder de los trabajadores organizados, de los jóvenes, los maestros, los estudiantes y los periodistas.
Fue quien denunció en su juicio en 1953 la tragedia de la vivienda en Cuba y al triunfo proclamó la Ley de la vivienda, rebaja de alquileres, nacionalización de la Empresa Eléctrica, las transnacionales extranjeras y los latifundios.
En el tercer año de la Revolución Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución previo a comandar el combate en Playa Girón para propinar la primera gran derrota militar al imperialismo en América. Ese mismo año convocó al pueblo a la Campaña de Alfabetización, donde alfabetizaron a 707 mil cubanos y proclamó a Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo.
Luego llamó a continuar la campaña por llevar al sexto grado de escolaridad a toda la población y estableció la educación gratuita a todos los niveles, lo cual permite hoy a Cuba tener casi el 50 por ciento de su población con un título de educación superior en 50 universidades, y un pujante desarrollo en el campo de la tecnología y las ciencias, capaces de vencer en menos de un año la pandemia mundial de la COVID-19 y tener cuatro candidatos vacunales.
El sueño del Moncada de un sistema de salud pública universal y gratuito comenzó a aplicarse desde el mismo triunfo y su eficiente estructura médica y epidemiológica, con miles de médicos, enfermeros y técnicos de salud, no sólo han dado al pueblo cubano uno de los más altos índices de salud en el mundo, sino que sus contingentes internacionalistas han ayudado a más de 60 países.
Fidel desde el 24 de febrero de 1960 nos enseñó a “consumir menos de lo que produzcas, ahorra para poder invertir, …porque el dinero tiene que salir de la producción nacional, de esa parte de la producción nacional, que en vez de gastarla la vamos a invertir”. Con ese principio Fidel resistió agresiones externas y un genocida bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos hace 60 años, y condenado en Naciones Unidas por los países del mundo en 27 votaciones consecutivas desde 1992.
Fue también el líder capaz de unir las distintas fuerzas revolucionarias hasta crear el Partido Comunista de Cuba para dirigir la Revolución, la Asamblea Nacional del Poder Popular para legislar y orientar la labor del Estado, elaborar con participación popular una Constitución acorde con los nuevos tiempos y encabezar la resistencia popular al bloqueo y al derrumbe del campo socialista que sumió al país en un muy difícil “período especial en tiempo de paz”.
Muestra del odio de sus enemigos es que hasta el 2007 se fraguaron 638 intentos de asesinato contra su persona en distintas fases de desarrollo, llegando a ejecutarse más de un centenar los que fracasaron por la acción de la Seguridad del Estado o la cobardía de sus autores.
Mucho queda por decir de la obra de Fidel en la cultura, el deporte y la recreación al servicio del pueblo; en el desarrollo del turismo aprovechando las excelencias naturales de la isla cuando Cuba perdió de golpe la mayoría de sus exportaciones e importaciones; de la titánica labor de restauración de la Habana Vieja, encomendada por él a su colaborador y amigo, Eusebio Leal; de su influencia política en el mundo, en especial en América Latina, África y los países No Alineados; de sus condiciones de estratega militar al dirigir a las tropas internacionalistas cubanas que derrotaron la invasión de Sudáfrica a Angola, liberaron Namibia y contribuyeron a eliminar el Apartheid.
Para resumir estas breves líneas diríamos que Cuba es hoy lo que es gracias a la obra de un pueblo que decidió, por convencimiento, seguir la guía de Fidel, venció la agresión de 13 gobiernos de Estados Unidos y, con la continuidad de su ejemplo y enseñanzas, con su gobierno y el pueblo, seguirá venciendo.