Estados Unidos y España desconocieron derecho de Cuba a su soberanía

Tratado de París

La intervención de Estados Unidos en Cuba en 1898, cuando la guerra contra el colonialismo español estaba casi ganada por los mambises, sirvió de pretexto a Washington para adueñarse de Puerto Rico, Guam y Filipinas mediante el Tratado de París y desconocer el derecho de Cuba a una verdadera independencia.
Con ese acuerdo las dos potencias colonialistas desconocieron las luchas del pueblo cubano durante 30 años de guerra, la cual llevó aparejada la pérdida de numerosas vidas humanas y la destrucción de gran parte de sus riquezas materiales. El gobierno de Washington no quería ninguna interferencia en sus planes imperialistas y España derrotada se plegaba a sus designios.
España capituló en la guerra con Estados Unidos el 12 de agosto de 1898 y el 10 de diciembre de ese año se firmó el Tratado de París, el cual fue ratificado por el Congreso estadounidense el 1 de abril de 1899. El Tratado dio por finalizada la guerra entre ambos y España tuvo que ceder su dominio sobre Cuba, que quedaría ahora bajo la ocupación de Estados Unidos quien declaró luego una “independencia” mediatizada al imponer la Enmienda Platt, que autorizaba su intervención en la Isla cuando lo estimara conveniente.
Con ese Tratado Filipinas fue comprada oficialmente por Estados Unidos con 20 millones de dólares, y la isla de Guam junto con Puerto Rico se convirtieron también en propiedades estadounidenses, cambiando sólo de dueño su estatus colonial.
Con el acto de esa firma concluía un proceso de negociaciones diplomáticas comenzado mucho antes. Las hostilidades entre ambos adversarios no se habían suspendido por un simple "alto el fuego" sino cuando el gobierno de Madrid aceptó un conjunto de exigencias norteamericanas que condicionaron las negociaciones del Tratado de Paz definitivo, en cuyas negociaciones fueron excluidos cualquier representación de los patriotas cubanos y filipinos, lo que provocó un gran descontento entre la población de esas nuevas colonias,
Durante las negociaciones España intentó incluir numerosas enmiendas, pero no tuvo más remedio que aceptar todas y cada una de las imposiciones estadounidenses, pues había perdido la guerra y era consciente de que el superior poderío armamentístico estadounidense podría poner en peligro otras posesiones españolas en Europa y África. España temía que el conflicto bélico se trasladara al otro lado del Atlántico y amenazaran su posesión de las islas Canarias, las islas Baleares y las demás posesiones españolas en el norte de África y la Guinea Española.
El Tratado de París de 1898 se considera el punto final del Imperio español de ultramar y el principio del periodo de poder imperialista de Estados Unidos.

 

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