El control sistemático es parte principal de la labor de dirección

Gladys 3

Una actividad que tiene que ser sistemática para todas las entidades económicas es el control, no es una tarea de ocasión, no es una campaña, sino que es parte principal de la función de dirección, afirmó la Contralora General de la República Gladys María Bejerano Portela.
El control como sistema permite no sólo prevenir y evitar desviaciones, sino sacar el máximo provecho en la actividad de cada empresa o entidad, producir más con menos y con más calidad o dar mejor servicio, recalcó en declaraciones en el programa Mesa Redonda.
Cuando cumplimos esa obligación de ser sistemáticos en el control, de hacer todos los días un examen crítico de nuestro trabajo, contrarrestamos el riesgo de caer en la rutina, que es uno de los riesgos principales que podemos tener, enfatizó.
Podemos citar un ejemplo, precisó Bejerano Portela, y recordó que hace muchos años que la Contraloría orienta ejercicios de Autocontrol en las entidades y llegó un momento en que apreciamos que realmente se estaba convirtiendo en una revisión mecánica, rutinaria, que en algunos casos se reducía a que era una sola persona quien llenaba el cuestionario.
Por tanto, subrayó, eso no tenía ninguna profundidad, ningún sentido. De ahí que, con la experiencia acumulada, con el conocimiento del ejercicio de la auditoría y ejercicios de control en otros lugares, y acercándolos a nuestra realidad, establecimos el Autocontrol junto con la Auditoría Estratégica.
La clave de la auditoría estratégica está en que participa no un solo especialista. El control es de todos, en primer lugar, del jefe administrativo de cada entidad como su máximo responsable. Pero, agregó, tienen un importante papel los trabajadores mediante su participación en grupos de trabajo, comisiones mixtas, incorporando a personas de distintos niveles de responsabilidad, conocimientos y especialidad.
Aclaró la Contralora General que las deficiencias encontradas en una auditoría no son sólo para incluirlas en un informe, sino para analizar por qué las tenemos. Entonces, explicó, si conocemos el problema y por qué lo tenemos, estamos en condiciones de trabajar para resolverlo.
Ese método ha funcionado como un motorcito, dijo, aunque todavía no ocurre así en todos los lugares, pero se acogió la idea con entusiasmo, se aplicó y hay experiencias muy positivas. Demostró a las personas las posibilidades que tienen, lo que contribuyó a animarlas en buscar solución a los problemas.
Hay muchos problemas y hay dificultades que no debían existir y que tenemos que combatir para eliminarlas, gracias a la obra de la Revolución tenemos personas calificadas y todos los trabajadores están preparados, enfatizó. Entonces lo que tenemos es que encontrar el método correcto de llegar a las personas, orientarlas y prevenirlas para que no incurran en errores que se pueden evitar, y en eso ayuda el sistema de control interno que apliquemos, aseveró.
Cuando una persona está preparada, orientada, conoce los riesgos y se le estimula a aportar su inteligencia en la creatividad y el aporte al país, esa persona y ese colectivo crece, afirmó Bejerano Portela. Por eso, acotó, tenemos que tener en cuenta eso sin idealizar ni ser ingenuos, sin dejar de reconocer que el auditor tiene siempre que verificar y comprobar.
Nosotros creemos en las personas, pero nuestra responsabilidad es comprobar, para si alguien está equivocado o no está haciendo correctamente su labor, alertarlo, orientarlo, recomendarle el procedimiento correcto, puntualizó.
El hecho de que existan algunos simuladores que nos engañan o traicionan no son la generalidad, aclaró y precisó que sí existe en muchos casos irresponsabilidad, falta de atención a lo que está legislado, descuidos, y tenemos que saber distinguir eso y enfrentar valientemente a aquellos que tienen otra intención o actitud, cometen ilegalidades o son corruptos.
Cualquier persona se puede equivocar, y no toda equivocación o error es con la intencionalidad de apropiarse de algo. Por eso el auditor para lograr la justeza de sus análisis tiene que buscar elementos, hablar con las personas, con el colectivo, para llegar al juicio más objetivo, y subrayó que esto debe hacerse ni en una posición blandengue, justificativa, ni en una posición extremista que pueda desanimar a las personas.
Siempre decimos que cuando se hace una auditoría, un proceso de control, tenemos que decir la verdad, la que sea. Criticar lo que sea preciso criticar, pero hay que dejar el ánimo del colectivo en alza, entusiasmado, dispuesto a resolver los problemas. Hay que dejar más que un informe, hay que dejar una lección, un estímulo para seguir mejorando, un reconocimiento, una confianza en que el colectivo puede resolver los problemas detectados.
Eso se va impregnando en nosotros mismos, reflexionó, porque el auditor trabaja en equipo, no trabaja solo. Cuando nos acompañan estudiantes y expertos de otros organismos hacemos un equipo, en el cual recibimos de ellos su influencia, su dinámica, conocimientos, y ellos reciben de los auditores su experiencia, la práctica, y todo eso se combina y lograr armonizar todo eso es lo que nos permite lograr un análisis objetivo, justo, que puedan surgir ideas de cómo resolver los problemas detectados.
En las reuniones finales, comentó Bejerano Portela, tratamos mucho de no repetir las discusiones que ya hicimos en el curso del proceso de auditoría con los distintos factores que intervienen en ella, sino de sacar con los trabajadores la experiencia de los resultados. ¿Por qué esto está mal?, ¿por qué esto está bien? Cuáles son las claves de las entidades que logran éxitos, y dónde están las claves de los que no los logran para evitar que se sigan repitiendo los errores y la ineficiencia. Así aprendemos todos, concluyó la Contralora General.

 

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