El cambio de la moneda cubana en 1961, duro golpe a la contrarrevolución

Peso Cubano

Una sorpresiva medida del Gobierno Revolucionario en agosto de 1961 permitió la sustitución en solo dos días de todos los billetes en circulación en el territorio nacional por otros de igual valor, con lo cual se privó a la contrarrevolución interna y externa del financiamiento para pagar sus operaciones encubiertas en Cuba.
El 4 de agosto de 1961, el Gobierno Revolucionario promulgó la Ley 963 con el basamento legal del cambio de moneda y, para efectuar el canje obligatorio, los días 6 y 7 las fronteras fueron cerradas y el país paralizado. Esto permitió cambiar 724 millones de pesos los 1 187 estimados en circulación, la diferencia a partir de ese momento carecía de todo valor de cambio.
El canje de la moneda permitió al Gobierno Revolucionario Cubano golpear económicamente a las organizaciones que desde el exterior financiaban sus operaciones con los millones de pesos que habían sacado del país al triunfo del 1 de enero de 1959. También se golpeó a la contrarrevolución interna que utilizaban sus abundantes recursos financieros en la anterior moneda con iguales propósitos.
La medida hizo posible también reducir la circulación monetaria fortaleciendo el peso y elevando el poder adquisitivo de la mayoría de la población. La población contó con todas las garantías por parte del Banco Nacional de Cuba. Se cambiaron hasta 200 pesos por núcleo familiar y las sumas que excedían esta cantidad se colocaron en cuentas especiales para un cambio ulterior. 
Las cuentas de ahorro, corrientes o certificados de ahorro fueron canjeadas hasta el último centavo, por lo que sus titulares pudieron luego hacer las extracciones pertinentes sin ninguna dificultad.
Al triunfo de la Revolución el nuevo gobierno encontró que los fondos de la nación cubana habían sido saqueados por parte del derrocado dictador Fulgencio Batista, sus altos militares y funcionarios. Las reservas del Banco Nacional de Cuba apenas superaban los 100 millones de pesos y se conocía que el expresidente Batista y quienes habían huido con él habían sacado del país unos 424 millones de pesos que, en su mayoría, habían terminado en bancos de Estados Unidos.
Las transformaciones emprendidas por el Gobierno Revolucionario requerían de un financiamiento que no podía lograr en esas condiciones. Por otra parte, la circulación de billetes y monedas no se correspondía con el nuevo flujo productivo y la venta de bienes y servicios en el país.
El Banco Nacional de Cuba se había visto precisado a emitir más fondos que los requeridos por los habituales ajustes de pago de la economía nacional debido a que casi el 40 % de los billetes en circulación habían sido atesorados, fundamentalmente en bancos norteamericanos, aunque la ley prohibía exportar billetes o atesorarlos.
El canje se comenzó a preparar en el más estricto secreto desde 1960 y ya en noviembre comenzó la impresión de la moneda sustituta. El comandante Ernesto Che Guevara, quien ocupaba el cargo de presidente del Banco Nacional de Cuba desde el 26 de noviembre de 1959 fue el encargado de la operación y fue su firma la que apareció en los nuevos billetes que comenzaron a circular.
Desde mayo el dinero estaba entrando en el país en cajas de armas. De esa forma el personal de la aduana y todos los que participaban en los traslados a las diferentes del país creían estar trasladando armamento. El canje se programó inicialmente para el 26 de julio de 1961, pero ese día entró el último barco con el dinero y hubo que posponerlo. 
Hasta 1960 la producción de los billetes cubanos había estado a cargo de impresoras estadounidenses, fundamentalmente, pero a partir de 1961 el papel moneda cubano comenzaría a imprimirse en la Imprenta Nacional de Valores de la República Socialista de Checoslovaquia.
El gobierno revolucionario cubano se propuso que los billetes reflejaran los cambios económicos, sociales y políticos que estaban ocurriendo en el país y el reverso del billete se destinaron a escenas que mostraban hechos trascendentes de este acontecer. La tarea de hacer los dibujos de los billetes estuvo a cargo de Hernando López Martínez quien durante la dictadura batistiana había diseñado algunos de los bonos de más alta denominación del Movimiento 26 de Julio y del Directorio Revolucionario.
En total se habilitaron en el país unos 3 500 centros de recepción de la vieja moneda los cuales la población acudió disciplinadamente. El Banco Nacional de Cuba asumió la responsabilidad de los aspectos técnicos del canje, en tanto las fuerzas armadas se encargaban del transporte y la custodia de los valores.
En una operación bien planificada se logró que los billetes fueran trasladados a los puntos de canje a tiempo sin que trascendiera el secreto del cambio de la moneda. El canje se realizó en dos días el domingo 6 de agosto a las 8:00 am hasta el lunes 7 a las 8:00 p.m. En las mesas de cambio participaban de forma activa los miembros las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI).
Durante los dos días en que se realizó el cambio concurrieron a los centros de canje 1 768 000 personas en representación de unos cinco millones. Estas cifras no incluyen a los miembros de las fuerzas armadas, milicianos y estudiantes, a quienes se les cambió globalmente. A las 8:00 p.m. del lunes 7 de agosto los billetes de anterior circulación se consideraron nulos y sin valor alguno. 
El cambio evidenció la distribución desigual y clasista de los fondos en circulación: El 94 % de las personas poseía cantidades inferiores a los 1 200 pesos, con un promedio de 204 pesos cada una. Por el contrario, el 5.5 % de las personas que poseía sumas por encima de los 1 200 pesos promediaban como promedio 3 526 pesos cada una. 
Previamente, se había exhortado a la población a no atesorar el dinero en la casa por ser lesivo para la economía nacional e inseguro para sus dueños, pero la propaganda enemiga desarrolló su labor de zapa y algunos individuos confundidos o contrarios al proceso revolucionario y de considerable poder económico optaron por retirar sus fondos de los bancos.
Concluido el cambio, se dictó una segunda ley complementaria, que mantuvo el respeto íntegro por todos los depósitos bancarios sin limitación alguna. En el caso de las cuentas creadas durante el canje, hasta 10 000 pesos se congelaron y solo se permitió hacer extracciones mensuales reguladas. Los valores que excedieron ese importe quedaron sin posibilidades de canje.
El dinero desvalorizado arribó a La Habana en unos 30 camiones y fue incinerado.

Compartir:

Añadir nuevo comentario