El Bárbaro del Ritmo, Benny Moré, cumpliría 106 años

Benny Moré

Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, más conocido como Benny Moré o El Bárbaro del Ritmo, fue un destacado cantante y compositor cubano con un amplio registro para la interpretación y capacidad innata para la composición musical. Sus grabaciones continúan escuchándose en el tiempo y su vida es ya una leyenda.
El Benny incursionó con éxito en diferentes géneros como el mambo y el bolero, pero es reconocido fundamentalmente por su son montuno, por cuya interpretación se ganó el calificativo de “El Sonero Mayor de Cuba”. Sobresale en su carrera artística el largo paso por el famoso Trío Matamoros, donde llegó a sustituir como cantante principal a Miguel Matamoros.
Nació el 24 de agosto de 1919 en el barrio Pueblo Nuevo, 32 kilómetros al sur del poblado de Lajas, perteneciente al actual municipio de Cienfuegos y a solo 10 kilómetros al noreste de la ciudad de Cienfuegos, donde lo recuerda una estatua en el Paseo del Prado con el famoso bastón que usaba para dirigir su orquesta.
Sus padres fueron Virginia Moré y Silvestre Gutiérrez, y era el mayor de 18 hermanos. Llevaba como primer apellido el de su madre, cuyos ancestros estaban muy ligados al “Casino de los Congos” del barrio La Guinea, pues el apellido Moré provenía de Ta Ramón Gundo Moré (esclavo del Conde Moré), quien, según la tradición de los congos, fue su primer rey en Santa Isabel de las Lajas.
Cuenta la historia popular que el rey congo había establecido relaciones amorosas con la esclava Julia Moré, también propiedad del conde Moré, con la cual tuvo una hija llamada igualmente Julia, que a su vez tuvo otra hija no reconocida por el padre, nombrada Patricia igualmente con el apellido Moré. Al intimar esta con un acaudalado español nacieron cuatro hijas, también "bastardas", entre ellas Virginia Secundina, madre de Bartolomé, tampoco reconocidas por su progenitor. 
El Casino de los Congos, cofradía fundada en el siglo XIX por un grupo de negros congos libertos, traídos mucho antes del África Central y Occidental, brindó siempre al Benny un especial reconocimiento por la jerarquía de su origen familiar y de ellos recibió una influencia determinante para su futura carrera como músico.
Con ellos aprendió a tocar el Insundi, los tambores de Yuka, los de Makuta y Bembé, invocadores de deidades (Orishas), con los cuales cantaba y bailaba a la perfección, y también a interpretar el son, la guaracha y la rumba. 
Santa Isabel de las Lajas es el son montuno que se convirtió en uno de sus temas más famosos, dedicado a su tierra natal: “Santa Isabel de las Lajas, querida/ Ay, mira nena, pero yo te llevo en mi vida/ Santa Isabel de las Lajas, querida/ Que yo no te olvido mi pueblo porque tú eres mi querida”, dice un fragmento de la canción.
Desde la escuela primaria Bartolomé se distinguió por su clara y natural inteligencia para las matemáticas y la lectura, pero por ser el mayor y ante la difícil situación económica de la familia tuvo que dejar la escuela al finalizar cuarto grado, para trabajar en el campo en diversas tareas, pero cantando siempre.
La voz potente y aguda del mulatito delgado, inquieto y vivaracho, era conocida a todo lo largo y ancho del humilde barrio de La Guinea. A los 11 años del Benny su madre fue en busca de trabajo al Central Vertientes (hoy Panamá), en la provincia de Camagüey, a donde fueron luego Bartolomé y su hermano Teodoro para ayudarla en su trabajo como lavandera de varias familias pudientes del lugar. 
El año 1935 fue para el Benny un año feliz porque logró formar parte de un grupo musical y por primera vez, el pueblo pudo apreciar su voz como cantante. Después de unos siete meses, regresa a Lajas, y decide ir para La Habana a mediados de 1936, donde se vería obligado junto a su tío a vender frutos y hierbas medicinales por los portales del Mercado Único de La Habana. 
Con su entrañable hermano Teodoro pasados varios meses parten nuevamente para la antigua provincia de Camagüey, donde se dedican al corte de la caña de un central azucarero próximo a la ciudad de Ciego de Ávila. Agobiado desde su infancia por las injusticias de un medio adverso y ante un horizonte incierto, el joven Bartolomé decide una vez más echar su suerte en La Habana, pero ahora lo hará decidido a demostrar sus dotes de cantante.
Con casi 20 años de edad, en 1940 Bartolomé se despidió de su madre en el Hotel Ritz del Central Vertientes, donde ella trabajaba, y viajó escondido en un tren y en un camión a la Ciudad de La Habana. Allí inició un peregrinaje durante cuatro años por calles habaneras, con una guitarra comprada en una casa de empeños, cantando en cafés, bares, hoteles, restaurantes, y hasta prostíbulos. Actuaba para los turistas en los muelles de La Habana Vieja y recordaba lo que le había dicho a su madre Virginia: “Me voy para La Habana a ver si triunfo en la música, para que tú no tengas que lavar y planchar más”.
En esa época, comenzó en la emisora CMQ el programa La Corte Suprema del Arte, donde se presentó Bartolomé y en su segunda ocasión ganó el primer premio. Para suerte de él y de la música nacional, en una de sus correrías Siro Rodríguez, integrante del famoso Trío Matamoros, lo escuchó cantar en el bar del restaurante El Templete, y quedó muy impresionado por su voz y afinación.
Tal hecho, más tarde repercutiría favorablemente en su carrera artística cuando Miguel Matamoros, guitarrista, compositor y cantante, regresa en 1945 de un viaje, y de inmediato tenía que cumplir un compromiso contraído anteriormente con una emisora radial, pero estaba afónico y debía hacer reposo de voz. Las excelentes referencias que dio Siro Rodríguez hicieron que el escogido para reemplazarlo en esa ocasión fuera el joven Bartolomé, quien por su meritoria labor y buen carácter se fue haciendo imprescindible al Conjunto Matamoros y se quedó fijo.
En 1945 realizó con el conjunto su primer viaje a México, país en el que se consagraría como cantor popular. Cuando terminó el contrato, el conjunto Matamoros retorna a La Habana sin Bartolomé, quien decide probar fortuna solo en México. Al comunicarle su decisión al famoso autor del son El que siembra su maíz, Matamoros le respondería: “Está muy bien, pero tienes que cambiarte el nombre de Bartolo, que es muy feo. Tiene usted razón le contestó Bartolo, desde hoy me llamaré Benny, sí, Benny Moré.” 
De 1945 a 1950 canta con las orquestas de Arturo Núñez, Rafael de Paz y Mariano Mercerón. En 1946 en México, Benny se casó con Juana Bocanegra Durán, el padrino de la boda lo fue el afamado cantante mexicano Miguel Aceves Mejías. A finales del año 1947 se suceden otros logros artísticos del cantante, acompañado de nuevo por la agrupación dirigida por el maestro Mercerón. 
Entra en 1948 como primer cantante de la que sería posteriormente la gran orquesta de Dámaso Pérez Prado, con la que graba más de 60 discos entre ellos: Bonito y Sabroso, Mucho corazón, Pachito e´che, Ensalada de mambo, y resultó de gran trascendencia para su vertiginosa carrera, pues sirvió de puente para su consolidación definitiva como cantor. Popularizó los temas Francisco Guayabal creado por Pio Leyva y Mulata, con gran éxito.
Con Pérez Prado conquistó al noble pueblo azteca en giras por distintos estados de ese país hermano. Debido al éxito alcanzado por el Benny, el pueblo le otorgó el título de "Príncipe del mambo" y a Pérez Prado el de "Rey del mambo"
Ya por esa época la voz de Benny era conocida en Panamá, Colombia, Brasil, Puerto Rico, Haití, Venezuela, y desde luego, en su natal Cuba. El cantante cubano actuó en los principales teatros de Ciudad México, entre otros el Margo, el Blanquita, el Folliers y el Cabaret Waikiki, alternando con artistas de gran renombre, y fue contratado para la realización de varios filmes. Aparece en los filmes Carita de cielo, Ventarrón, Quinto Patio, El derecho de nacer, Novia a la medida, Fuego en la carne, y en una pequeña gira artística que realizó con Pérez Prado actuaron en los carnavales de Panamá.
Desde 1945 hasta 1950 Benny Moré residió en Ciudad México, y regresó a su Lajas querida a finales de ese año, dejando atrás comodidades, satisfacciones materiales y espirituales, amigos y hasta amores. Ya en Cuba fue a Vertientes a la casa de su hermano Teodoro, donde a los 20 días de estancia fue localizado por Mercerón para actuar en Santiago de Cuba con su orquesta y los cantantes Fernando Álvarez y Pacho Alonso, quienes, en los inicios de su carrera como vocalistas, le hicieron el coro al Benny.
Con su fama y el prestigio, no le fue difícil a Benny agrupar, en los meses de julio y agosto de 1953, algunos de los mejores instrumentistas del país para formar su primera Banda Gigante. Entre los años 1956 y 1957, realizó un periplo musical por países de América. Visita Venezuela, Jamaica, Haití, Colombia, Panamá, México y Estados Unidos aclarando: aclarando siempre: "... yo voy, pero va mi orquesta..." y presionaba para que “su tribu” lo acompañara. 
Entre 1958 y 1962 su salud se va deteriorando. Le diagnostican una grave cirrosis hepática. Triunfa la Revolución y, pese a encontrase ya enfermo, el Benny no dejaba de trabajar afanosamente en giras por diversas provincias, ciudades y barrios, y los bailables de La Tropical
A principios de la Campaña de Alfabetización, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz se entrevista con el Benny, para pedirle que actuara en el Anfiteatro de Varadero, donde todos los jueves se brindaba un espectáculo a los alfabetizadores. Durante todo el tiempo que duró esa campaña, Benny no faltó nunca los jueves, cumpliendo así con la palabra empeñada con Fidel.
Su última actuación, con su propia orquesta, fue en el pueblo de Palmira (Las Villas), el día 16 de febrero de 1963. Ya en estado muy grave, el lunes 18 el médico decide ingresarlo en el Hospital de Emergencias, donde ese mismo día cae en coma. Estuvo sin conocimiento hasta el martes 19 de febrero, en que murió a la temprana edad de 43 años.
Por su petición expresa, sus restos fueron sepultados en su pueblo natal, Santa Isabel de las Lajas. Durante todo el recorrido de la caravana por la Carretera Central, los poblados y ciudades paralizaban prácticamente sus labores para darle el último adiós a su ídolo. Una vez en su pueblo, en el barrio de La Guinea, la Sociedad de los Congos lo despidió con un solemne rito funeral mayombero de origen bantú. El 20 de febrero a las 4.00 de la tarde fue sepultado en la necrópolis de este pueblo, pero su recuerdo sigue vivo en Cuba y en el mundo.
 

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