
Dulce María Loynaz Muñoz, considerada la más grande escritora cubana del siglo XX y una de las principales de la literatura cubana y universal, nació en La Habana el 10 de diciembre de 1902 y su novela lírica, Jardín, algunos la ubican entre los antecedentes del realismo mágico latinoamericano.
Hija del Mayor General del Ejército Libertador de Cuba, Enrique Loynaz del Castillo y de María Muñoz Sañudo, con solo diez años comenzó a escribir y ya en 1919 aparecen publicados sus poemas "Invierno de almas" y "Vesperal" en el periódico "La Nación". Ese año también escribió los "Diez Sonetos a Cristo" que publicaría la Revista de la Asociación Femenina de Camagüey.
En 1920 viajó por primera vez fuera de Cuba, visitando los Estados Unidos. Fue el comienzo de muchos viajes que realizaría con sus hermanos y luego con su segundo esposo por diversos destinos en Norteamérica, casi toda Europa, Turquía, Siria, Libia, Palestina y Egipto.
Se doctoró en Derecho Civil en la Universidad de La Habana en 1927, con 24 años de edad, profesión que ejerció hasta 1961, siempre vinculada a asuntos de familia, y se dedicó paralelamente a la literatura.
En 1937 contrajo matrimonio con su primo Enrique Quesada Loynaz, un matrimonio que se disolvió seis años más tarde, entre otras razones por su imposibilidad para tener hijos. En el propio 1937 visitó México, y publicó "Canto a la mujer estéril", poema que resume el sentimiento de frustración de una mujer impedida de procrear.
En la década del 30 se vinculó con grandes figuras del mundo hispanoamericano como Federico García Lorca, quien a su llegada a Cuba inició amistad con su familia. En una actitud que siempre mantuvo hasta el fin de sus días, convirtió su casa en centro de la vida cultural habanera, en las llamadas "juevinas", las más afamadas tertulias literarias cubanas desde aquellas organizadas en el Siglo XIX por Domingo del Monte.
En esas tertulias acogió a gran parte de la intelectualidad del momento, tanto la que residía de forma permanente como la de tránsito por la isla, entre ellos los Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Alejo Carpentier, Emilio Ballagas, Rafael Marquina, Carmen Conde, Gonzalo Aróstegui, María Villar Buceta y Angélica Busquet, entre otros muchos intelectuales y artistas.
En 1946 contrajo matrimonio con el periodista canario Pablo Álvarez de Cañas, un hombre a quien había conocido en su juventud y que regresó a su vida años después para servirle de máximo impulsor y apoyo para su obra en Cuba y en el extranjero. Entre 1946 y 1947 visitó varios países de América del Sur y Europa, publicando como corresponsal en algunos diarios cubanos. Visita las Islas Canarias en 1947 y en 1951 es declarada su hija adoptiva. Ese mismo año es elegida miembro de la Academia Cubana de Artes y Letras. Ingresa en la Academia Cubana de la Lengua en 1959 y nueve años más tarde en la Real Academia Española de la Lengua como miembro correspondiente.
Permaneció junto a su esposo hasta 1961, fecha en que Pablo viajó al extranjero donde permaneció once años. En 1972 regresó enfermo a Cuba y falleció en 1974 en su casa de El Vedado habanero en compañía de Dulce María. A Pablo Álvarez de Cañas dedicó Dulce María el libro “Fe de vida”, su última obra, donde describe su vida y la relación que ambos llevaron.
Entre sus libros figuran memorias, una novela lírica, y su obra poética, enmarcada en la corriente posmodernista, que “se ha caracterizado por un profundo carácter introspectivo mediante el cual intenta dar expresión al sujeto femenino, y por la creación de un mundo simbólico altamente sugerente: Versos 1920-1938, Poemas sin nombre (1953), y La novia de Lázaro (1991)”.
“Su poesía fuerte, aunque delicada, intensa y nada retórica, desnuda de palabras y de alma, parece escrita con la sensibilidad en carne viva”. Por esas razones la década de los cincuenta del siglo XX es el período en que se publican o reeditan en España todos sus libros. Es también el período de su mayor participación en conferencias y recitales, donde recibe homenajes y galardones de varias instituciones hispanas.
En 1985 se publica en La Habana una edición de “Poesías Escogidas” y por primera vez ve la luz su libro de poemas “Bestiarium”, que demuestra gran imaginación y excelente sentido del humor. La Real Academia Española de la Lengua reconoce su trabajo en el año 1988 nombrándola Presidenta Honoraria de la Academia Cubana de la Lengua Española.
Dulce María, poetisa, ensayista, novelista, periodista y abogada cubana, en 1986 recibió el Premio Nacional de Literatura de Cuba y en 1992 el Premio Miguel de Cervantes en España. Siguió brindando su esfuerzo y saber enciclopédico en la Academia Cubana de la Lengua Española hasta el año 1995, cuando atendiendo a su delicado estado de salud se despide oficialmente de la prestigiosa institución, de la cual es nombrada en ese momento Presidenta Honoraria y Perpetua.
Falleció por cáncer a los 94 años, al amanecer del 27 de abril de 1997 en su antigua mansión de la barriada habanera de El Vedado, rodeada de obras de arte, recuerdos de viaje y una decena de perros, gozando del reconocimiento generalizado y universal dentro de las letras en lengua española. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, serbio y noruego, entre otros.
En la casona que habitó entre 1947 y 1997, ubicada en la esquina de las calles 19 y E, en El Vedado, funciona desde el 5 de febrero de 2005 el Centro Cultural Dulce María Loynaz en homenaje a su vida y amplia obra creativa.