
El eminente médico, profesor universitario y ensayista cubano, Ángel Arturo Aballí Arellano, murió en La Habana hace 73 años, el 22 de julio de 1952, y es considerado uno de los pediatras más importantes de la historia de la medicina cubana y creador de la Escuela Cubana de Pediatría.
En sus 71 años de vida hasta que falleció en La Habana, el Dr. Aballí recibió numerosas condecoraciones y ocupó importantes cargos en la docencia y la investigación científica.
En 1923 cuando se creó la cátedra de patología y clínica infantil fue nombrado profesor titular. En 1924 fungió como presidente del VI Congreso Médico; presidió la delegación cubana al VII Congreso Médico Latinoamericano, celebrado en México, en 1925; y fue elegido miembro honorario de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, en 1926.
Presidió el V Congreso Panamericano del Niño, celebrado en La Habana en 1927, y a iniciativa suya se creó la Sociedad Cubana de Pediatría, en 1928, resultando electo como su presidente. En 1936 fue designado decano de la escuela de medicina de la Universidad de La Habana y en 1946 se le confirió el diploma de miembro de honor de la Sociedad Cubana de Pediatría.
Perteneció a numerosas sociedades científicas de otros países, tales como: la Societ Medicales des Hopitaux de París, la Academia de Medicina de Nueva York, la Academia de Medicina de Buenos Aires, y la American Pediatric Society.
Junto a los profesores Pedro Antonio Castillo Martínez y Ricardo Nuñez Portuondo constituyen las tres personalidades médicas que fascinaron a su época en Cuba. La defensa de su tesis se basó en los intereses de la nueva generación, el estado de salud de la niñez; incluyendo su atención, bienestar y felicidad, y tuvo una preocupación constante por la situación que presentaba la enseñanza de la pediatría en el país.
Aballí Arellano nació en Matanzas el 30 de septiembre de 1880. Estudió en la la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana, en donde se graduó en 1901 tras lograr catorce premios científicos en las asignaturas cursadas. Obtuvo en sucesivas oposiciones las plazas de alumno ayudante en Disección Anatómica (1887), cátedra de Medicina y Toxicología (1899) y cátedra de Fisiología (1900).
Fue declarado alumno eminente de la universidad, y recibe la primera beca de estudios que se le concedió a un estudiante cubano. Durante su viaje por Estados Unidos realizó trabajos y estudios en hospitales de las ciudades de Boston, Washington, Chicago y Nueva York. En Europa amplió sus conocimientos médicos en Francia, Italia y Alemania; en este último país recibió un curso privado del destacado profesor Adolfo Baginsky.
Regresó a Cuba en 1904, donde dos años más tarde ocupó el puesto de jefe de clínica infantil de la Cátedra de Clínica Médica, y posteriormente la obtuvo por oposición. Elaboró planes y programas de estudio, incorporando a la enseñanza de la pediatría los métodos pedagógicos más avanzados.
En el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes creó el primer servicio de clínica infantil en Cuba. Inauguró una sala de lactantes y organizó un laboratorio clínico adjunto, departamento de dietética y laboratorio de anatomía patológica. En este servicio introdujo en el país la otoscopia y el uso del citoscopio infantil.
Bajo su supervisión se hicieron en Cuba las primeras transfusiones de sangre en niños, así como las primeras punciones lumbares, el estudio del líquido cefalorraquídeo, y las pruebas hepáticas, entre otras, procedimientos diagnósticos y terapéuticos que eran de lo más avanzado en el mundo de aquel entonces.
Dedicó estudios a las enfermedades diarreicas, la desnutrición y la tuberculosis, que eran los problemas de salud más agudos que afectaban a la infancia en Cuba.
Para dichos fines inauguró el Dispensario Antituberculoso para Niños Calmette, el Preventorio Grancher para Lactantes, una sala destinada a niños tuberculosos en el hospital La Esperanza, y más tarde el Hospital Infantil Antituberculoso, que tras el triunfo de la Revolución en 1959) fue nombrado Hospital Materno Infantil Ángel Arturo Aballí.
La Sociedad de Estudios Clínicos que el Dr. Aballí presidiera entre 1920 y 1924, fue la primera sociedad de carácter científico de la medicina cubana, y su labor en ella fue extraordinaria. El 15 de octubre de 1925, junto a Juan Guiteras, constituyó la Federación Médica de Cuba, siendo elegido su primer presidente.
Entre algunas de sus obras monográficas principales pudieran mencionarse: Estudio de la distrofia infantil; Terapéutica de los trastornos gastrointestinales del lactante; Esclerema en la gastroenteritis infantil; Laboratorios de leche y sus relaciones con la clínica. Tiene varios libros publicados, como autor o coautor.
Su vida no se limitó a la medicina pues también fundó y dirigió el periódico político “El Cubano Libre”, en el que no solo defendió los derechos de la Federación Médica de Cuba, sino que reflejó sus ideales nacionalistas.
Ostentó el grado de Gran Oficial de la Orden Finlay, la más alta condecoración para honrar a los científicos cubanos más relevantes y su vasta obra ha servido de base al desarrollo de la pediatría cubana.