
Este miércoles 28 de mayo tiene una connotación especial pues ese mismo día, hace 68 años, se produjo el ataque al cuartel de El Uvero, en la Sierra Maestra, acción que el comandante Ernesto Che Guevara calificó como la que marcó la mayoría de edad de la guerrilla.
Al conocer entonces la jefatura rebelde que se había producido por la costa norte de Oriente el desembarco del yate Corynthia con un grupo de revolucionarios, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz decide atacar el cuartel de El Uvero, con el objetivo de entretener a las fuerzas de la dictadura y disminuir la presión militar sobre los expedicionarios.
Para ello Fidel decidió emplear el primer gran refuerzo de 50 hombres y armas enviado por Frank País García a la Sierra Maestra en marzo de 1957 junto con los veteranos de la guerrilla en el ataque al cuartel de El Uvero el 28 de mayo de 1957.
El combate de El Uvero fue la primera acción de importancia del Ejército Rebelde, luego del combate de La Plata el 17 de enero de 1957, primera victoria del naciente Ejército Rebelde frente a las fuerzas de la tiranía que demostró ante el mundo la permanencia de Fidel en la Sierra Maestra, la capacidad guerrillera para tomar cuarteles y armas al enemigo, y la disposición de combatir hasta el triunfo final.
Para llegar al cuartel de El Uvero los combatientes tuvieron que vencer unos 16 kilómetros de distancia en las montañas en ocho horas de camino. En la noche del 27 de mayo tomaron posiciones para el asalto unos 80 atacantes rebeldes y en el cuartel se encontraban 53 soldados defensores de la guarnición, bien armados y protegidos.
Sobre el heroísmo individual y colectivo de los revolucionarios y la trascendencia histórica de la acción, afirmaría luego el máximo jefe del Ejército Rebelde: “Nuestros hombres tomaron por asalto cada posición, avanzando sobre las balas y combatiendo largamente. Todo lo que se diga sobre la valentía con que lucharon, no acertaría a describir el heroísmo de nuestros combatientes [...] El capitán Almeida dirigió un avance casi suicida con su pelotón. Sin tanto derroche de valor no hubiese sido posible la victoria.”
“Recuerdo el primer disparo del fusil de mirilla telescópica que yo utilizaba, dirigido al equipo de radio de la guarnición. Tras aquel disparo, decenas de balas cayeron sobre el puesto de mando enemigo. El adversario no supo por eso que su guarnición estaba siendo atacada. Dispusimos así de tres horas por lo menos sin que bombas y metralla cayeran sobre nosotros; lo que ocurría invariablemente apenas 20 minutos después que se iniciara cualquier combate. Sin tales factores es muy probable que aquella decisión, inspirada solo en la solidaridad, redujera nuestras fuerzas de casi cien veteranos y fuese necesario comenzar de nuevo su azaroso camino, en el mejor de los casos”, agregó.
“Fue en aquellas condiciones que Almeida (Juan) resultó impactado en el pecho y protegido de una herida más grave por algo de metal que llevaba en el bolsillo; Guillermo García, con un casco fruto del primer combate, mantuvo reñido duelo con el defensor de un fortín de gruesos troncos; el Che, con un fusil ametralladora que se encasquillaba, se separó de su puesto para sostener un duelo con los que combatían contra Almeida; y Raúl avanzó con su pequeño pelotón contra los soldados atrincherados en las estibas de troncos dispuestos para el embarque; todo antes de que aparecieran los cazabombarderos. Julio Díaz, bravo combatiente que disparaba con una trípode, no pudo avanzar; yacía a mi lado con un balazo mortal en la frente”, continuó Fidel Castro su relato en una de sus Reflexiones.
Raúl Castro, por su parte, afirmaría también que Almeida fue el alma del combate y que el Che Guevara comenzó a destacarse allí como un guerrillero impetuoso.
De los 53 integrantes de la fuerza enemiga, 46 fueron bajas, entre ellos 11 muertos, 19 heridos y 16 prisioneros, según consta en el relato que hiciera el Comandante en Jefe a Frank País sobre esta acción.
Por la parte rebelde cayeron heroicamente los tenientes Emiliano Díaz Fontain y Julio Díaz González; también los combatientes Gustavo Adolfo Moll, Francisco Soto Hernández, Anselmo Vega, Eligio Mendoza y Rigoberto Cilleros. Heridos resultaron el capitán Juan Almeida Bosque, el teniente Félix Pena, además de Miguel A. Manals, Mario Maceo, Manuel Acuña, Enrique Escalona, Mario Leal y Hermes Leyva.
Se trató de un fuerte combate en el que resultaron muertos o heridos combatientes de ambas partes. Fue la acción que permitió que el Ejército Rebelde alcanzase un alto grado de desarrollo, pues a partir de ese momento el enemigo renunció a los pequeños cuarteles y unidades aisladas, permitiendo a los rebeldes disfrutar de una creciente "zona liberada".
Tras el combate de El Uvero el grupo guerrillero tuvo nuevas posibilidades de adoptar otra estructura que le permitiese abarcar un territorio mayor. El Primer Frente rebelde quedó entonces como zona de operaciones de la columna madre, la número 1 José Martí bajo el mando del Comandante en Jefe Fidel Castro. De esta se desprendió la Columna 4 creada el 19 de julio de 1957, al mando de Ernesto Guevara, quien fue ascendido a Comandante el 22 de julio de 1957, con la misión de operar al este de Pico Turquino.
Respondiendo a un mando único encabezado por Fidel en el Primer Frente, y dentro de su idea estratégica para el desarrollo de la guerra, posteriormente se crean dos nuevas columnas, la número 6 bajo la jefatura del comandante Raúl Castro con la misión de establecer el Segundo Frente Oriental Frank País García, tarea que se cumple el 11 de marzo de 1958 en Piloto del Medio, noreste de la provincia de Oriente y la número 3 bajo el mando del comandante Juan Almeida Bosque, para abrir el Tercer Frente Oriental Mario Muñoz Monroy, el que queda establecido el 5 de marzo del propio año en Puerto Arturo, al oeste de Santiago de Cuba. Camilo Cienfuegos a finales de marzo de 1958 parte a operar en los llanos del Cauto, y combate en Bayazo, Cuchillas de Bayazo, Río Cauto y La Estrella.
Ese mismo 28 de mayo de 1957 la historia recoge la afrenta pública a la Patria por el actuar criminal del dictador Fulgencio Batista al ordenar asesinar a 16 prisioneros del frustrado desembarco de la expedición del yate Corynthia, en contraste con la liberación por el Ejército Rebelde de los 19 heridos y 16 prisioneros del ejército del régimen tras la rendición del cuartel de El Uvero.
En los meses siguientes el Ejército Rebelde tendría que enfrentar y derrotar la Ofensiva de Verano de la dictadura y consolidar su estrategia de llevar la guerra a todo el país enviando hacia distintas zonas de operaciones 16 nuevas columnas rebeldes, incluyendo las dos columnas invasoras al mando de Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara, las que junto a los frentes ya existentes y a las otras fuerzas revolucionarias que combatían en otras provincias, especialmente, del Directorio Revolucionario, el 26 de Julio y el Partido Socialista Popular, debían desarrollar la Ofensiva Final hasta alcanzar la victoria definitiva el primero de enero de 1959.