El joven artemiseño Ciro Redondo García asaltó el Cuartel Moncada con 22 años, cumplió prisión junto a su jefe Fidel Castro Ruz, le acompañó al exilio y vino con él en el desembarco del yate Granma. Participó en los primeros combates del Ejército Rebelde donde se ganó los grados de capitán y murió combatiendo en Mar Verde el 29 de noviembre de 1957, hace 68 años.
Ascendido al día siguiente de su caída al grado de Comandante a los 26 años, la corta vida de Ciro es recordada en su ciudad natal en el Mausoleo a los mártires de Artemisa, donde recibe el homenaje del pueblo al que honró desde que comenzó a conspirar para derrocar la dictadura de Fulgencio Batista inmediatamente después del Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952.
Formó parte del selecto grupo escogido por Fidel para participar en el asalto al Cuartel Moncada y, al fracasar la acción pudo salir de Santiago de Cuba en un jeep junto a otros cinco compañeros hasta las cercanías de la playa Siboney.
Ciro Redondo continuó su intención de internarse en las montañas para continuar la lucha, perseguido tenazmente por el ejército. Una familia los escondió en una cueva donde permanecieron cuatro días, pero un campesino los delató y fueron capturados. Cuando eran trasladados por la carretera, Marcos Martí fue asesinado por la espalda y Ciro golpeado pero un guardia no permitió que fuera ultimado allí, por lo que salvó su vida.
Sometido a juicio, fue condenado a diez años de prisión y trasladado al Reclusorio Nacional de Isla de Pinos. Fue ubicado, junto al resto de sus compañeros, en una de las salas del hospital del presidio, separados de los presos comunes por una pared de ladrillos levantada para ese fin.
El 6 de mayo de 1955, luego de ser aprobada por ambas cámaras del Congreso la Ley de Amnistía por la fuerte presión popular, quedó en libertad junto al resto de los asaltantes a los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo.
A principios de 1956, Ciro Redondo fue detenido nuevamente bajo la acusación de repartir los primeros manifiestos que llamaban a continuar la lucha, estuvo 32 días en el presidio para luego salir con libertad provisional tras ser fichado.
El 20 de marzo del 1956 embarcó en el vapor Covadonga rumbo a México. Allí se incorporó con Fidel en los preparativos de la expedición del yate Granma. En junio de ese mismo año fue detenido en México junto con la dirección del Movimiento 26 de Julio y pasó varios días en la cárcel. Después de ser liberados continuaron en los preparativos, hasta que el 26 de noviembre partieron de Tuxpan en el Granma hacia Cuba.
Ciro estuvo entre los 82 hombres que desembarcaron en la Playa Las Coloradas el 2 de diciembre de 1956, y fue uno de los que, después de la derrota de Alegría de Pío, pudo encontrarse con Fidel y otros compañeros para continuar la lucha en la Sierra Maestra.
Como parte del primer núcleo del Ejército Rebelde, Ciro participó en el ataque al puesto militar de La Plata el 17 de enero, en el combate de Arroyo del Infierno el 22 de enero y el combate de Altos de Espinosa el 9 de febrero. A mediados de marzo de 1957 la pequeña tropa rebelde recibió el primer gran refuerzo en hombres y armas enviado desde el llano por el jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, Frank País García. Con este refuerzo se reestructuró la Columna 1 José Martí y Ciro pasó a formar parte del Estado Mayor o Comandancia, bajo las órdenes directas de Fidel.
Participaría luego en el ataque a Bueycito el 31 de julio, el combate de El Hombrito el 30 de agosto, y el primer combate de Pino del Agua el 20 de septiembre. El 29 de noviembre de 1957 dirigió el combate de Mar Verde y, mientras cargaba impetuosamente contra las tropas del esbirro batistiano Ángel Sánchez Mosquera, murió en combate.
En 1977 se construyó el Mausoleo de los Mártires de Artemisa, conjunto monumental y recinto mortuorio, declarado Monumento Nacional en 1987, donde reposan los restos de 14 artemiseños caídos en los asaltos a los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo y tres caídos posteriormente en la Sierra Maestra, uno de ellos es el comandante Ciro Redondo García.
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