Batalla del Jigüe, descalabro de la ofensiva de la tiranía e inicio de la de Fidel

Ejército Rebelde

El 21 de julio de 1958, hace 67 años, aun resonaban los últimos disparos del intenso combate iniciado diez días antes en los escabrosos parajes de la Sierra Maestra cerca de la confluencia de los arroyos Jigüe y La Plata y del poblado de Arroyo de las Cuevas, en el hoy municipio Guamá de Santiago de Cuba.
La gran batalla del Jigüe demostró al mundo la estratégica conducción del Jefe del Ejército Rebelde, comandante Fidel Castro Ruz, al cambiar con sus contundentes resultados el curso de la guerra de liberación nacional.
A partir del 25 de mayo de 1958, el ejército de la dictadura había desplegado en la zona de la Sierra Maestra 14 batallones con unos 10 mil soldados, con apoyo de la artillería, la aviación y por mar, como parte de una ofensiva denominada en clave FF (Fase Final o Fin de Fidel). En esa fecha el total de la guerrilla rebelde solamente la integraban 300 combatientes, lo cual subraya el enorme desafío que enfrentaron y vencieron.
Como parte de aquella gran operación militar, el 10 de junio el gubernamental Batallón 18, con 400 soldados, al mando del comandante José Quevedo Pérez, desembarcó al sur de la Sierra, con la misión de liberar a militares batistianos prisioneros en la cárcel rebelde en Puerto Malanga y avanzar hacia la zona del Jigüe para combinar un cerco con las formaciones militares atacantes por el norte. 
Este oficial, doctorado en leyes en la Universidad de La Habana, fue condiscípulo del líder rebelde que iba a enfrentar. El propio 10 de junio Fidel llegó al Alto de Cahuara y allí estableció su puesto de mando, desplegó a 120 hombres en posiciones clave para cercar la agrupación enemiga y hostigarlos hasta rendirlos por agotamiento y hambre. Se inicia la batalla a las 5:30 de la mañana del 11 de julio cuando una patrulla rebelde atacó a fuerzas del batallón rumbo a la playa, con el objetivo de herir algún soldado de la tropa enemiga.
El plan funciona, el jefe del batallón envía el herido a la playa custodiado por dos pelotones, junto a una arria de mulos para traer provisiones a su regreso, lo cual es aprovechado el 14 de julio para emboscarlos por el capitán rebelde Guillermo García Frías que había logrado mejorar sus posiciones en el río La Plata.  Con esta acción el Batallón 18 quedó cercado en el arroyo Jigüe y se enfrenta a una situación desesperada, sus escasas provisiones están prácticamente agotadas y se les hace imposible evacuar a los heridos.
La máxima dirección del Ejército Rebelde decide trasladar el puesto de mando aún más cerca del batallón enemigo para orientar directamente las operaciones, y solicita la presencia de los amplificadores de Radio Rebelde para pedirles a los soldador cercados que se rindieran pues su derrota era inminente, también pide que traigan al grupo musical El Quinteto Rebelde.
La escuadra de Vilo Acuña está en las alturas frente al Batallón 18 que permanece cada vez más asediado por los rebeldes en el arroyo Jigüe. El pelotón de Guillermo García se sitúa en otra altura que domina el frente del enemigo. A su derecha, el de Vilo Acuña y cerrando el río La Plata la tropa de Hugo del Río.
En su libro La victoria estratégica, el Comandante en Jefe señaló: “El resultado fue que a los pocos minutos de combate –el cual escuchamos desde el Alto de Cahuara– el personal rebelde ya había logrado hacer varias bajas a la vanguardia, entre ellas, cinco muertos y dos prisioneros […]. “Como medida de reforzamiento de nuestra posición en la falda de Cahuara –continua Fidel– esa misma mañana le había pedido al Che que, […] me enviara una escuadra de 11 hombres de la gente de Camilo que había combatido junto a él en Meriño. El Che además me había informado que Curoneaux estaba camino a Jigüe con su ametralladora calibre 50 tal como yo había solicitado”. 
El destacamento que sostenía el cerco mantuvo en jaque al adversario. Relata Fidel: “A estas alturas ya se me había ocurrido la posibilidad de utilizar, como otra pieza en el combate contra la tropa cercada, los altoparlantes de Radio Rebelde. […] me parecía indudable que tendría un efecto psicológico importante para ellos escuchar desde el monte las trasmisiones que realizábamos con el Himno Nacional, las exhortaciones a la rendición con plenas garantías para sus vidas y, tal vez, la utilización igual que en Santo Domingo de las canciones pegajosas y de letras tan intencionadas del Quinteto Rebelde”. 
La mañana del 15 apareció por primera vez la aviación sobre Jigüe. “Llegó primero el aparato de reconocimiento y, tras él, los aviones de combate. Comenzando a las 6:00 de la mañana hasta alrededor de la 1:00 de la tarde sometió nuestras posiciones a un violentísimo ataque”, relata Fidel. Por orden de Fidel, en la madrugada del 14 de julio todas las posiciones descargaron sus armas sobre el campamento copado rompiendo el silencio que habían mantenido durante 72 horas. 
A la 1:00 de la madrugada del día 16, se instaló la emisora rebelde, comenzaron las alocuciones y el Quinteto a interpretar sus canciones: Procura respetar al Che Guevara, / evítate un problema con Fidel, / las cosas de Raúl hay que pensarlas, / los rebeldes son difícil de coger. / Procura no encontrarte con Almeida, / con Camilo, con Guillermo y otros más/ hay que ver la cara a los soldados/ cuando los rebeldes le hacen una “emboscá”. 
El propio Comandante en Jefe le escribió a Quevedo y le brindó una tregua, al tiempo que le ofreció honorables condiciones para su rendición y apeló a su sentido de patriotismo para evitar más muertes inútiles de soldados en defensa de un régimen dictatorial.
Finalmente hubo receptividad en el mando enemigo y el jefe cercado solicitó una entrevista con Fidel para pactar aspectos de la rendición. El 20 de julio los soldados y oficiales del ejército batistiano, desmoralizados y vencidos, comenzaron a deponer las armas de acuerdo con las condiciones propuestas por los rebeldes.
En el combate de El Jigüe, las tropas batistianas tuvieron 41 bajas y fueron hechos prisioneros más de 200 hombres, 30 de ellos heridos, les fueron ocupadas 249 armas y una numerosa cantidad de parque.
Al decir de Fidel: ““Terminaba así una de las acciones decisivas de toda la guerra. A partir de Jigüe, ya no me quedaba duda alguna del desenlace de la ofensiva enemiga e, incluso, de la derrota relativamente cercana de la dictadura”.
 

Compartir:

Añadir nuevo comentario