Aracelio Iglesias, el legendario líder de los obreros portuarios

Aracelio Iglesias

Aracelio Iglesias Díaz, el legendario dirigente de los obreros portuarios y figura emblemática del movimiento sindical cubano, nació un 22 de junio de 1901, pero murió asesinado a los 47 años por sicarios al servicio del gobierno de Carlos Prío Socarrás.
Enfrentó siempre la discriminación imperante en la época por ser negro, pobre y comunista, pero cuando descolló como dirigente obrero la discriminación se trocó en preocupación y temor para los explotadores de los trabajadores, los gobiernos de turno y la embajada de Estados Unidos en La Habana.
Aracelio nació en Consolación del Sur, Pinar del Río, y quedó huérfano de padre y madre a los 13 años, por lo cual se fue a vivir a Regla, con su tía Mónica, a la cual ayudaba con el sustento de la casa.
Inició su vida laboral a los 15 años como bracero en el Puerto de La Habana. A pesar de su poca preparación, ingresó en la Sociedad Juan Gualberto Gómez, de Regla y en 1924 resultó electo secretario de esa Institución, cargo que desempeñó tres años consecutivos. Ingresó en las organizaciones obreras del puerto de La Habana y su temperamento rebelde chocó inmediatamente con la realidad social, por lo cual decide ingresar en las filas del Partido Comunista.
El 12 de agosto de 1933 la huelga general sería el factor decisivo en el derrocamiento de la dictadura de Gerardo Machado. El paro en el puerto duró 19 días, durante los cuales Aracelio intervino activamente en las luchas y formó parte del Comité de Huelga. La United Fruit Company pretendió romper el movimiento, pero Aracelio organizó piquetes para impedir el embarque a los rompehuelgas. Delatado por agentes patronales, la policía lo cercó, pero logró evadirse, aunque luego cayó preso por el Servicio de Inteligencia Militar. Estos pusieron armas y explosivos en su pequeña habitación de la Calle Aguacate y fue condenado a tres años de prisión en la Isla de Pinos.
Por su actividad sindical, prestigio, responsabilidad y la autoridad de que gozaba entre sus compañeros, a los 37 años era secretario general del Sindicato de Estibadores y Jornaleros, y a los 38 miembro del Comité Ejecutivo de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC).
Con su infatigable lucha al frente del sindicato y el apoyo de los afiliados, arrancó a los patronos importantes conquistas, entre ellas el establecimiento de las listas rotativas, aumento de salarios y el descanso retribuido.
A principios de 1947, los jefes militares y policiales de todo el país recibieron órdenes dirigidas a detener las denominadas “actividades subversivas”, a los “perturbadores comunistas” y a los “propagadores de teorías extranjerizantes”.
En medio de una discusión sobre mejoras salariales con dirigentes portuarios, Carlos Prío Socarrás, entonces ministro de Trabajo, le dice a Aracelio: "Ven acá, ¿tú te crees que eres el dueño de los muelles o qué?", a lo que Aracelio le replica airado: “¿Y tú te crees que eres el dueño de Cuba o qué carajo?”.
Cuando el 10 de octubre de 1948 toma posesión Prío como presidente de la República, anuncia que sus ministros van a colaborar con los trabajadores, pero para las empresas navieras y el gobierno era preciso desorganizar, corromper y destruir la unidad, el sindicato que había logrado constituir Aracelio y arrebatar a los trabajadores las conquistas obtenidas en la lucha.
En la tarde del 17 de octubre de 1948, un grupo de trabajadores discutía con Aracelio un pliego de demandas al gobierno, cuando terminada la reunión un grupo de pistoleros arribó de forma violenta y abrió fuego contra él, en cuya espalda se alojaron cuatro proyectiles. Trasladado de inmediato al hospital, falleció al día siguiente, mientras era intervenido quirúrgicamente. Moría Aracelio, nacía la leyenda.

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