Aprobada la Constitución Mambisa de La Yaya el 30 de octubre de 1897

Constitución de La Yaya

La Constitución de La Yaya, considerada la más completa Carta Magna de la República de Cuba en Armas, fue aprobada por 22 patriotas representantes de los seis cuerpos del Ejército Libertador el 30 de octubre de 1897, en virtud de lo establecido en la anterior Constitución de Jimaguayú en 1895.
La Constitución de Jimaguayú, aprobada pocos meses después de iniciada la guerra el 24 de febrero de 1895, preveía que si al cumplirse dos años de aprobada aun prevalecía la guerra de liberación debía convocarse una nueva Asamblea de Representantes de los cuerpos del Ejército Libertador para actualizar la Carta Magna mambisa.
Las primeras sesiones se efectuaron en Aguará, en Camagüey, pero a partir del 5 de octubre los delegados se trasladaron a La Yaya, pequeño caserío a 14 kilómetros del poblado Sibanicú en la misma provincia y a 53 de la ciudad de Camagüey, donde se suscribió la cuarta y última constitución mambisa con leyes avanzadas para la época y marcado contenido humanista y social.
La nueva Carta Magna, en el marco de la lucha por independizar a Cuba del Reino de España y crear una nueva República, fue firmada por el presidente de la Asamblea Constituyente Domingo Méndez Capote (general de brigada y jefe del Estado Mayor de Máximo Gómez); vicepresidente, el general José Lacret Morlot; y los secretarios, el coronel Carlos Manuel de Céspedes y Quesada (hijo del Padre de la Patria) y el también coronel Aurelio Hevia Alcalde. 
La casa donde sesionaron en La Yaya era propiedad de Juan Ronquillo Victoria, uno de los 76 camagüeyanos que se alzaron el 4 de noviembre de 1868 en Las Clavellinas, escogido por el gobierno de la República en Armas por sus características, ubicación y actitud patriótica de su propietario.
Frente a las concesiones autonomistas y las presiones del gobierno de Estados Unidos, y preocupados por la radicalización que alcanzaba la lucha armada, se imponía para los asambleístas afianzar la debilitada unidad, por lo cual los reunidos rechazaron cualquier tipo de conversación, acuerdo o pacto que no implicara la independencia y soberanía de Cuba.
¡Independencia o muerte! fue el lema indiscutible de esta histórica reunión en La Yaya, lugar que en 1997 fue declarado Monumento Nacional por la Resolución 158 del Consejo Nacional de Monumentos del Ministerio de Cultura.
 

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