
Antonio Guiteras Holmes, político cubano, revolucionario y antiimperialista, líder de la Revolución de 1933, cumple este 22 de noviembre el 118 aniversario de su nacimiento en 1906 en Pensilvania, Estados Unidos.
Muchas personas conocen poco del papel jugado por Guiteras en la historia de Cuba, con cuya muerte a los 28 años, el 8 de mayo de 1935 en combate contra las tropas del entonces jefe del Ejército, Fulgencio Batista. Al decir de Raúl Roa García, “se perdió la figura más empinada, el ánimo mejor templado, la voluntad más indomeñable, el brazo más enérgico y el espíritu más puro del movimiento nacional revolucionario”.
Hijo de padre cubano de ascendencia catalana y madre estadounidense de ascendencia escocesa-irlandesa, nació Antonio en el seno de una familia de posición desahogada. Desde niño creció oyendo las historias de su tío, José Ramón Guiteras, quien diera su vida por la libertad de Cuba durante la primera guerra de independencia, y las de su tío abuelo irlandés, John Walsh, quien fuera uno de los más importantes líderes de la independencia de Irlanda.
Cuando tenía cuatro años sufrió un accidente que le hizo perder varios años el control del lado derecho de su cuerpo, por lo cual se convirtió en zurdo. También perdió la visión del ojo izquierdo, que se le desvió en cierto grado.
Su padre, hombre culto y de pensamiento liberal, supo inculcarle su amor por la Patria y por José Martí. La familia por problemas de enfermedad del padre, se trasladó a Cuba en 1913, radicándose en Matanzas un año y luego en Pinar del Río, donde el joven Antonio cursó sus estudios de bachillerato y participó activamente en las acciones revolucionarias del estudiantado.
Estudió en la Universidad de La Habana, donde venció los exámenes finales de su Doctorado en Farmacia en agosto de 1927 con calificación de sobresaliente, y el 25 de ese mismo mes, cuando contaba sólo con 20 años, recogió su título.
Desde la Universidad se opone a la dictadura del general Gerardo Machado, y en 1927 integra el Directorio Estudiantil Universitario (DEU), lo que marca su primera aparición en el escenario político cubano.
Desde esta época se destacan sus sentimientos antiimperialistas. Conoció y admiró a Mella, a quien apoyó en su huelga de hambre, y participó activamente en el movimiento popular que se desarrolló para liberar al líder estudiantil.
Durante los años 1929 y 1932, su accionar estuvo dirigido principalmente a la obtención de armas para la insurrección que derrocaría a la tiranía de Gerardo Machado (1925-1933). Durante el alzamiento de los nacionalistas, en agosto de 1931, Guiteras lideraba en Santiago de Cuba un grupo de militantes del Directorio Estudiantil del Instituto de Segunda Enseñanza, Escuela de Comercio y Escuela de Maestros, miembros de la Junta Revolucionaria.
El alzamiento fracasó y Guiteras cayó prisionero. Salió de prisión en febrero de 1932 por la amnistía declarada por el gobierno machadista. Al salir de la cárcel consiguió empleo en los laboratorios Linner, que lo responsabilizaron con las provincias orientales, lo cual aprovechó para unir en una sola organización a los revolucionarios de Santiago de Cuba, Holguín, Bayamo y Manzanillo.
Ese mismo año decide romper con los viejos caudillos nacionalistas y fundar la Unión Revolucionaria (UR), que agrupa todas las pequeñas organizaciones que él ya lideraba. Sus conocimientos de la lucha por la independencia en Irlanda, de las guerras de independencia cubanas, y la decepción de los anteriores desempeños bélicos, los llevan a concebir que la única forma de lograr que la insurrección tuviera éxito sería realizarla en el Oriente del país.
Desde la UR, Guiteras lanza el "Manifiesto al pueblo de Cuba”, donde expuso un programa centrado en la unidad de todas las fuerzas antimachadistas. El punto central de este documento fue el llamado a la lucha armada como vía más práctica para derrocar la dictadura. También incrementó en ese año sus contactos con miembros descontentos de las fuerzas armadas.
Unión Revolucionaria planeó un alzamiento antimachadista para el 29 de abril de 1933 y Guiteras fue responsabilizado con la zona de Santiago de Cuba. Durante el alzamiento los revolucionarios asaltaron y tomaron el cuartel de San Luis, y cuando el ejército retomó la población Guiteras se refugió en Holguín, en casa de su amigo Luis Felipe Masferrer.
Estando refugiado allí conoció de la mediación del embajador estadounidense Sumner Welles, la cual condenó y decidió realizar una acción armada para sabotearla. Planeó entonces asaltar el cuartel de Bayamo, plan para el que contaba con 50 fusiles, ocho ametralladoras y algunas armas cortas. Luego de la acción el plan comprendía la retirada hacia la Sierra Maestra, con el objetivo de comenzar la lucha guerrillera y precipitar la caída de Machado.
Guiteras se encontraba en campo abierto con sus hombres, ultimando los detalles del asalto al cuartel de Bayamo, cuando recibió la noticia de la huida de Gerardo Machado. Inmediatamente se trasladó con parte de sus hombres hacia Bayamo, después a Holguín y el 13 de agosto llegó a Santiago de Cuba. En el edificio del Gobierno Provincial de Oriente, pronunció un discurso contra la mediación y la injerencia de Estados Unidos en Cuba y llamó al pueblo a consolidar la revolución.
A finales de agosto realizó una rápida visita a La Habana, donde se entrevistó con Sergio Carbó y otros miembros de la Unión Militar Revolucionaria, quienes le informaron sobre el descontento existente dentro del ejército con el gobierno de Carlos Manuel de Céspedes. Con esta información regresó Guiteras el 30 de agosto a Oriente para preparar un alzamiento revolucionario.
En Oriente se encontraba a la caída del régimen, cuando es nombrado, por el gobierno emergido del Movimiento Militar Revolucionario del 4 de septiembre (La Pentarquía), como gobernador de la provincia de Oriente, en la cual tenía un impresionante prestigio como jefe militar y revolucionario.
En la noche del 4 de septiembre Guiteras fue avisado por dos alistados del golpe militar que se estaba produciendo en todo el país e inmediatamente se dirigió al Cuartel Moncada. Al llegar ya los sublevados controlaban la situación y cursaban órdenes a todas las demás unidades de la provincia de Oriente.
Al disolverse la Pentarquía, por acuerdo de la Junta Revolucionaria de Columbia decidieron, a propuesta de Eduardo Chibás, entregar la presidencia provisional a Ramón Grau San Martín. El nuevo presidente aceptó la propuesta de nombrar a Guiteras en la importante Secretaría de Gobernación y le subordinaron la Secretaría de Guerra y Marina. Desde este cargo tomó medidas en favor del pueblo y que afectaban los intereses estadounidenses.
Entre las medidas progresistas adoptadas por iniciativa de Guiteras están: la creación de la Secretaría de Trabajo; implantar la jornada laboral de 8 horas; establecer el jornal mínimo (de 1.00 peso diario para la ciudad y 0.80 centavos para el campo, que hasta ese momento era de 0.20 centavo por 10 horas o más); depurar los corruptos organismos estatales; repartir tierras y proyectos de colonización; proclamar la autonomía universitaria; realizar la convocatoria para una Asamblea Constituyente; promulgar la rebaja de los precios de los artículos de primera necesidad; reducir el precio de la energía eléctrica y ordenar la intervención de la Compañía Cubana de Electricidad.
De estas medidas profundamente antiimperialistas, el mismo Guiteras expresó: “... tengo la satisfacción de haber llevado a la firma del presidente (Ramón) Grau los decretos que atacaban más duro al imperialismo yanqui...”.
Al pasar la Secretaría de Guerra y Marina a la de Gobernación, Guiteras se convirtió en jefe de Fulgencio Batista, pero los intereses de ambos eran irreconciliables. Mientras Guiteras deseaba utilizar el ejército para profundizar la revolución, Batista quería usarlo para aumentar su poder personal y su influencia sobre el país, lo que los convirtió en enemigos irreconciliables.
Guiteras decretó la reincorporación a los distintos cuerpos militares de los uniformados cesanteados, expulsados o encarcelados por problemas políticos durante la dictadura machadista. También ordenó que se le pagara los haberes dejados de percibir durante el tiempo que permanecieron inactivos. Esta disposición le granjeó a Guiteras cierta popularidad dentro del ejército, particularmente dentro de la Marina, donde ejerció gran influencia.
El 3 de noviembre Batista como jefe del ejército intentó por primera vez derrocar el gobierno, exigiendo la renuncia de Grau para instalar en el poder a Carlos Mendieta. Guiteras intentó entonces ejecutar a Batista con un comando de hombres de su confianza y sustituirlo por militares revolucionarios, pero Batista logró convencer a Grau de su fidelidad al gobierno. Desde ese momento el entonces coronel se pasó a la reacción abiertamente y rodeó de un gran despliegue de armas que hizo imposible cualquier acción ulterior contra él.
El Gobierno de los Cien Días fue derrocado el 15 de enero de 1934. A ello contribuyeron las intrigas de la embajada de Estados Unidos y la traición de un grupo de militares del movimiento del 4 de septiembre, encabezados por el jefe del Ejército, coronel Fulgencio Batista.
Inmediatamente después que se instauró el gobierno Batista-Caffery-Mendieta, Guiteras decidió organizar la insurrección armada. Con un grupo de revolucionarios creó en junio de 1934 la organización Joven Cuba. En su programa Guiteras expuso: "para que la ordenación orgánica de Cuba en Nación alcance estabilidad, precisa que el Estado cubano se estructure conforme a los postulados del Socialismo"
Entre 1934 y 1935 Joven Cuba realizó muchas acciones, compraron armas y se incautaron otras, también se inició la selección del personal para integrar un cuerpo expedicionario y preparaban condiciones para su entrenamiento en México. Su plan táctico secreto contemplaba organizar una expedición procedente de México que desembarcara por Oriente y, simultáneamente, varios cuarteles de esa provincia serían asaltados por militantes de Joven Cuba quienes al apoderarse de las armas pertrecharían al pueblo y marcharían a la Sierra Maestra. Con fondos asegurados luego de un secuestro y rescate, Guiteras comenzó a buscar la forma de sacar del país a los cuadros más importantes de Joven Cuba para regresar luego al frente de una expedición armada. Preparó el yate Amalia y planeó salir por Matanzas.
Producto de una delación, Antonio Guiteras cayó en combate el 8 de mayo de 1935, junto al revolucionario venezolano Carlos Aponte Hernández, en el Morrillo, Matanzas, contra las tropas del entonces coronel Batista, su enemigo desde que desenmascaró sus acciones contra el Gobierno de los Cien Días.