Aniversario del asesinato de Machaco Ameijeiras y sus dos compañeros

Machaco Ameijeiras

A las dos de la madrugada una ráfaga de ametralladora de la policía batistiana rompió la puerta del apartamento de Goicuría y O’Farril en Santos Suárez, iniciando el más prolongado combate urbano para intentar aniquilar al jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio en la capital y sus compañeros.
Era el 7 de noviembre de 1958, hace 67 años, cuando una delación llevó a los sicarios hasta el apartamento donde estaban refugiados Ángel Machaco Ameijeiras junto a su esposa embarazada Norma Porras Reyes, Rogelio Perea Suárez (Rogito) y Pedro Gutiérrez Hernández, cuatro excepcionales luchadores clandestinos.
Dos meses antes del triunfo de la Revolución era tan fuerte la persecución de la dictadura sobre Machaco que ya no tenía seguridad en ninguna de las casas que le servían de refugio y decidió abandonar San Francisco de Paula y refugiarse en Santos Suárez donde ya estaban Rogito y Gutiérrez.
Al despertarse entonces bajo el fuego de una ametralladora policial Machaco disparó su pistola contra quienes pretendían entrar al apartamento, iniciando así un combate que se prolongó más de cuatro horas contra unos 200 policías, soldados, marinos, y esbirros de diferentes cuerpos represivos concentrados alrededor de ese edificio. Había afuera más de 30 autos perseguidoras y ametralladoras pesadas emplazadas en las azoteas de edificios vecinos.
Los cuatro revolucionarios tenían dos ametralladoras, cuatro pistolas, cuatro bombas de TNT y tres granadas, con las que combatieron fieramente hasta el amanecer, cuando heridos y ya sin balas fueron capturados por la policía y al día siguiente asesinados tras prolongadas torturas, sin lograrles arrancar una sola información del movimiento clandestino. En una azotea aledaña fue capturada gravemente herida Norma Porras, la esposa de Machaco, que utilizaba el seudónimo de Gina, a quien le ordenaron intentar escapar por su estado de gestación y fue la única sobreviviente al estar aún en recuperación al triunfar la Revolución dos meses después.
Por sus méritos y valor a toda prueba, el comandante en jefe Fidel Castro Ruz, al conocer de su heroica muerte, desde la Sierra Maestra emitió la siguiente orden militar: “Se asciende al grado de comandante, al capitán de milicias Ángel Ameijeiras, que cayó combatiendo heroicamente frente a los esbirros de la dictadura. En homenaje a su ejemplar conducta de revolucionario, a su incansable espíritu de lucha, su valor sin límites y el heroísmo con que se batió con las fuerzas mercenarias del tirano, sin importarle el número de enemigos, prefiriendo morir antes que deponer las armas, el Ejército Rebelde le concede el grado de comandante, que es el más alto de nuestra jerarquía militar.”
Al morir Machaco tenía 33 años y había rechazado la propuesta de su hermano Efigenio Ameijeiras quien después del fracaso de la Huelga del 9 de Abril, le mandó un mensaje pidiéndole que fuera para la Sierra. “Le hacía saber que aquí se libraría la batalla final en condiciones favorables para nuestras armas. Me contestó que la ciudad también era un importante frente de lucha, que ya habían caído muchos compañeros y que para ellos no había Sierra ni exilio, que lucharían hasta el final porque ese era su deber igual que lo habían hecho los que habían caído.”
Otra importante faceta del quehacer revolucionario de Machaco lo constituye su labor vinculada a la propaganda, en especial en la edición y distribución por todo el país de “La historia me absolverá”, el conocido alegato de Fidel Castro en el juicio a los asaltantes del Cuartel Moncada, devenido programa de la Revolución. La heroína de aquella gesta, Haydee Santamaría, relata cuando con un auto alquilado y sin dinero para gasolina llegaron juntos hasta el Oriente cubano con el preciado documento, que pudieron leer luego miles de jóvenes.
El 16 de julio de 1957 inició Machaco una huelga de hambre en el Castillo del Príncipe hasta el 31 del mismo mes, junto a su hermano Gustavo Ameijeiras, Sergio González López (el Curita), Ricardo Martínez, Pedro Gutiérrez y Rogelio Perea (Rogito). Este último destaca en una carta a sus compañeros de lucha que “Hay dos hermanos: Gustavo, treinta y pico años y Ángel (Machaco) 30 años (apellidos Ameijeiras) que son como si fueran ustedes en todo. Un hermano de ellos murió en el Moncada y el otro es capitán en la Sierra.”
Al ser liberado en febrero de 1958 se reincorporó de lleno a los preparativos de la Huelga del 9 de Abril, donde asumió múltiples tareas. Tras del fracaso de la huelga y la muerte de Sergio González López el (Curita), Machaco asumió el cargo de jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio en la capital. Organizó y participó en los atentados a la emisora CNC, la voladura de tuberías del acueducto y ejecutó numerosas acciones encaminadas a entorpecer la farsa electoral que pretendió dar un viso democrático al régimen opresor.
La historia gloriosa de los Hermanos Ameijeiras rinde un homenaje permanente a la protección de la salud y la vida del pueblo cubano en el hospital que lleva ese nombre, frente al malecón habanero.

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