Aniversario 59 de la muerte del Historiador Emilio Roig de Leuchsenring

Roig
Emilio Roig de Leuchsenring fue designado primer Historiador de la Habana en 1935 y desde entonces en su oficina del Palacio de los Capitanes Generales dedicó su vida a proteger y divulgar el patrimonio histórico cubano, hasta su muerte hace 59 años el 8 de agosto de 1964 en su querida capital de Cuba. A la vez que desempeñaba esta importante responsabilidad atendió otras funciones como etnólogo, periodista y patriota cubano, perteneció a prestigiosas instituciones, colaboró con varias revistas y periódicos, escribió más de 200 trabajos periodísticos en folletos y revistas, además de algunos libros y organizó exposiciones, conferencias y cursos para difundir la cultura nacional. Aunque no militó en partido alguno, siempre estuvo en el grupo de vanguardia de la sociedad, comprometido con las causas justas y democráticas. Se unió a la Liga Antiimperialista de Cuba, fundada por Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, y al Grupo Minorista, junto a Rubén Martínez Villena y Juan Marinello, y como escritor revolucionario junto a Alejo Carpentier, compartiendo su amor por La Habana. Cursó sus primeros estudios en el antiguo Colegio de Belén de la capital. En 1905, aun siendo un joven estudiante publicó su primer artículo, «Impresiones de viaje», en el periódico Diario de la Marina, y se mantuvo siempre activo en el periodismo donde cultivó diversos géneros, especialmente el artículo costumbrista, la crítica política y literaria, investigaciones históricas y artículos de actualidad. Se graduó de Bachiller en Letras y en Artes en el Instituto de la Habana (1908). En 1912, su trabajo «¿Se puede vivir en La Habana sin un centavo?» ganó el primer premio en el concurso de artículos humorísticos convocado por la revista El Fígaro. Colaboró en la Revista Jurídica (1912-1913). Desde 1913 fue redactor y jefe de redacción de la revista Gráfico. Fue director de la Revista de Derecho (1913-1917), jefe de despacho del Primer Congreso Jurídico Nacional (1916) y redactor de la revista Social (1916-1920). En 1917 se graduó en la Universidad de La Habana de Doctor en Derecho Civil y Notarial. Apoyó públicamente a los protestantes de la Protesta de los Trece en la Academia de Ciencias y se integró a la Falange de Acción Cubana. Su bufete era el punto de reunión del Grupo Minorista. En 1924, Jorge Mañach lo consideraba el jefe de los minoristas y fue el cronista de este movimiento regenerador. Entre 1927 y 1935 fue comisionado intermunicipal de La Habana, salvo durante el período de 1931 a 1933, en que la dictadura de Gerardo Machado ocupó el municipio. En 1939 ―al final de la Guerra Civil Española (1936-1939) ― fue miembro de la Liga Antifascista a Favor de la República Española. El 1 de julio de 1935 se le designó Historiador de la Ciudad de La Habana, cargo que mantuvo durante 29 años hasta su muerte en 1964. Al año siguiente, en 1936, a iniciativa suya, se creó la Oficina del Historiador de la Ciudad, de cuya organización se hizo cargo. Se ocupó de las ediciones de los Cuadernos de historia habanera, las Actas capitulares del Ayuntamiento de La Habana y la Colección histórica cubana y americana. Emilito, como le llamaban, fue esencialmente antimperialista y la mayor parte de su extensa bibliografía da cuenta de su voluntad de estudiar las diversas vías y los afanes de los Estados Unidos por adueñarse de la Isla. Emilio Roig demostró una absoluta identificación con la triunfante Revolución Cubana desde 1959, resultado de una vida consagrada a luchar por los principales valores de nuestra historia e identidad como nación. En su honor se instituyó el Día del Historiador Cubano, que conmemoramos cada primero de julio. Al Dr. Roig lo sucedió en el cargo, el también inolvidable Dr. Eusebio Leal Spengler, quien siempre evocó a Emilito como su predecesor y reconoció que, sin su legado, “es imposible hacer, por lo menos para mí, absolutamente nada. (…) Tengo una gran deuda de gratitud impagable para su memoria. Sin Emilio Roig no existiría Eusebio Leal. (…) La obra de Roig está ahí, prevalecerá. Hemos contribuido con un grano de arena a levantar el pedestal de su monumento”.
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