Ana Betancourt, pionera en luchar por la emancipación de las cubanas

Ana Betancourt

Ana María de la Soledad Betancourt Agramonte, destacada patriota independentista cubana, fue la pionera en proclamar la redención de la mujer cubana en la Asamblea Constituyente de Guáimaro en 1869, murió el 7 de febrero de 1901 y sus restos reposan en Guáimaro donde tanto brilló.
Considerada la pionera de las luchas de las mujeres cubanas por su emancipación, Ana Betancourt nació en Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, el 14 de enero de 1833 y fue esposa del Coronel del Ejército Libertador Ignacio Mora Pera, con quien se casó el 17 de agosto de 1854.
Después del alzamiento de los camagüeyanos el 4 de noviembre de 1868, su casa se convirtió en un foco de revolución donde se depositaban armas y pertrechos que luego eran enviados a la manigua, y se hospedaban los emisarios que se dirigían a Camagüey desde Bayamo, Las Tunas y Manzanillo.
Escribía las proclamas que se distribuían al pueblo y a las tropas. Un mes más tarde, la persecución de los españoles la obligó a abandonar su casa para unir su suerte a la de su esposo en la manigua luchando por la libertad de Cuba.
En la Asamblea de Guáimaro, efectuada del 10 al 12 de abril de 1869, subió al podio y en un discurso lleno de patriotismo proclamó la redención de la mujer cubana.
El 9 de julio de 1871, estando junto con su esposo en Rosalía del Chorrillo, fueron sorprendidos por una guerrilla española y gracias a una estratagema logró que su esposo salvara la vida, pero ella cayó prisionera pues una crisis de artritis en las piernas le impidió huir.
La mantuvieron tres meses bajo una ceiba, a la intemperie, en la sabana de Jobabo, como cebo para atraer al coronel Mora. En esas condiciones tuvo que soportar hasta un simulacro de fusilamiento. El 9 de octubre de 1871, habiendo enfermado de tifus, logró escapar de sus captores y llegar a La Habana, desde donde salió hacia México y poco después se radicó en Nueva York.
En 1872 visitó al presidente de Estados Unidos, Ulises Grant, para que intercediera ante España en favor del indulto de los estudiantes de medicina presos por los sucesos de noviembre de 1871. Ese mismo año pasó a residir en Kingston, Jamaica, donde en noviembre de 1875 recibió la noticia del fusilamiento de su esposo.
En 1882 regresó a Nueva York y en 1889 marchó a España. Ana Betancourt murió en Madrid, el 7 de febrero de 1901. Sus restos fueron trasladados a La Habana y luego a Guáimaro, donde reposan actualmente y reciben el homenaje del pueblo por el cual luchó toda su vida.

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