
Estos días se cumplen 196 años del natalicio del Padre de la Agricultura Científica de Cuba, el destacado científico Álvaro Reynoso Valdés, cuya obra cumbre “Ensayo sobre el cultivo de la caña de azúcar”, se hizo célebre mundialmente y fue publicada en diversos idiomas.
Destacado químico y agrónomo, Doctor en Ciencias, miembro de la Real Academia de Ciencias de Madrid, de la Sociedad Económica de Amigos del País, de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y del Círculo de Hacendados de la Isla de Cuba, Álvaro Reynoso nació el 4 de noviembre de 1829 en Alquizar.
Reynoso se doctoró en Ciencias en la Universidad de París (1856) luego de los estudios químicos iniciados en 1848 y del aprendizaje en el laboratorio de bioquímica con prestigiosos profesores e investigadores de ese alto centro docente, junto a sus valiosas incursiones en química fisiológica.
De sus investigaciones en España, donde fue nombrado profesor de la Universidad Central de Madrid, le vino el interés por la cría artificial de peces en aguas dulces, y los estudios sobre la existencia de sangre en la orina de personas sometidas a la inhalación de medicamentos anestésicos le valieron ganar en 1854 el premio en Medicina y Cirugía de la Academia de Ciencias de París.
De regreso en Cuba tras 11 años de ausencia, fue nombrado director del Instituto de Investigaciones Químicas de La Habana, hecho que marcó el inicio de la etapa más fecunda en sus descubrimientos en el campo de la agricultura, en particular los estudios relacionados con la caña de azúcar.
Debido a los muy escasos recursos estatales, dispuso el sacrificio total de su fortuna personal para la investigación de un sistema integral de medidas agrotécnicas que garantizaran el cultivo intensivo de la caña de azúcar, basados en investigaciones sobre las condiciones físicas y químicas de los suelos, la selección de nuevas variedades y el empleo de fertilizantes.
Con este sistema pretendía reducir las áreas de cultivo de la caña, para propiciar la diversificación agrícola y la eliminación gradual de la esclavitud.
Poseía una de las más valiosas bibliotecas de ciencias del país y la donó a la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, de la cual era Socio de Mérito.
Hundido en la mayor pobreza y abandono, Reynoso falleció en La Habana el 11 de agosto de 1888, a los 59 años, pero sus aportes en disímiles campos del saber lo ubican entre las glorias de la ciencia cubana de todos los tiempos.