
Hace 65 años, el 1 de diciembre de 1958, la columna invasora del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) y las fuerzas del Directorio Revolucionario 13 de Marzo (DR) firmaron en El Escambray, antigua provincia de Las Villas, el Pacto de El Pedrero donde llamaron a la unidad en la lucha de todas las fuerzas revolucionarias.
El histórico documento fue firmado por el comandante Ernesto Che Guevara, en nombre del M-26-7, y por el comandante Faure Chomón, por el DR. Fue hecho público y extensivo al resto de las organizaciones revolucionarias que desearan firmarlo para terminar con la división existente de todos los grupos enfrentados en Las Villas a la dictadura batistiana.
Ese día, después de algunas reuniones en las que participaron Ernesto Che Guevara y Ramiro Valdés por el Movimiento 26 de julio, y Faure Chomón, Rolando Cubela (traidor después) y Humberto Castelló, por el DR, fue firmado el documento fruto de la ingente labor desplegada por Che en función de la unidad desde su arribo a la Sierra del Escambray.
Con este acuerdo, además de constituir un importante paso para el curso futuro de la Revolución Cubana, se propinaba un fuerte golpe a los planes divisionistas o sectarios de algunos elementos negados a la unidad de acción de las fuerzas alzadas que operaban en Las Villas.
De esa manera el Che cumplía las orientaciones dadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro el 12 de noviembre de 1958, cuando al referirse a las tropas rebeldes destacadas en esa provincia señaló: “Las columnas 2 y 8 del Ejército Rebelde situadas en Las Villas, recabando el apoyo de las demás fuerzas revolucionarias que allí combaten, deben a su vez interceptar las carreteras y vías férreas, para impedir el cruce de tropas enemigas hacia Oriente y evitar que puedan retirarse las que permanezcan junto a la tiranía y queden combatiendo en este extremo de la isla, donde virtualmente están siendo arrollados ya por nuestras fuerzas”. La derrota a la estrategia divisionista en El Pedrero significó el inicio de un plan estratégico cuyo objetivo se concretó con la toma de Santa Clara.
En su texto el Pacto de El Pedrero precisaba: “El proceso de descomposición del gobierno dictatorial de Fulgencio Batista ha entrado en su etapa definitiva. Todos los esfuerzos de la dictadura estaban encaminados a mantenerse hasta la farsa electoral del 3 de noviembre, esa fecha ha pasado y constituyó una sonora bofetada del pueblo a los candidatos de la dictadura, oficiales o no”.
“Haciendo patente la plena identificación que existe en la lucha contra la tiranía entre el Movimiento 26 de julio y el Directorio revolucionario, ambas organizaciones se dirigen al pueblo de Las Villas, desde la Sierra del Escambray donde sus fuerzas combaten por la libertad de Cuba”, agregaba el texto.
“El propósito del Movimiento 26 de julio y del Directorio Revolucionario era mantener perfecta coordinación en sus acciones militares llegando a combinar operaciones, donde sus fuerzas participan al mismo tiempo, combatiendo de ambas organizaciones, así como utilizar conjuntamente para beneficio de la Revolución, las vías de comunicaciones y abastecimiento que están bajo control de una u otra organización”.
“En cuanto a la política agraria y la administración de justicia, el Movimiento 26 de julio y el Directorio revolucionario, representan los más puros ideales de la insurrección cubana, derramando su sangre sin la cual no se hubiera dado un 26 de julio en el Moncada ni un 13 de marzo en el Palacio presidencial. Estamos conscientes de nuestro deber con la patria y en nombre de los postulados revolucionarios de Frank País y José Antonio Echeverría llamamos a la unión a todos los factores revolucionarios, e invitamos a las organizaciones que poseen fuerzas insurreccionales en el territorio para que se adhieran públicamente a este llamamiento, coordinando su acción en beneficio de la nación cubana”, agregaba.
“Unir es la palabra de orden: juntos estamos dispuestos a vencer o morir”, concluía el Pacto que tuvo una gran importancia práctica en los siguientes combates, y aunque no se recoge en el texto, en esa reunión se reconoció al Che como jefe máximo de todas las fuerzas guerrilleras en Las Villas y se trazó la estrategia para las futuras acciones combativas.
Antes de salir la columna 8 Ciro Redondo de Las Mercedes, Sierra Maestra, entre el 24 y el 30 de agosto el Comandante en Jefe nombró al comandante Ernesto Guevara, “jefe de todas las unidades rebeldes del Movimiento 26 de julio que operan en la provincia de Las Villas, tanto en las zonas rurales como urbanas y le otorgó facultades para recaudar y disponer en gastos de guerra las contribuciones que establecen nuestras disposiciones militares, aplicar el código penal y las Leyes agrarias del Ejército Rebelde en el territorio donde operan sus fuerzas, coordinar operaciones, planes, disposiciones administrativas y de organización militar con otras fuerzas revolucionarias que operan en esa provincia, las que deberán ser invitadas a integrar un solo cuerpo de ejército para vertebrar y unificar el esfuerzo militar de la Revolución, organizar unidades locales de combate, y designar oficiales del Ejército Rebelde hasta el grado de comandante de columna”.
El 16 de octubre de 1958 la columna del Che arribaba al Escambray donde la división creada entre los grupos de alzados en la zona había creado una compleja situación operativa. Desde febrero se había constituido el Segundo Frente del Escambray, organizado por el Directorio revolucionario 13 de marzo, pero algunos miembros de esa organización dirigidos por Eloy Gutiérrez Menoyo habían negociado con el grupo politiquero de Prio Socarrás a espaldas del Directorio y crearon una guerrilla que conservó el nombre de Segundo Frente.
Además de estos dos grupos armados en la zona en la que habría de operar el Che existía un destacamento guerrillero del Movimiento 26 de julio encabezado por el comandante Víctor Bordón, quien se subordinó sin problemas, igual que un pequeño grupo del M-26-7 encabezado por Pompilio Viciedo.
Posterior a la firma del Pacto, se lograron la liberación de Fomento, la toma de Sancti Spíritus, de Placetas, la liberación de Trinidad y se libraron los combates de Guayos, Cabaiguán, Remedios y Caibarién. Y finalmente la batalla de Santa Clara, que dio el golpe mortal a la tiranía.