A 50 años del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba

Primer Congreso PCC

Era una fresca mañana del 17 de diciembre de 1975 y decenas de ómnibus dejaban frente al capitalino Teatro Karl Marx a unos dos mil delegados e invitados de todo el país, emocionados porque en unos minutos serían participantes del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba.
A 50 años de ese acontecimiento histórico, la trascendencia de los debates, resoluciones y discursos pronunciados en el Primer Congreso, desde el propio día 17 hasta el 22 con la clausura en la Plaza, trazaron el rumbo a seguir por la Revolución.
Las bromas a algunos delegados que se ponían por primera vez traje y corbata o elegantes vestidos y dejaban momentáneamente sus habituales ropas de obreros, campesinos, soldados, policías, maestros, médicos, intelectuales, periodistas, científicos o estudiantes, sólo suavizaban la emoción del momento.
Finalmente se levanta el telón y aparece una amplia presidencia con el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, al centro de la mesa, rodeado de los miembros del Buró Político, el Secretariado y numerosos invitados en representación de partidos y movimientos, así como otras personalidades.
El I Congreso se inició con el Informe Central presentado por su Primer Secretario, Fidel Castro Ruz, que empezó por el análisis histórico de la Revolución, su desarrollo económico y social en distintas ramas, el análisis crítico de los errores cometidos, y los cambios previstos en busca del desarrollo futuro.
La educación, la cultura, el deporte, la salud, las investigaciones científicas, la atención a la infancia, la seguridad social, la política laboral y el sistema judicial fueron analizados, junto con la trascendencia de orden político, institucional y jurídico del anteproyecto de Constitución de la República, debatido por más de seis millones de cubanos y que se aprobaría mediante un Referéndum el 15 de febrero del año siguiente.
El Informe se refirió también a las organizaciones de masas y sociales, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Ministerio del Interior, la Unión de Jóvenes Comunistas, así como a la política exterior, basada en la subordinación de las posiciones cubanas a las necesidades internacionales de la lucha por el socialismo y la liberación nacional de los pueblos.
En el Primer Congreso se aprobaron las tesis, los Estatutos y la Plataforma Programática del Partido Comunista de Cuba, así como resoluciones sobre la política de formación, selección, ubicación, promoción y superación de cuadros, las Directivas para el desarrollo económico y social en el quinquenio 1976-1980, y sobre la Constitución y la Ley de tránsito constitucional.
También se aprobaron resoluciones sobre los Órganos del Poder Popular, el cronograma de aplicación de la nueva División Político-administrativa, el Sistema de Dirección de la Economía, sobre política Internacional, los estudios del marxismo-leninismo, los medios de difusión masiva, y las políticas en las esferas educacional, científica, y en la cultura artística y literaria.
Otras Resoluciones fueron sobre la cuestión agraria y las relaciones con el campesinado, el pleno ejercicio de la igualdad de la mujer, la formación de la niñez y la juventud, las apelaciones (a sanciones dentro del Partido) y sobre el entonces próximo XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.
Durante el Congreso y en los discursos de clausura en el teatro y la Plaza, Fidel habló de la ayuda brindada al Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA) y a su pueblo en la lucha contra las tropas de África del Sur, como parte de la política cubana de solidaridad con los gobiernos progresistas, los movimientos revolucionarios de África y con el pueblo hermano de Puerto Rico.
¡Estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola!, dijo Fidel ante todos los delegados puestos de pie en una larga ovación. “No buscamos petróleo, ni buscamos cobre, ni buscamos hierro, ni buscamos nada en absoluto. Simplemente aplicamos una política de principios”, agregó en medio de gritos de aprobación de todos.
En su discurso de clausura en el Teatro, Fidel subrayó que, “como principio revolucionario, compañeros, siempre será mil veces preferible la autocrítica a la autocomplacencia. ¡Y siempre será preferible la autohumillación al autoelogio! Y creemos realmente que los dirigentes revolucionarios tenemos que estarnos constantemente analizando y autocriticándonos, si no en público, en privado. Siempre debemos estar ajustando cuentas con nuestras conciencias. Y nunca, jamás, podemos estar conformes con nosotros mismos, porque el hombre que esté conforme consigo mismo no es revolucionario”.
En un multitudinario acto en la Plaza de la Revolución José Martí se clausuró el Primer Congreso, con un pueblo que aprobó las tesis y las resoluciones acordadas, así como el Comité Central y la ampliación del Buró Político. 
El Primer Congreso demostró en la historia reciente de Cuba la validez del rumbo trazado, que permitió a la Revolución resistir y vencer invasiones, agresiones terroristas y no sucumbir tras 63 años de bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, recrudecido los últimos años durante el primer y segundo mandato del presidente Donald Trump, obsesionado con asfixiar al pueblo cubano e intentar rendirlo por escases de todo. Ese genocidio criminal se acentuó durante la pandemia mundial de la COVID-19 donde maniobraron para impedirnos comprar oxígeno para salvar vidas, pero no impidió que Cuba hiciera sus propias vacunas y la aplicara gratuitamente a toda su población y donara a otros países del mundo.
En medio de la actual situación económica y social que enfrenta Cuba, la más aguda de toda la historia de la Revolución, el pueblo cubano resiste, seguro de que venceremos, una vez más, esta nueva ofensiva imperialista.

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