
A 47 años de la graduación por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz del Primer Contingente del Destacamento Pedagógico "Manuel Ascunce Domenech", el 20 de julio de 1977, se impone un recuento de lo hecho por la Revolución Cubana en educación frente a la realidad heredada en 1959.
En el acto efectuado en esa fecha en el Teatro de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) Fidel recordaba: “¿De dónde partimos? ¿De qué partimos? De un país con un 30 por ciento de analfabetos y un 95 por ciento (de la población total) entre analfabetos y semianalfabetos. Algunos sabían leer un poco, y no tenían necesidad de usar la huella dactilar para firmar; pero tenían un 1er grado, un 2do grado. Un por ciento muy alto de niños —en el campo, sobre todo, y también en las ciudades— carecían de escuelas y maestros.”
Y agregaba Fidel: “No recuerdo exactamente, pero no creo que llegaban a 700 mil los alumnos de las escuelas primarias. Si eso era así, prácticamente la mitad de los niños en esa edad dejaba de asistir a la escuela. Y cosa curiosa: había 10 000 maestros sin trabajo. Y lo difícil sobre todo era conseguir un maestro para enviar al campo, sobre todo para enviar a las montañas. En la capital había muchos maestros sin empleo, pero no era fácil disponer de un maestro en las zonas rurales.”
Con el triunfo de la Revolución desapareció esa categoría de maestro sin empleo, pues inmediatamente después del 1 de enero de 1959 se abrieron miles de aulas y escuelas en todas partes del país. En 1961 se realizó la histórica Campaña Nacional de Alfabetización, realizada fundamentalmente con estudiantes y en un año se logró erradicar casi la totalidad del analfabetismo.
Después vinieron los programas de seguimiento, los planes de educación de adultos; y en el año 1980 la casi totalidad de los trabajadores del país habían aprobado el 6to grado. Esa explosión en la masividad de la educación trajo nuevos desafíos, a los cuales Fidel se refirió también: “La matrícula crecía por año, y en un momento dado teníamos alrededor de dos millones en la enseñanza primaria, de unos 700 000 que había antes del triunfo de la Revolución. Porque en esa cifra no influía solo el crecimiento de la población, no influía solamente el hecho de que de repente aparecieran las escuelas y los maestros por todo el país, sino también el atraso escolar que venía de atrás; muchachos de 14, 15 y 16 años estaban en tercero, cuarto o quinto grados.”
“El número de maestros necesarios para adultos y niños creció extraordinariamente, y la solución pudo solo ser esta: la de los cursos emergentes y los maestros no titulados” y precisaba Fidel que en el curso 1969-1970 alrededor del 70 por ciento de los maestros de enseñanza primaria eran no titulados, lo cual motivó la creación de escuelas de maestros primarios en todas las regiones del país.
“Pero unos problemas, cuando se resuelven, traen otros. Y la solución del problema de la enseñanza primaria nos trajo la necesidad abrumadora de resolver la cuestión de la enseñanza media, porque cuando efectivamente se levantó la promoción, los graduados de 6to grado comenzaron a aumentar como la espuma. ¿Y qué íbamos a hacer con los graduados de 6to grado? El país tenía que enfrentarse a la solución de ese problema. ¿En qué escuela iban a estudiar? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Quiénes les iban a impartir clases? Porque si no teníamos maestros para primaria, menos teníamos profesores para el nivel secundario y preuniversitario. También por aquellos años se graduaban muy pocos de bachiller, y los que ingresaban en las universidades a estudiar pedagogía eran unos poquiticos. ¿Cómo habría de resolverse aquel problema?” preguntaba Fidel al naciente Destacamento Pedagógico.
“Por esos años, agregaba, surgió la concepción de las escuelas de estudio y trabajo, las secundarias básicas en el campo. Eso hacía todavía más difícil el problema, porque hacían falta no solo profesores para secundaria, sino para secundarias en el campo. No íbamos a dejar a esos jóvenes con el 6to grado. Sexto grado era algo en el pasado, y hoy no es nada. Pienso que, en un futuro no lejano, quien tenga solo un 6to grado podrá considerarse una especie de analfabeto relativo. ¿Qué serán seis grados para los conocimientos de una sociedad que avanza dinámicamente, que progresa por día, que cambia, en un mundo que cambia también por día? ¿Qué serán seis grados para enfrentar esas realidades?”, cuestionaba el líder de la Revolución Cubana.
“Porque el socialismo es la primera oportunidad, realmente, de que todo el mundo estudie, y de que todo el mundo estudie sin límites, enfatizaba. No crean que queremos ponerle límites al estudio, no lo crean por el hecho de que hay un límite al ingreso en las universidades, el límite realmente no lo ponemos nosotros, el límite lo pone la cantidad de instalaciones que tenemos y de profesores universitarios con que contamos. Porque esta ola nos fue agarrando en sucesivas etapas: primero fue la ola de la primaria, después la ola de la secundaria, o la explosión —como lo quieran llamar ustedes—, y después vino también la explosión universitaria. Ciento cinco mil estudiantes universitarios teníamos ya este curso; 150 000 vamos a tener para el año 1980; y, sin embargo, esta cifra no da respuesta todavía a todos los jóvenes o trabajadores que aspiran a realizar estudios universitarios.” Entonces ya Fidel imaginaba lo que fue realidad en Cuba en el curso universitario 2019-2020, una matrícula de 257 mil 347 alumnos.
“¿Cómo resolver el problema de los profesores?, preguntaba entonces Fidel. Por los métodos tradicionales habríamos tardado 30 años, ¡treinta por lo menos!, para que un día tuviéramos todos los profesores. Yo diría que hemos avanzado 25 años con el Destacamento Pedagógico”, afirmó.
Y así lo demostró la propia vida. De unos 22 mil en todos los niveles al triunfo de la Revolución, en 1977 esa cifra era de 184 mil y en 2020 el número total de profesores en los diferentes niveles y enseñanzas ya ascendía a 245 mil 61, de ellos 54 mil 59 en la enseñanza superior.
En 1977 decía Fidel al naciente Destacamento Pedagógico: “Yo puedo asegurar que ningún país tiene un grupo así tan numeroso de profesores jóvenes con ese espíritu, con ese entusiasmo que tienen ustedes, y con esa preparación que están adquiriendo ustedes y con la preparación que pueden adquirir ustedes en lo adelante. No solo por los dos años, sino en virtud de ese proceso que debe ser una ley para cada maestro, para cada profesor, que es la superación incesante a lo largo de toda la vida.”
Así también ha ocurrido a lo largo de los 47 años transcurridos desde entonces y lo corroboran los datos siguientes: De un total de 88 105 profesores de enseñanza primaria en 2021 un total de 64 354 eran graduados universitarios y el 100 por ciento estaban certificados para ejercer en ese nivel.
Igual ocurría ya ese año con los 72 979 profesores de enseñanza media, de los cuales un 85,2 por ciento (62 196) son graduados universitarios, proporción que ascendía en la enseñanza preuniversitaria al 93,3 por ciento y en la educación de adultos al 96,1 por ciento.
Este impresionante crecimiento en el profesorado se corresponde a lo que Fidel definía como una verdadera explosión de la matrícula en las distintas enseñanzas previos a la universidad, que en 2021 ascendía en total a un millón 718 mil 266. En particular, según el Anuario Estadístico de Cuba 2020, se destaca en el desglose por niveles y centros de educación especial y otros, que los niños en preescolar ascendían a 96 850; en primaria a 722 983 y de ellos 152 688 en escuelas rurales que cubren todo el territorio nacional por aislados que estén, y que la matrícula en nivel medio fue de 650 671 alumnos.
Cabe subrayar también la continuidad en la formación del personal pedagógico que este 2021 ascendía a 31 822 para cubrir la creciente demanda de profesores.
Otro dato que marca la diferencia abismal de la obra de la Revolución con la situación heredada en 1959 es la de la cantidad de mujeres matriculadas en los distintos niveles de enseñanza que, en el curso 2019-2020, ascendía a un millón 20 mil 237 féminas, de las cuales 164 608 en el nivel superior.
Las cifras expuestas confirman que en Cuba la educación es un derecho de todas las personas, y constituye una responsabilidad del Estado, que garantiza servicios de educación gratuitos, asequibles y de calidad para la formación integral, desde la primera infancia hasta la enseñanza universitaria de pre y postgrado.
El Sistema Nacional de Educación en Cuba está concebido como un conjunto articulado de niveles educativos y tipos de enseñanza concatenados estrechamente entre sí. Comprende el Preescolar (para niños de 5 años), la Primaria (niños de 6-11 años), Secundaria Básica (de 12 a14 años) y el Preuniversitario (de 15 a 17 años).
Cuba ocupaba en 2020 el lugar 28 entre todos los países que han logrado o están a punto de lograr la educación para todos en su conjunto, estadística donde los primeros cinco puestos son ocupados por Reino Unido, Japón, Noruega, Suiza y Finlandia, mientras España se ubica en el lugar 15.
Los dos años de receso presencial por la pandemia de Covid-19 permitieron identificar en Cuba fortalezas que se continuaran potenciando, entre ellas el trabajo en red, la identificación de los centros de recursos, la preparación de los docentes y el trabajo con la familia y la comunidad, para mantener el nivel alcanzado en educación y seguir alcanzando nuevos éxitos.