
El Mayor General Donato Mármol Tamayo nació un 14 de febrero de 1843, hace 180 años, en una familia de hacendados, y a los 25 años fue de los primeros en incorporarse a la guerra por la independencia de Cuba el 10 de octubre de 1858 junto a Carlos Manuel de Céspedes.
La vida de Mármol fue tan efímera como brillante, pues murió a los 27 años de una congestión cerebral, consecuencia de una viruela mal tratada en la manigua por la falta crónica de medicamentos de las tropas cubanas.
El niño Donato estudió en Bayamo los primeros grados y después ingresó en el Seminario Conciliar San Basilio del Magno, de Santiago de Cuba, donde se distinguió por su aplicación e inteligencia. En 1860 viajó a España, luego a Francia y al año siguiente a República Dominicana, donde historiadores presumen participó en la lucha de ese pueblo contra la dominación española. Este periplo lo puso en contacto con diferentes culturas y amplió sus conocimientos y criterios sobre los problemas políticos y sociales en debate.
En 1862 falleció su padre, en su hacienda “El Cristo”, en las cercanías de Santiago de Cuba. De este modo perdía un valioso puntal en su formación revolucionaria, ya que el capitán venezolano Raymundo Mármol y Valdés profesaba ideas independentistas.
Desde 1864, cuatro años antes del inicio de la guerra, el joven hacendado andaba en contactos conspirativos con el bayamés Francisco Vicente Aguilera. Para desarrollar sus actividades subversivas se valieron de la membresía masónica, por lo que Aguilera gestionó la fundación de la logia Estrella Tropical Número 19 y el 26 de julio de 1866, quedaba fundada dicha fraternidad masónica, donde Mármol adoptó el nombre simbólico de Siboney, el mismo que puso posteriormente a la primera de sus tres hijas.
En septiembre de 1968 líderes de diferentes regiones decidieron celebrar un intercambio de criterios en la finca El Potrero, de José Antonio Milanés –suegro de Mármol y colindante con la de Mármol. Asistieron Carlos Manuel de Céspedes, Aguilera, Pancho Maceo, Manuel de Jesús Calvar, Jaime Santiesteban, Salvador Cisneros, Carlos Loret de Mola, Julio Grave de Peralta y Donato Mármol. El debate fue largo y acalorado pues algunos planteaban que no podían reunir los recursos necesarios, pero Céspedes con enérgica elocuencia razonaba que el pueblo estaba preparado para la insurrección y la esperaba con ansias. Aunque ninguno dudaba de la veracidad de sus datos, solamente recibió el apoyo de Mármol.
En efecto, Mármol estuvo entre los primeros pequeños terratenientes que reunieron importantes contingentes de hombres para secundar el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes en el ingenio La Demajagua el 10 de octubre de 1868.
Tres días después, en unión de Calixto García y un centenar de hombres, de los cuales sólo 25 iban armados con malas escopetas y machetes, Mármol tomó la villa de Jiguaní e hizo prisionero al teniente gobernador español Francisco Muguruza Lersundi, sobrino del capitán general de la Isla.
Gracias a esta acción pudo armar a sus fuerzas y apoderarse horas después de Santa Rita, Baire y Ventas de Casanova.
Céspedes le extendió el grado de general, al igual que a otros jefes de los grupos alzados, al tiempo que designaba al brigadier Máximo Gómez, dominicano, como jefe del Estado Mayor de esas fuerzas. El 25 de octubre Gómez comenzó el combate de Ventas del Pino, auxiliado por Donato Mármol y los comandantes Benjamín Ramírez Rondón y Rafael Milanés Céspedes.
En los primeros meses de la guerra los insurrectos dominaron toda la región del Cauto y garantizaron la permanencia del gobierno de Céspedes en Bayamo. Pero a principios de enero 1868 desde Las Tunas avanzó la división colonialista del general Blas Villate, Conde de Valmaseda, integrada por unos tres mil hombres y tres piezas de artillería, para reconquistar la ciudad.
Como general, Donato recibió la orden de enfrentar el poderoso enemigo cuando contaba con varios millares de hombres, pero sólo unos 500 tenían armas de fuego y el resto sólo machetes. El bravo mambí aceptó el reto.
El 7 de enero comenzaron los combates en el paso del Saladillo. La superioridad técnica y militar del adversario se impuso, teniendo los patriotas que replegarse a Cauto del Paso. En los días siguientes continuaron las acciones logrando Valmaseda cruzar el río Cauto por Cauto Embarcadero.
Cuando se conoció la imposibilidad de detener la división enemiga, los bayameses decidieron en asamblea pública, incendiar su ciudad, antes que entregarla a los colonialistas. Mármol personalmente le prendió fuego a la casa de su familia.
Al reestructurarse el Ejército Libertador, después de la Asamblea de Guáimaro el 10 de abril de 1869, quedó como jefe de la Primera Brigada, Segunda División de Oriente. Mármol mantuvo discrepancias con Céspedes sobre la dirección de la guerra, pero finalmente cedió ante el deber supremo de mantener la unidad.
En Julio de ese año se le confirmó el grado de Mayor General y la jefatura del distrito Cuba, que abarcaba las regiones de Santiago de Cuba, Guantánamo y Jiguaní. Fue el organizador de la División Cuba, posteriormente mandada por los mayores generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, ambos subordinados a él en aquel momento.
El 29 de enero de 1869 en el caserío de Tacajó, Holguín, Céspedes, Aguilera, Luis Marcano y Perucho Figueredo, entre otros, exigieron a Mármol la deposición de sus prerrogativas de facto asumidas por discrepancias con Céspedes sobre la conducción de la guerra.
Patrióticamente Mármol y sus seguidores entendieron el daño que provocaban las divisiones a la lucha revolucionaria y aceptaron la jefatura indiscutida de Céspedes. De esa reunión surgió la Junta Central Revolucionaria, un programa de gobierno republicano y declarar libres a todos los habitantes de la Isla.
El 7 de agosto de 1869 Mármol derrotó a una columna española en Mayarí Arriba. En 1870 planificó la invasión a Guantánamo, la cual no pudo realizar por su prematura muerte. En junio de 1870, aparentemente creadas las condiciones para la invasión que planeaba a la región de Guantánamo, el general Mármol contrajo viruela, enfermedad muy común en esa época. Algún tiempo después, sintiéndose un poco mejor, ordenó la concentración de sus tropas para dicha operación bélica.
Sin embargo, la falta crónica de medicamentos que sufrían las tropas cubanas, la constante exposición a las inclemencias del clima y la costumbre de beber aguas contaminadas, empeoraron su delicada situación de salud. En poco tiempo la fiebre aumentó y el general perdía el conocimiento a cada rato.
Donato Mármol falleció el 20 de noviembre de 1870, en la finca San Felipe, en Palma Soriano, con tan solo 27 años. Su tumba nunca ha sido encontrada.